Rosana G. Alonso

La colombiana Laura Mora y el chileno Sebastián Lelio se ven las caras en una jornada en la que el cine latinoamericano, al fin, mostró sus fortalezas

Los reyes del mundo | Crónica 6 del SSIFF 2022 | StyleFeelFree. SFF magazine
Imagen de la película Los reyes del mundo | Crónica 6 del SSIFF 2022 | StyleFeelFree. SFF magazine

En la sexta jornada de la sección oficial Los reyes del mundo, tercer largometraje de la colombiana Laura Mora, puso el listón muy alto. En una edición en la que la presencia de mujeres, en la sección oficial, es muy baja, al menos las que han pasado el filtro para optar a la Concha de Oro están demostrado una práctica intachable con ejercicios soberbios. En concreto, lo que hace Mora, demostrando una madurez en su cúspide, es asombroso. Su capacidad aquí de envolver la historia de indicios manejando la cruda realidad sin caer en ningún efectismo, la sitúa como una cineasta que ha encontrado su lugar. Aquel desde el que, comprendiendo la magnitud del conflicto, lo expone con sentido de la oportunidad y sin desviar su dimensión. Y sin necesidad de abusar de nada. Todo es justo. El cóctel que propone tiene las medidas adecuadas.

En Los reyes del mundo la historia se sustenta a través de un grupo de chicos que emprenden un viaje para reclamar unas tierras que a uno de ellos le corresponden según lo que establece la Ley de víctimas y restitución de tierras. A partir de aquí comienza una road movie que parte de Medellín camino a Nechí. Un viaje en el que se pone a prueba la amistad mientras se persevera en varios conceptos que conforman una unidad esclarecedora. A saber. La libertad, la dignidad, la fraternidad, el sueño anhelado frente a la violencia que mide quién es el más fuerte. En definitiva, el nihilismo de una vida limitada por la pobreza que anhela alcanzar un ideal violentado por el sistema. Tampoco hay drama. Laura Mora se muestra tan sobria como lírica. No traspasa ninguna frontera porque el propio filme aspira a lo mismo que reclama: la libertad.

Por su parte, Sebastián Lelio en The Wonder cambia de registro con un thriller psicológico de época que parece rendir homenaje, en la primera escena, al Dogville de Lars von Trier. El autor de la internacional Una mujer fantástica adapta El prodigio, de Emma Donoghue, con mano sobria. No sorprende, pero el resultado es efectivo, en parte, porque el diseño de sonido e iluminación logran el efecto deseado. Por otra parte, su perspectiva de género, que brilla en el desenlace, convierte una película correcta en una obra bien ejecutada que pretende iluminar. No obstante, según avanza, el thriller se desvanece para encontrar la redención y poner el acento en valores que resultan, quizás, caducos. Esto se evidencia en la única escena de sexo que hay en la cinta. Está tan adulterada, que se advierte un recurso demasiado fácil para que la trama avance en la dirección indicada.