Rosana G. Alonso
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A ‘Introduction’ le falta el énfasis inicial de Hong Sang-soo, un cineasta que en los últimos años se ha convertido en un producto de festivales

Introduction | StyleFeelFree
Imagen de la película Introduction | StyleFeelFree

Hong Sang-soo no siempre ha sido tan prolífico como en los últimos años y si bien su estilo no ha variado desde el comienzo, su mirada evidente sí ha cambiado. Se ha adaptado al fluir de los tiempos y ha dado un vuelco considerable a su trabajo adoptando un punto de vista que pretende no estar tan centrado en sí mismo. Podría decirse que ha pasado de adoptar una perspectiva predominantemente yoística a otra en la que se examina y examina desde fuera. No obstante, en este proyecto, Introduction, es difícil saber hacia dónde mira, cuáles son sus pretensiones, qué quiere mostrar. Hasta ahora, y a pesar de que sus películas bebían de la improvisación, encontrábamos una idea que mantenía unida la historia. Incluso en La cámara de Claire, una de sus cintas recientes más vacuas y meramente anecdóticas, buscaba trascender lo cotidiano hacia algo fraternal, compasivo, digno.

Escrita en tres episodios con cierto desorden que marca y puntualiza, y en un blanco y negro que le sirve para enmascarar lo que parece una falta de estímulo o cierta desidia, más que una concepción Introduction resulta una tentativa. Sin embargo, lejos está del ensayo que procura diseminar y profundizar en una tesis previa. A Hong Sang-soo el ritmo vertiginoso que está llevando en los últimos años pudiera estar pasándole factura. Pero al mismo tiempo, le ha supuesto una notoriedad en festivales en los que convoca a fieles a un estilo a prueba de zoom, lingotazos de soju y afectos.

Llegados a este punto, tengo que aclarar que el cineasta coreano, a quien descubrí con Oki’s Movie proyectada en el Festival de Cine de Gijón en el 2010 y del que conozco toda su trayectoria, me impresionó por su naturalismo y aparentemente poco interés por adaptarse a un cine de autoría que parecía rehuir a golpe de una impureza técnica y una despreocupación argumental que conectaba con el fluir de la vida. Todo esto sigue visible en Introduction. Pero le falta el énfasis inicial que alcanza con ese naturalismo tan propio en su cine. Aquí no puede evitar cierta afectación e impostura que hace pensar en un producto autoral, carnaza de festivales. Tan autorreferencial y trivial. Tampoco logro empatizar con su protagonista. Por eso, sus traspiés, gestos y desvaríos me desconectan por completo de una historia a la deriva. Ni siquiera su duración evita la carga que lleva a cuestas.
 

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