Guillermo A. Búrdalo
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El realizador francés Laurent Tirard ofrece en ‘El brindis’ una comedia sincera e inteligente sobre las crisis de pareja y de madurez

El brindis | StyleFeelFree
Imagen de la película El brindis | StyleFeelFree

El guionista y director francés Laurent Tirard, en su última película, El brindis, establece tres temas: las relaciones de pareja, la madurez y la familia. Tirard, ubicado dentro de la comedia, ofrece su obra más autoral y personal, pero sin salirse del género que tanto le gusta cultivar. El largometraje plantea una cena familiar, donde el protagonista, Adrien, se encuentra en medio de una crisis de pareja y de madurez. Esto da lugar a que gran parte del largometraje se ubique en un único espacio, el comedor de la casa. De tal forma y como en todas las cenas cinematográficas, encontramos a los personajes atrapados en todo tipo de conversaciones.

El realizador, en El brindis, adapta la novela El discurso, del autor FabCaro. Este utiliza una puesta en escena muy teatral, pero lejos de ser una mala idea funciona perfectamente, añadiendo dinamismo a la película. Tirard nos sumerge en diálogos de todo tipo. Desde las anécdotas del padre, que todo el mundo conoce, hasta entrar en el terreno de la biología, por parte del cuñado. A través de los diálogos y la puesta en escena, el protagonista puede saltarse la cuarta pared y hablar directamente al espectador. Ubicando a este en el mundo interior de Adrien, muestra sus pensamientos y recuerdos. Se desarrolla así a un personaje que parece sencillo, pero realmente está lleno de matices.

Encontramos que el director de El brindis, presenta un variopinto catálogo de personajes que todo el mundo ha conocido alguna vez. A Adrien le acompañan sus padres, su hermana y su cuñado, y en flashbacks conocemos a su novia, Sonia, que le ha pedido un descanso. A medida que el filme avanza, Tirard nos revela al resto de personajes, llevados de tal forma, que por gestos podemos identificar su comportamiento. Vemos a unos padres jubilados que levantaron una familia y viven apaciblemente en su casa. También a un cuñado sabelotodo al que le gusta fardar de sus estudios. Y una hermana con la que el protagonista ha ido perdiendo el contacto poco a poco. Finalmente, una novia que no se encontraba bien en su relación y ha decidido tomarse un tiempo para recapacitar sobre esta.

Ciertamente, el director en El brindis nos muestra un personaje principal muy propio de la comedia francesa. Pero además este funciona de forma tanto clásica como contemporánea. Por el lado clásico puede recordarnos a las comedias de Jacques Tati, quien estableció el paradigma moderno de la comedia francesa en los años cincuenta. Mientras que por el contemporáneo, recuerda a los personajes a los que ha insuflado vida el actor Dany Boon, patosos y entrañables. De esta forma, el creativo utiliza un reparto formado por actores que se han relacionado en gran parte con la comedia. Liderados por Benjamin Lavernhe, actor perteneciente a la Comédie-Française —gremio de figuras teatrales de prestigio del país galo— y con colaboradores de este mismo grupo.

Como resultado, Laurent Tirard, en El brindis, crea una comedia inteligente y vulgar. Equilibrando perfectamente los dos tipos de humor, establece una sátira social acerca de los problemas de un hombre de 35 años. Mezcla comedia clásica y contemporánea, proponiendo una fusión de personajes típicos con aquellos que, mediante la ironía y el patetismo, buscan actualizar el género. De esta manera, da lugar a un largometraje que se reserva unas cuantas sorpresas para su desarrollo. Y jugando con todo tipo de humor, consigue despertar la sonrisa del espectador. De tal manera, cineastas como Tirard mantienen viva la comedia, género que ya es inmortal dentro de la historia del cine.
 

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