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Después de los reveladores documentales ‘Citizenfour’ y ‘A Good American’, la película de ficción ‘Snowden’ no sorprende, pero eso no impide que sea un arma eficaz para volver a incidir en un tema angular
La historia de Snowden y las revelaciones que hizo en el 2013 a través de The Guardian y de Citizenfour, el documental de Laura Poitras, no parecen haber calado lo suficiente en la sociedad. La realidad es que, impasiblemente, todos hemos aceptado la vigilancia en redes como algo normal porque aparentemente no afecta a nuestras vidas. Transigimos y tragamos con esto porque, a decir verdad, solo nos importa que nuestro Estado del bienestar sea efectivo, palpable, seguro. La idea de que la vigilancia era el mal menor que teníamos que pagar por nuestra seguridad, como defendió los Estados Unidos, ante las acusaciones formuladas por Snowden, coló sin mayores consecuencias. Una idea desmontada luego en otro documental, A Good American de Friedrich Moser. En esta cinta, proyectada en el marco del DocumentaMadrid 2016, otra figura clave de la NSA (Agencia de Seguridad Nacional de los EEUU), Bill Binney, explicó como este organismo rechazó un programa informático que velaba por la seguridad de todos los ciudadanos, alertando de posibles ataques terroristas, sin interferir en la privacidad de la gente. Solo pensar que el programa ideado por el propio Binney hubiese evitado por ejemplo, el atentado del 11S, resulta escalofriante. Pero no interesaba. La idea originaria se desmontó y dio lugar a otro programa incomparablemente más caro con el que EEUU podía poner contra las cuerdas a quien quiera que quisiera. La red y de ésta, especialmente las plataformas sociales, habían dejado de ser un paraíso donde relacionarse fácilmente, para convertirse en un Gran Hermano hambriento de suculentas historias con un precio, en el mercado de las transacciones no tangibles, desorbitado.
Sin embargo tanto el documental de Poitras como el de Moser han pasado sin hacer demasiado ruido a pesar de que Citizenfour fue galardonado con el Oscar a mejor largometraje documental. Los documentales siguen siendo más embrollosos y por ello, menos efectivos para llegar a todos los públicos desde una realidad que no puede avanzar tan deprisa como la ficción, resultando más compleja y técnica a la hora de explicarse, porque se necesitan tomas reales que en este caso, dadas las condiciones, eran imposibles de capturar. En esta tesitura de las cosas, a Edward Snowden, promotor de Citizenfour, solo le quedaba una alternativa para explicar el por qué de su proceder. En su exilio en Rusia y a través de su abogado, Anatoly Kucherena, que había escrito un libro explicando su épica aventura, contactó con Oliver Stone, valiente defensor de proyectos que han abordado las coyunturas clave de la cultura americana, como puede verse en su dilatada trayectoria a través de cruciales testimonios como lo son Platoon, adentrándose en la guerra de Vietnam o JFK, la película que valora las causas que llevaron al asesinato del presidente John Fitzgerald Kennedy. El realizador estadounidense volvía a tener un reto al que enfrentarse. Tenía que lograr que el mensaje de Snowden penetrara en la sociedad con una película ficcionada.
Desde la ficción es posible, por supuesto, meterse en las arterias de la NSA, bucear en las causas y trazar un retrato de todos los otros que giran en torno a la figura central de Edward Snowden, haciendo operable que la historia avanzara como lo hizo. Aquí aparecen tanto Laura Poitras, como los periodistas Glenn Greenwald y Ewan MacAskill que sacaron a la luz la historia de Snowden. Aparece por supuesto su novia Lindsay Mills, eje central del relato. Y hasta Bill Binney interpretado por Nicolas Cages. Es lo que tiene la interpretación de la realidad, que hace posible que no necesitemos imaginar los cables sueltos que no permiten ser dibujados en los relatos documentales. Oliver Stone lo hace real a través de un excelente trabajo de diseño de producción llevado a cabo por Mark Tildesley y un elenco de actores que permiten que sea viable que las personas de carne y hueso cobren vida en un imaginario que hay que saber encajar. Los primeros minutos de la cinta, acostumbrados a los rostros reales en las cintas documentales, descolocan un poco. Pero enseguida la trama captura al espectador porque todo se vuelve diáfano a pesar de los flashbacks que al contrario de lo que cabría de esperar, hacen avanzar una historia necesaria para que todos los públicos, independientemente de las conjeturas que puedan derivarse de los personajes centrales, sean conscientes de una realidad presente que puede avanzar equivocadamente hacia perspectivas aún menos halagüeñas, a juzgar por los avances científicos que se están fraguando alrededor del negocio más valioso que se pueda imaginar: saberlo todo, de todo el mundo y sin cortapisas. Lo cierto es que en esas estamos y nadie parece alarmarse. Los poderosos, puntualicemos, no solo de los EEUU, llevan ya tiempo frotándose las manos y la historia pinta, cada vez más, a peor. El día que puedan infiltrarse sigilosamente en nuestro cerebro llegando inclusive a saber lo que pensamos y no se necesiten ni siquiera mentes creativas, ya no habrá vuelta atrás. Cuidado, no caigamos en el error de desestimar la cinta de Snowden. Incluso, con todas las dudas que pueda generar tanto la figura de Edward Snowden, como la de un filme inclinado claramente hacia un lado de la historia, la realidad, reconozcamos al menos, supera la ficción. Y lo cierto es que no sabemos cómo manejarla o revelarnos ante algo que en la superficie, parece estar bien. Por ahora, todo va bien. Mientras vamos por el aire, no somos capaces de prever las consecuencias de la caída.
Tráiler de Snowden | StyleFeelFree Youtube
Título original: Snowden
Dirección: Oliver Stone
Guión: Oliver Stone, Kieran Fitzgerald
Fotografía: Anthony Dod Mantle, ASC, BSC, DFF
Diseño de producción: Mark Tildesley
Vestuario: Bina Daigeler
Música / banda sonora: Craig Armstrong
Reparto: Joseph Gordon-Levitt, Shailene Woodley, Melissa Leo, Zachary Quinto, Tom Wilkinson, Rhys Ifans, Nicolas Cage, Timothy Olyphant, Scott Eastwood, Joely Richardson, Jaymes Butler, Ben Schnetzer
Fecha de estreno España: 14 de octubre de 2016