Rosana G. Alonso
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Cortometrajes en DocumentaMadrid 2015. Un breve recorrido por las mejores películas en formato corto que hemos visto en la edición XII de DocumentaMadrid 2015

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Cortometrajes en DocumentaMadrid 2015 | Fotograma de El enemigo | StyleFeelFree

Antes de comenzar a valorar los cortometrajes que hemos visto en esta edición XII del DocumentaMadrid 2015 pienso que es importante aclarar que el cortometraje, desde un buen planteamiento, es una oportunidad de destacar más en originalidad y capacidad de gestión creativa que el largometraje. Por esto mismo, exige más que el largo. Y tal vez por tal razón, es más fácil decepcionarse con los resultados ya que en los formatos largos a veces sólo la temática y los personajes dan como resultado un gran documental como hemos podido comprobar en esta edición del DocumentaMadrid en el caso de Cartel Land, por ejemplo.

Los cortos, generalmente con poco presupuesto, tienen que ingeniárselas para sacar adelante una idea que encaje en un espacio de tiempo reducido. Por eso mismo, tienen que enganchar al espectador desde el minuto cero tirando más de creatividad que tratando de mostrar relatos inabarcables, aburriendo con la fácil ecuación del cuestionario excluyente que eligieron algunos de los realizadores o la apatía del corta y pega. Uno de los cortometrajes que encajó en la ecuación bien resuelta fue precisamente El enemigo que fue también el elegido por el jurado compuesto por Manuel Abramovich (Argentina), Massimiliano Nardulli (Italia) y Silvia Venegas (España) para concederle el primer premio. Una película de corta duración pero divertida, bien planteada y satisfecha con la agilidad que precisa un cortometraje. En ella el brasileño Aldemar Matias se centró en la figura de los fumigadores estatales en la Habana que tratan de acabar con el mosquito del dengue. Esta historia sencilla se plantea también como una oportunidad para reflexionar sobre lo público y lo privado, el poder, lo cotidiano. Igualmente, para replantearnos quién es realmente el enemigo.

Claro que lo de las jerarquías no dejan de ser complicadas de lidiar. Me pasó con los largos. Tampoco hubiese tenido claro quien merecía el primer y el segundo premio. No había comparación posible, cada una excelente en su temática e intención. Así destacaría también, sin jerarquías, otros cortos que me parecen dignos de mención. Como el también premiado 10 de Marta Jurkiewicz (2º premio del jurado), original en la temática y el desarrollo; The conversation de Anastasia Novikova (premio especial del jurado), una historia sencilla muy cuidada; y Symbolic Threats de Mischa Leinkauf, Lutz Henke y Matthias Wermke (premio del público), una historia que sólo podía encajar en un formato corto, bien planteada y entretenida. En cambio Starting Point de Michal Szczesniak (mención especial del jurado) me resulta excesiva para un cortometraje. La historia es demasiado magnánima a decir verdad. Y en esta magnificencia el corto le queda como una caja de cerillas para guardar unos zapatos, por lo que al final el relato se pierde. Se pierde no en detalles, hay detalles bien logrados pero en el conjunto, se desparrama porque le faltan minutos que hubiesen dado la posibilidad de un largo excelente.

Sin embargo hay otros cortos que también destacaría aunque no hayan recibido mención alguna. Tal es el caso de la esencial Hotel 22 de Elizabeth Lo que se mete en un autobús que deja de ser tal para convertirse en un hotel para los mendigos que no tienen a donde ir en Palo Alto (California) o la también excelente Giovanni and the water ballet de Astrid Bussinkuna, una historia divertida e ideal para contar en un corto que narra el relato de un niño que aspira a convertirse en el primero que compita en los campeonatos de natación sincronizada rodeado de niñas. Un alegato a favor de la igualdad, así como un excelente retrato de la infancia y sus relaciones en la época actual.