Rosana G. Alonso
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Con gran responsabilidad social ‘Holy Spider’ señala la misoginia en Irán pero Ali Abbasi no sorprende en las decisiones que afronta como director

Holy Spider | StyleFeelFree. SFF magazine
Imagen de la película Holy Spider | StyleFeelFree. SFF magazine

El caso real de Saeed Hanaei, un asesino en serie que mató a cerca de una veintena de trabajadoras sexuales en Irán, entre 2000 y 2001, ya se llevó al cine en dos ocasiones. Holy Spider recupera nuevamente el relato, pero adaptado a una ficción que busca contraatacar. Su intención no es otra que la de poner de relieve la susceptibilidad de las mujeres en un Estado que las considera de segunda. Para ello, en lugar de arriesgarse, Ali Abbasi se esmera en confeccionar un thriller bastante previsible. En este soporte estructural confeccionado también por Abbasi, la actriz Zar Amir Ebrahimi interpreta a Rahimi, una periodista que será la que buscará desenmascarar a la araña asesina para hacer justicia. El autor de la sorprendente Border, al menos, no desperdicia la ocasión y hace un llamamiento que destapa la impasividad ante la misoginia imperante.

Todavía con la imagen de Mahsa Amini en la retina, la joven iraní que acabó muerta tras ser detenida por la policía de la moral porque su pañuelo no estaba suficientemente sujeto a la cabeza, Holy Spider se sabe un as ganador revelando sus tácticas, sin sorpresas. No obstante, huye de lo meramente social que podría descubrirse dejando más espacio para conocer la vida en la calle de las mujeres que comercian con su cuerpo. Su interés está más encaminado en dibujar a un asesino cuyo arco de transformación está manejado con lucidez para que no sea hasta el final que entendamos su lógica. Efectivamente, el retrato de este personaje está bien construido, si bien se atenúa su presencia sustancialmente cuando entra en juego Rahimi. Con gran autodeterminación no deja de ser predecible tanto su figura como su riesgoso cometido. Aun así, es lo que permite que la película funcione sin demasiado esfuerzo.

Muy lejos de su anterior filme, en esta ocasión Ali Abbasi parece estar más interesado en posicionarse políticamente sobre el machismo estructural en países islamistas que en realizar un ejercicio autoral que rompa moldes. Es cierto que el cine tiene una responsabilidad social y aquí hay mucha conciencia de su cometido. A pesar de ello, no hubiese sido necesario acompañar tanto al espectador forzando a convertir al personaje que interpreta Ebrahimi, con notables registros, en una heroína tal que su periplo puede resultar un poco bochornoso. Ello no impide que la filmación sea sobria y recuerde al proceder de Asghar Farhadi en algunas secuencias que quedan relegadas a un lugar acomodaticio. Lo importante, después de todo, es que aunque pudiera parecer un cuento moral, detrás de Holy Spider se encuentra una realidad todavía acuciante, la de la vulnerabilidad de las mujeres que exponen su cuerpo a los depredadores de la noche en países donde el fundamentalismo es la moneda de cambio.
 

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