La realizadora costarricense Paz Fábrega presentó recientemente ‘Aurora’ en la 69 edición del Festival de Cine de San Sebastián y con ella conversamos sobre la película y una trayectoria cinematográfica que acaba atravesando su propia experiencia vital

Paz Fábrega | Entrevista | StyleFeelFree
Paz Fábrega en el 69 SSIFF 2021 | Fotografía: R.Xo para © StyleFeelFree

La película Aurora pasó por el Festival de Róterdam susurrando al oído palabras que acarician y que contemplan otra forma de relacionarnos más amable. Inmersa como estaba en el seguimiento de las películas que competían por el Tiger, desaproveché la oportunidad de escribir algo sobre esta cinta tan luminosa, que como un rayo de luz en la mañana nos pone, inmediatamente, de buen humor. Pero ahora, con la presencia de su directora, Paz Fábrega (Costa Rica, 1979), en el Festival de Cine de San Sebastián 2021, he podido volver, nuevamente, sobre los temas que plantea esta delicia de largometraje. Magnífico por cómo articula la imagen, entre soñada y realista, descubriéndonos un abanico de posibilidades, que pueden frustrarse por los mecanismos sociales. No obstante, se hace necesario remover plácidamente aquellas aguas que hablan de cuestiones en femenino, como la maternidad.

Con su directora y guionista, Paz Fábrega, que presentaba Aurora, en la sección de Horizontes Latinos de la 69 SSIFF, tuve ocasión de conversar un rato en el Hotel María Cristina. Sobre la película y cómo su vida la atraviesa esbozando su forma de ver el mundo, reimaginándolo y enfrentándolo con los contextos presentes. En todos sus proyectos, hasta el momento, sus personajes femeninos deambulan teniendo que lidiar con su fuero interno y las estructuras sociales que nos rigen a todos. Entre estos polos opuestos, Paz contempla un microcosmos más amable, en el que aspirando a un deseo compartido, las relaciones pueden ser más naturales. Pero desde este lugar vivido, también acabamos golpeándonos una y mil veces contra los mismos muros que nosotros mismos hemos construido. Producida entre México, Panamá y Costa Rica es también una ocasión de acercarnos a una cinematografía costarricense que empieza a reclamar un hueco desde el que levantar una voz de mujer.

(Rosana G. Alonso) Tu primer largometraje es Agua fría de mar en el 2010. Por esta época, antes del MeToo y de todas las revueltas feministas que le sucedieron, supongo que no era fácil conseguir producir un proyecto que tiene un cariz femenino tan importante. De hecho, todas las películas que has hecho hasta el momento están escritas y filmadas desde una conciencia femenina y hasta feminista.

(Paz Fábrega) Por esa época tenía la sensación de que necesitaba estar acompañada de gente que entendiera el tipo de cine que me interesaba hacer a mí. Agua fría de mar es además como muy radical y narrativa. Por aquel entonces sentía que necesitaba tener gente cerca que entendiera lo que estaba buscando. Y busqué mucho por Europa. Necesitaba tener coproductores, pero aunque tiene sus ventajas, también complicó mucho el proceso para encontrar fondos para la producción. Todo se volvió una máquina enorme y lenta. Por eso, con la segunda película ya traté de hacer todo lo contrario, en plan me voy yo sola…

(RGA) Te refieres a Viaje (del 2015)…

(PF) Sí, ahí me dije váyanse al diablo. Voy a filmar yo sola, sin buscar ningún fondo, no quiero a nadie cerca. Como lo opuesto a la anterior, ¿verdad?

(RGA) Bueno acababas de ganar el Premio Tiger en Róterdam. Supongo que eso te facilitaría un poco las cosas, ¿no?

(PF) Sí, pero la verdad…

(RGA) No querías meterte en complicaciones

(PF) Con el dinero del Tiger compré el equipo. Me lo gasté todo en comprarme una cámara, luces… para poder hacer las cosas yo sola. Porque a pesar de que Agua fría de mar había salido muy bien, fue agotador creativamente hablando, había mucho ruido alrededor.

(RGA) Y el punto intermedio es quizás la película que presentas en el Festival de San Sebastián, Aurora, que ya había pasado también por el Festival de Róterdam.

«Con ‘Aurora’ encontré un camino intermedio en la producción»

(PF) Sí, creo que con esta tercera película es como que encontré un camino intermedio. Aunque la verdad para mí la forma en que hice Viaje fue como quiero volver a trabajar miles de veces. Digamos que es la manera que se acerca más a mi naturaleza. Irme a filmar con un grupo pequeño, eso es lo que me gusta. En realidad, estoy empezando a hacerlo otra vez.

(RGA) De momento, sigamos hablando de Aurora. Para empezar, llama la atención el título porque lo primero que piensas es que responde a un personaje central, pero los principales son Luisa y Yuliana.

(PF) Sí

(RGA) Cuéntanos cómo surge el título, ¿quizás al final de la película?

(PF) Sí, es una historia muy linda, porque en realidad la película durante su desarrollo se llamaba Desasosiego. Pues era un poco de desasosiego por un lado el tema del embarazo; y por otro, el estar haciéndote la pregunta de si tener hijos o no. Para mí describía mucho todo lo que estaba pasando en la película. Pero cuando la filmamos, finalmente terminó como imponiéndose mucho una energía entre ellas —las actrices que interpretan a los personajes principales—, que era como muy cálida y amorosa. No de tanto desasosiego, realmente. O sea, como que finalmente ellas tenían algo que resultaba muy reconfortante la una para la otra. Por eso el título dejó de funcionar.

Estuvimos pensando y pensando, y ya editándola nos dimos cuenta de que era necesario cambiarlo. Ocurre que Raquel, la chica que interpreta a Yuliana, tiene una hija que se llama Aurora y hay varias coincidencias en la película que surgen cuando estábamos filmándola. Hay un momento en el que se menciona a Aurora. Es una escena que improvisamos… es cuando se empieza a valorar que nombre le pondríamos… Entonces Raquel propone Aurora. Y eso no estaba pensado, pero salió y era lindo porque Aurora es la niña…

(RGA) La aurora es además el principio de algo… Ya casi al final, cuando descubres cómo se va a desarrollar la historia, ese desencadenante tan sorpresivo, es un choque con la realidad. Porque percibo también un choque generacional muy fuerte por cómo deciden afrontar su vida ambos personajes. A mí, personalmente, me sorprendió la decisión que toman. Por eso, me gustaría que comentases cómo construiste a nivel de guion los personajes y cómo llegaste al desenlace final.

(PF) Bueno, lo primero que escribí fue una escena… ocurre que cuando estaba embarazada me di cuenta de que la niña que actuó en Agua fría de mar estaba embarazada al mismo tiempo que yo. Pero yo tenía 37 y ella 17. Curiosamente, cuando hablé con ella me sentí como, ay, finalmente me siento un poco menos sola. Porque hablando con gente de mi edad tenía la impresión de que estaban tranquilas con lo que les ocurría en ese momento. Se supone que a cierta edad estamos listas para asumir tener hijos. Sin embargo, cuando hablé con Monse, que iba a tener una hija con 17 años, me identificaba con ella. Me sentía como una madre adolescente. Aunque ya tuviese una edad, no pensaba que estuviera preparada para ello. Era algo que quería muchísimo, pero no me sentía lista. Y entonces escribí algunas cosas al respecto que quería filmar. Una de estas cosas que escribí era una escena en la que una mujer, que no puede tener hijos, tiene un encuentro con una chica adolescente que está embarazada. Y como que la mujer empieza a sugerir que ella podría adoptar el bebé. Pero es una cosa como…

(RGA) En la película todo esto es muy ambiguo, ¿no?

«Las actrices en realidad estaban viviendo lo mismo que sus personajes»

(PF) Es una situación incómoda y difícil. Cuando empecé a trabajar con Patricia, la productora, me dijo que la escena que había escrito le parecía súper interesante. Me sugirió que tratara de trabajar esto más, y fue a partir de ahí que escribí la película. Cuando entró Raquel, que es Yuliana en la película, yo me sentí muy cerca de ella durante todo el embarazo y estuvimos conversando mucho. A partir de ahí seguí trabajando el guión y después conocí a Rebeca, que es Luisa. Ellas, en realidad, y esto es lo más lindo del casting, estaban viviendo lo mismo que sus personajes. Rebeca justo estaba cumpliendo cuarenta años y me decía, no tuve hijos pero no sé, es algo que pasó. No sé si fue una decisión. Además, estábamos las dos leyendo este libro de Sheila Heti, Motherhood, y me sorprendió mucho en el casting cuando me dijo que lo estaba leyendo porque yo también lo estaba haciendo.

De pronto me doy cuenta que todas las cosas que nos plantean sobre escoger en que momento tener hijos tienen que ver como con cuestiones prácticas ¿No es cierto? La pregunta gira en torno a cuándo vas a tomar la decisión, sin que se tenga en cuenta el deseo de tener hijos. Ese deseo puedes tenerlo a los 15 o que no lo tengas en la vida. Pero, finalmente, es como si tener hijos fuera una decisión como de me voy en tren o en avión, ¿verdad? Esto es, ¿qué me resulta más práctico? ¿Qué se acomoda mejor al resto de mi vida? Pues tener estas conversaciones con las dos actrices fue lo que motivó la película. Sobre todo, con Rebeca, hablábamos sobre qué podemos identificar de ese deseo tan, digamos salvaje, separándolo del resto del contexto.

(RGA) ¿La cinta fue evolucionando por sí misma?

(PF) Exacto, fue a través de estas conversaciones con ellas, e ir abriéndolas también con María, la fotógrafa.

(RGA) Pero entonces, ¿cuál de los dos personajes principales de la película —Luisa y Yuliana— es tu alterego? A priori diría que Luisa, la mayor. Pero al mismo tiempo, ahora pienso que te identificas también con Yuliana, por la experiencia que has tenido previa.

(PF) Sí, con las dos. En cierta forma, siempre me pasa eso. En realidad, son la misma. O sea, puede parecer que sus circunstancias son diferentes, pero hay algo en ellas que las convierte en la misma persona.

(RGA) Pues a mí lo que más me llamó la atención fue la perspectiva generacional. Al menos yo lo entendí así. La chica joven, al final, resultó ser como más conservadora dirigiéndose hacia una estructura más complicada para la edad que tenía. Y de pronto, Luisa, es como que despierta y descubre su emancipación, se la ve muy libre. No sé cuál es tu perspectiva de estos personajes. ¿Cómo lo planteabas?

(PF) Lo que creo es que Raquel —que interpreta a Yuliana— tampoco decide, es como que le cae encima, ¿verdad?

(RGA) También

«A veces quieres ser libre, y al mismo tiempo, tener hijos»

(PF) Yo no creo que Luisa sea más libre tampoco. Creo que es como la idea que nos venden de que la libertad es no tener hijos. Es decir, si decides tener hijos, se acabó todo. Pero a veces quieres ser libre y al mismo tiempo tener hijos. Y yo siento que en Luisa, al final, hay como un poquito de eso. Siento que Luisa cree que la maternidad podría ser diferente y creo que sí hubiera tenido hijos. ¿Me explico?

(RGA) Más o menos

(PF) O sea, que si uno pudiera como realmente escoger su maternidad desde el lugar de libertad que escogemos nuestras carreras, desde el lugar de libertad que escogemos otras cosas yo creo que Luisa sí tendría hijos. Y que en un momento surge para Luisa una posibilidad de ser un poco la mamá de Yuliana, o de Aurora, o de las dos ¿Verdad? No se sabe. Y creo que ella escoge como abrazar un poco a Yuliana como una mamá, pero como una mamá diferente, porque no puede ser su mamá.

(RGA) Sí, pero luego se rompe todo esto casi de forma drástica

(PF) Es que no puede existir en el mundo. O sea, es algo que existe mientras es un secreto de las dos. Es curioso porque antes pasaba mucho, al menos en Costa Rica. Hay como diferentes personas que asumen el rol de cuidadores, sin ser biológicamente los padres. Pero ahora cada vez es más complicado que eso ocurra. Tiene que ocurrir de una manera formal, que es un poco lo que plantea la película. La adopción se siente como una cosa muy violenta y muy poco natural, como rara. Pero la posibilidad que plantea Luisa es algo distinto, más orgánico, como que podría ir pasando.

(RGA) Sin embargo, al final no se da

(PF) No. Pero creo que hoy en día eso no se podría dar. Sería muy difícil que la familia de una chica permita que otra figura entre ahí a asumir un lugar. Hay como un recelo alrededor de eso, casi que termina siendo como una cosa sumamente inapropiada.

(RGA) Y al mismo tiempo, fíjate, yo creo que ocurre algo parecido a lo que pasa en Viaje. Siempre reflejas los encuentros casuales en tu filmografía, pero para romperlos. Tal vez, o eso parece, para dar a cada personaje su espacio. Quizás porque argumentalmente es más rico, tiene un componente más mágico… ¿Cómo lo entiendes tú?

(PF) Sí, tal vez hay algo como de que hay posibilidades que podemos imaginar, pero no podemos vivirlas del todo. O sea, que se nos terminan imponiendo unas estructuras, unas cosas que rompen con algo que se percibe como muy real.

(RGA) En tu caso particular, ¿a qué lo achacas? ¿En qué momento te encuentras ahora? Porque, por ejemplo, me estabas hablando de tu propia experiencia con la maternidad. Yo esto no lo sabía, no imaginaba que en esta película estabas narrando tus propias vivencias personales.

«Siento que puedo imaginar formas de vivir que serían como más humanas»

(PF) Sí, sí, tal cual. Creo que me pasa mucho, siento que puedo imaginar formas de vivir que serían como más humanas, como más interesantes. Pero ocurre que choco como con una pared que son las estructuras del mundo y la forma de cómo son las cosas. Me siento un poco como Yuliana.

(RGA) Bueno, porque es la forma también de abrirse a nuevos espacios, de libertad también, de emancipación ¿no?

(PF) Sí y también porque existe también la posibilidad de ser, digamos, más leal a uno mismo. O sea, así es como yo lo siento. Hacía mucho tiempo que tenía ganas de tener hijos pero no me sentía lista como para casarme. Y eso, ¿cómo se vive? ¿Cómo es que esa pregunta no es la que tiene que estar preguntándose mucha gente?

(RGA) ¿Estás criando a tu hija sola?

(PF) Tengo dos

(RGA) ¿Y estás tú sola encargándote de la crianza, o estás en pareja?

(PF) Más o menos. No sé si esto es muy interesante para la entrevista pero…

(RGA) Sí que me parece interesante porque al final estás hablando de esto en la película…

(PF) Es como que yo me di cuenta que no estaba lista como para casarme… La cuestión de la pareja se me hacía súper-complicada, pero en cambio, sí me sentía súper-lista para ser mamá. Y entonces tuve como un acuerdo con alguien para tener un hijo juntos. No sabíamos si íbamos a ser pareja, pero sí que íbamos a ser papás. Siento como que hay posibilidades muy lindas dentro de esto. Sí, creo que lo que ha pasado es un poco la historia de Yuliana. Al final, termino como cargando con cosas muy tradicionales, pero no entiendo por qué no puedo… O sea, como que quería hacer todo lo posible por zafarme.

(RGA) [ pero eso es lo que hace que tu cinematografía tenga ese punto de vista tan sorpresivo… ]

Y ya para ir finalizando, ¿cómo está el cine en Costa Rica? Porque no deja de ser un rara abis que se estrene una película de Costa Rica en España

(PF) Sí, bueno. Hay como un momento lindo. Pasa esto de que no hay tantos fondos, no hay tantas estructuras y un montón de cosas, ¿no? No es como en otros lugares en los que te llaman y hay trabajos y así. Es un poco más como de explorador. Pero me parece muy interesante, porque en los últimos años he pasado de estar sola, en la selva, a estar como en una comunidad.

Entonces sí, yo siento como que es difícil levantar un proyecto en Costa Rica. Es difícil la cuestión del financiamiento y todo eso. Pero a nivel creativo sí es un lugar interesante para estar.

(RGA) ¿Empieza a haber más flujo, más movimiento?

(PF) Sí, no hay tanta industria. No es que haya mucho dinero, ni estén pasando muchas cosas, pero hay como varias personas a la búsqueda, y nos comunicamos mucho más. Además, yo no conozco otro lugar donde haya tantas mujeres trabajando en el cine. Entonces, eso también es muy raro. Digamos, yo me acuerdo cuando estudié en Londres, había como siete hombres por cada mujer en la escuela.

(RGA) ¿De qué año estás hablando?

(PF) Del 2003 al 2006

(RGA) Decías que había muchos más hombres…

(PF) Siete hombres por cada mujer. Por eso, nunca me tocaba en un proyecto tener una compañera. Siempre, todo el equipo eran hombres. Y ahora, digamos, en esta película pasó que sin planteárnoslo, todas las cabezas del departamento son mujeres. Simplemente porque buscábamos las personas que estaban disponibles y les interesaba el proyecto. Y hay tantas mujeres ahora, que puede pasar esto.

(RGA) La siguiente película de la que mencionabas algo al principio, ¿estás ya de lleno en ella?

(PF) Sí, ahora estoy haciendo un documental. Es un proyecto de otra persona que lleva 16 años tratando de hacer un documental

(RGA) ¿Nos puedes adelantar algo del argumento?

(PF) Es sobre un campeonato de fútbol en EEUU. Invitan a un equipo de Costa Rica, son chicos de la sub-16. Pero van, juegan dos partidos, les va muy mal, los golean mucho, y desaparecen. Son un grupo de chicos de diferentes pueblos que interceptaron la invitación a un equipo profesional. Ninguno jugaba al fútbol, pero armaron todo esto para emigrar a EEUU. Se ha vuelto como una leyenda en estos pueblitos. Todo el mundo conoce la historia, pero diferentes partes de la misma. Hemos estado yendo allá a hablar con la gente y con las familias que se quedaron y llevan 16 años sin verlos. Esto es en lo que estoy trabajando ahora.