Rosana G. Alonso
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Virtuosa e impecable, a la nueva película de Kore-eda, ‘Monster’, estrenada en la Competición Oficial de Cannes, no le falta ambición pero carece de la vivacidad que tiene lo nuevo

Monster | Película | StyleFeelFree. SFF magazine
Imagen de la película Monster | StyleFeelFree. SFF magazine

Muy prolífico, Kore-eda vuelve a presentar película en Cannes tras Broker, una cinta en la que se acercaba a Bong Joon-ho en su entusiasmo por teñir el drama de comedia. Ahora, con Monster, vuelve la mirada a su etapa más dramática que abandonó con El tercer asesinato, la que podría verse como su metraje más anómalo. En él exploró la narrativa con excelentes resultados. A pesar de que su cine tiene rasgos muy distintos e inconfundibles en su mirada parsimoniosa, que suele tener como eje central la familia, al japonés le gusta probar nuevos recorridos. Lo hace aquí enfrentándose a una narrativa en la que podría enredarse con las distintas perspectivas que rastrea. Y, sin embargo, la resolución no deja de ser diáfana. Quizás demasiado diáfana, salvo que se mire con los ojos de alguien que no conoce una trayectoria.

El relato está centrado en una mujer viuda que está criando sola a su hijo en una etapa difícil de por sí y más compleja por la ausencia del padre para un chico con problemas en el colegio. Él se proyecta a través de la imagen que le devuelven los demás, lo que le lleva a percibirse como el monstruo al que alude el título. Está bien recordar que el tema de la monstruosidad es muy recurrido en el cine más actual y le sirve a Kore-eda para indagar en las dificultades que conlleva madurar. No exenta de suspense, Monster avanza con muchos interrogantes, pero con la levedad que caracteriza a la cinematografía del japonés. A pesar de ello, también hay arranques de efusividad emocional que pesan en el alcance de un filme que mira la vista hacia atrás, a la filmografía más emotiva del autor de Un asunto de familia.

Con las últimas partituras de Ryuchi Sakamoto Monster se sabe una película de factura perfecta, de acabado pulcro. Los trampantojos que planea se resuelven sin mayores contratiempos. Los actores, especialmente la madre (Sakura Ando) están espléndidos. Y aún así, a mí personalmente no me resulta inspiradora. La renovación no es tal, Kore-eda no logra levantar del suelo una cinematografía que en los últimos años solo parece buscar el beneplácito de la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas americana. ¿Será esta la ocasión que vuelva a situarle como candidato a los Oscar a Mejor Película de habla no inglesa? Podría ser. Podría incluso estar entre las favoritas a la Palma de Oro en este Cannes 2023. Me da la sensación de que está demasiado meditada para ello. Por eso mismo, le falta la frescura y el brío de los inicios, del hacer cuando todo está por hacer. Cuando es más océano ruidoso que lago plácido y cristalino.