María Magdalena Campos-Pons. Identidad migrante 

De origen cubano, la artista María Magdalena Campos-Pons revisa, en el Museo Brooklyn, una trayectoria artística ligada a distintas comunidades y su propia experiencia personal que rememora un pasado de esclavos yoruba

En 1991 María Magdalena Campos-Pons (Matanza, Cuba. 1957) emigró a Estados Unidos ante el endurecimiento del clima político en su país. La artista que no podría regresar a Cuba por mucho tiempo encontraría en la santería heredada de sus raíces yoruba una forma de conectar con su familia. Estos motivos la llevan a hacer de la migración, la diáspora, y la memoria temas centrales en sus investigaciones. A su vez, también buscaría inspiración en el feminismo, el fotoconceptualismo y el simbolismo para tratar estas cuestiones. Atendiendo a estas pautas, casi cuatro décadas de práctica artística multimedia de Campos-Pons son expuestas en Behold, una antológica que inaugura el otoño expositivo del Museo Brooklyn y que posteriormente iniciará una gira por otras ciudades estadounidenses. Esta amplia retrospectiva reúne más de cuarenta obras entre nuevos trabajos y algunas de sus piezas más importantes.

Desde una perspectiva multidisciplinar María Magdalena Campos-Pons crea obras táctiles en una gran variedad de formatos. Estos comprenden herramientas de expresión como la fotografía, la instalación inmersiva, el video, la pintura y la performance. Su práctica está basada en la performance y el trabajo con comunidades. En ambas acciones la creadora cubana interactúa apoyando a números colectivos, sus historias y experiencias. Sean relatos procedentes de Cuba, Boston, o Nashville, su actual residencia, en los que explora distintos temas. Así, el trabajo, la maternidad o la esclavitud, el poder y la fragilidad de la naturaleza son recurrentes en su producción. Incluso, su propia experiencia personal le sirve de punto de partida. El conjunto de obras que se presentan, como señala Carmen Hermo, comisaria de este recorrido “atraerá a los espectadores que busquen narrativas decoloniales e inspiración de una artista que afirma que la empatía y la emoción son herramientas fundamentales”.

Las mujeres en la obra de María Magdalena Campos-Pons

Los inicios de María Magdalena Campos-Pons en el arte enlazan con el surgimiento del lenguaje feminista de la interseccionalidad. Este concepto, introducido por primera vez por académicas y pensadoras feministas negras a finales de la década de 1980, tendría gran importancia en la construcción de su marco teórico. Además, sería determinante a la hora de poner en primer plano la inseparabilidad de la raza, el género y la sexualidad en sus representaciones. De esta forma, en Spoken Softly with Mama (1998), una de sus piezas más conocida, homenajea a las mujeres de su familia que ejercen labores domésticas. Esta videoinstalación inmersiva, co-creada con Neil Leonard, honra sus vidas y su potencial creativo. Igualmente, en Umbilical Cord (1991), instalación fotográfica de vientres pintados con pisadas y brazos extendidos, creada cuando Campos-Pons salió de su país de origen, cuenta con la colaboración de su madre y hermanas.

Entre sus últimas series, en Rise of the Butterflies (2021) también presta especial atención al género femenino. En este caso, el conjunto de piezas creadas en su estudio durante la pandemia del COVID-19 tienen en cuenta el hecho de que las manchas oculares de las alas de las mariposas sirven para protegerse de los depredadores. Este logro de la naturaleza le sirve a la artista para recordar a Breonna Taylor, quien fue asesinada en 2020 en su casa por agentes de la policía de Louisville. A través de pinturas que combinan acuarela, fotografía y móviles de vidrio soplado, Campos-Pons protege a las mujeres negras en medio de grandes y exuberantes flores, ojos de mariposa que todo lo ven y ojos abstraídos. A través de estos recursos, permite al visitante ver y honrar la urgencia y el poder de la contemplación.

El legado de la esclavitud

En referencia al título que acompaña esta exposición, Behold, constata la importancia que para María Magdalena Campos-Pons tiene contemplar su entorno. Lo hace sin una intención voyeurista, sino posando cuidadosamente el foco en las desigualdades para analizarlas. De este modo, revisa el legado de la esclavitud y la explotación actual de las personas afrodescendientes, poniendo especial énfasis en las mujeres y los migrantes. Lo vemos en su serie Somo Qui (2006) que por primera vez se expondrá en Estados Unidos. En este corpus de trabajo, realizado durante una estancia en Italia, explora la inserción de las comunidades negras en el país, que se remonta al siglo XV. Al mismo tiempo, en obras como De las dos Aguas (2007) la artista utiliza el autorretrato para evocar a las poderosas deidades yoruba, Yemayá y Oshun, como divinas protectoras de los migrantes.

Estos relatos sobre los que teje sus obras, una vez más, envuelven su memoria familiar. Así ocurre cuando alude a la esclavitud forzada de sus antepasados yoruba en África Occidental en la industria azucarera del siglo XIX en Cuba. De igual forma, Campos-Pons observa el trabajo de sus ancestros chinos como sirvientes en las fábricas de azúcar cercanas. Si bien en Baño Sagrado (1991), otra de sus creaciones más personales, habla poéticamente de la distancia que la separa de su familia. En este video, creado nuevamente en colaboración con Neil Leonard, reconecta con Cuba a través de la santería y las tradiciones orales. En esta ocasión, la artista rescata la santería introducida en la isla caribeña desde África, por los yoruba, que llegaron aquí para ser esclavizados, como una forma de sanación.
 

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