José Carlos Redondo
Últimas entradas de José Carlos Redondo (ver todo)

Con ‘Mantícora’, una turbulenta y sensible tragedia, Carlos Vermut explora las profundidades más turbias de la psique humana golpeando con sus estremecedoras revelaciones

Mantícora | StyleFeelFree. SFF magazine
Imagen de la película Mantícora | StyleFeelFree. SFF magazine

Carlos Vermut lo ha vuelto a hacer. En su cuarta película, Mantícora, continúa su imparable y meteórico ascenso hasta los altares del cine español. Como ya sucedió en anteriores obras, especialmente en Magical Girl, Vermut explora las profundidades más turbias de la psique humana. Julián, un deprimido desarrollador de videojuegos conoce a una chica, pero un fuego aún más ardiente vive en su interior. Vermut no se guarda nada, proporciona al espectador toda la información, aun así, lo confunde dotando a la película de una cotidianidad propia de una historia romántica. Esta sensación de normalidad además de ser una distracción también funciona para enfatizar aún más la perturbadora temática que se expone. Julián es tu vecino, tu amigo, por ello sufres con él y la agonía es más lenta.

En el pasado, era fácil reconocer las rimas cinematográficas que Vermut escondía en su obra. Esto se vislumbra por ejemplo en el estilo almodovariano que impregnaba Quién te cantará. Sin embargo, esta vez se aleja de ello para dotar a su película de un estilo único y muy perfeccionado. Algunas decisiones conceptuales son brillantes, como el uso del piano como leitmotiv y representación del conflicto del personaje o el debate moral que plantea sobre el uso de la realidad virtual. Por otro lado, hay que ensalzar la labor protagónica de Nacho Sánchez ya que consigue dotar a su personaje de una vitalidad y empatía que en un supuesto normal no se correspondería. Además, los secundarios que lo rodean aportan un extra de verosimilitud en la historia y agrandan aún más los conflictos internos del protagonista.

Desde un punto de vista global, esta película no puede ser recomendada para todo tipo de público. Es necesario hacer una reflexión profunda e igual de lenta que el desarrollo de los acontecimientos que suceden durante el relato. Esto se debe a que, en el último tercio, Vermut no solo logra golpear con sus estremecedoras revelaciones. También alarga la obra lo necesario para realizar una bestial crítica social basada en el sentimiento de culpabilidad tanto directo como indirecto. Por todo esto es posible decir, sin miedo al error, que Mantícora es una brutal obra maestra. Y al final, con las luces de nuevo encendidas y la película ordenada en la cabeza, la sensación de desazón es terrible. De nuevo, Vermut lo vuelve a hacer.
 

Consulta los ESTRENOS DE LA CARTELERA DE CINE DEL 2022 con valoraciones de películas