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La muestra ‘Kurt Schwitters. Vanguardia y Publicidad’ que se celebra en el Museo Fundación Juan March de Palma, activa el ya prolífico debate sobre la estética del collage en la actualidad

La proliferación del collage y el diseño gráfico junto con la tipografía, en la era digital, es apabullante. No hay más que darse un paseo por algunas redes sociales para ver la cantidad de recursos disponibles a la vista de cualquier ojeador interesado. Posiblemente por esto, la exposición Kurt Schwitters. Vanguardia y Publicidad que se inaugura este próximo 16 de julio en el Museo Fundación Juan March en Palma, nos resulte tan atractiva. Es fascinante remontarse a los precursores o iniciadores de estas disciplinas artísticas para ver en qué punto estamos actualmente y como seguimos reinterpretando y adaptando el arte —también en su versión más utilitaria y comercial— a los nuevos tiempos. Si el arte o la creación, desde todas sus aristas, y aplicado al consumo, sigue desatando los debates y batallas dialécticas que provoca, imagínense lo que suscitaría hace más de un siglo. Pero supongo que Kurt Schwitters poseía, como mínimo, una forma de pensar cínica, no tan ortodoxa. Lo prueban sus obras. Se adelantó a su tiempo buscando la oportunidad y el provecho sin dejar de ser artístico. Los años le dieron la razón. Llegó el consumo por el consumo y el arte aplicado a él resultó fundamental para enganchar al consumidor.
Sin embargo, es preciso señalar que Schwitters no sólo realizó trabajos como publicista y diseñador gráfico, sino que cultivó otros más experimentales o puramente artísticos, si se puede definir el collage como un objeto puramente artístico. La exposición que se podrá ver en la Fundación Juan March presenta precisamente ambos aspectos de su trabajo, el del artista y el del diseñador, aunándolos para ahondar en sus raíces comunes. Se muestran algunos de sus célebre collages de las décadas de los veinte a los cuarenta así como su labor en el campo del diseño gráfico y la tipografía. Un conjunto variado de libros, carteles, folletos publicitarios, revistas, anuncios para prensa, papel timbrado o modelos para impresos bancarios, comerciales o postales que reivindican su aspecto más vanguardista. De hecho, la expresión Merz —surgida a raíz de toparse con un impreso bancario roto por la mitad en el que se podía leer la palabra Kommerz, comercio, dividida por la mitad— que acuñó el propio artista para referirse a todos sus proyectos y a la agencia de publicidad que creó, nos habla ya de un análisis incisivo, lógico y estético que aplicó a todo su trabajo creativo, adelantándose al movimiento pop posterior en los años cincuenta.