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Performática y osada ‘Creatura’ , de Elena Martín, aborda la sexualidad femenina para enfrentar el tabú y el trauma, temas que desbordan la Quincena de Cineastas de Cannes 2023
El auge que, desde los años sesenta, han tenido las políticas de los cuerpos en el arte performático ha sido imparable. Desde Carolee Schneemann hemos visto cómo muchas artistas lo han usado como medio de reivindicación. En el caso concreto de la estadounidense esta lo usó para reivindicar su cuerpo, su cuerpo femenino, frente al cuerpo social que veta su presencia, imponiéndole un estatus socializado, si se quiere. Los aspectos concernientes al género y la sexualidad han sido determinantes en esta artista que ha formulado un proyecto provocador a primera vista. Esta provocación, que está en la superficie y constata una mirada, en realidad deviene sintomática de la percepción que se vierte sobre la mujer. Objetualizada y con una sexualidad que se sigue pensando sometida, vinculada a los otros, su expresión sexual sigue siendo tabú, o bien objeto de ridiculización, cuando no es percibida como una fuerza desconocida y atemorizante.
Como Schneemann muchas cineastas, en los últimos años, han buscado hacer presente el deseo y la sexualidad femenina planteados desde una mirada intrínseca. En contraste con las miradas masculinas que han atendido a una exteriorización del deseo, las mujeres han buscado comprender estos procesos. ¿Dónde comienza el deseo? ¿Qué o quién lo provoca? ¿Cómo se percibe en el entorno más próximo, comenzando por el familiar? ¿Sigue siendo una amenaza? Son cuestiones que están en la raíz de Creatura, la nueva película de Elena Martín, recientemente presentada en Cannes en la sección Quinzaine des Cinéastes. Elena pone nombre a todos estos procesos. Habla de la vulva enfrentándose al tabú, exponiéndolo en pantalla. Habla de la expresión de una sexualidad, todavía sin nombre, en la infancia. Y de la misma expresión en la adolescencia y en la etapa adulta. Cómo los prejuicios configuran traumas y cómo estos acaban resquebrajando las relaciones sentimentales.
Creatura expone, sin ningún tipo de censura ni afán de ser meramente contemplativa, la sexualidad femenina desde lo psicológico. Para ello muestra, con determinación, las secuelas que dejan tras de sí los condicionantes de género. Evidentes en las huellas en el cuerpo que son muestra inequívoca de que algo no va bien, o bien, que algo se ha podido deteriorar cuando en el proceso evolutivo no ha habido comunicación. Osada y sin condescendencia, amplifica la herida sin ponerse excesivamente dramática. La forma en la que se desdramatizan los hechos, incluso evidenciando un sentido del humor muy sutil, es lo que amplifica la necesidad de diálogo. ¿Y qué si hablamos, si normalizamos, el deseo y la sexualidad como un impulso vital inseparable de la vida? Tal vez sea el camino para que la criatura deje de ser algo extraño. Efectivamente, cuando cambiemos el algo por el alguien podremos comenzar a abordar cuestiones que nos atañen.