La Fundación Mapfre presenta el trabajo de Richard Learoyd, un artista que construye sus propias cámaras, devolviendo a la fotografía su condición artesanal

Richard Learoyd | StyleFeelFree
Obra: Mujer sin cabeza, 2010 de © Richard Learoyd. Cortesía del artista y de la galería Fraenkel, San Francisco | StyleFeelFree

En las fotografías de Richard Learoyd (Reino Unido, 1966) no hay posproducción. Se trata de representaciones únicas. No hay negativo. La obra que descubrimos ahora en las paredes de la Sala Bárbara de Braganza, con motivo de la exposición que la Fundación Mapfre le dedica, es el propio papel que se expuso dentro de la cámara oscura. La muestra, comisariada por Sandra S. Phillips, conservadora emérita de fotografía del MoMA de San Francisco, es quizás la última oportunidad de acercarse al proceso más puro de la fotografía, desde el prisma de la contemporaneidad.

En un tiempo en el que se toman millones de fotografías al día en todo el mundo, Learoyd torna la mirada al pasado. Es un artesano que comenzó a crear sus propias cámaras, justo cuando el auge de lo digital atiborró de instantáneas nuestro entorno. Él, en cambio, se toma su tiempo. Su finalidad parece abocada a traspasar lo mundano. Ambiciona llevar a los públicos a una esfera de la intimidad, que les conecte con el misterio de la imagen, por medio de su construcción primitiva. Ya sean retratos, naturalezas muertas o paisajes, quiere comunicar y transmitir, recuperando la esencia intangible de lo corpóreo. Lo que le interesa es “la posibilidad de la fotografía de convertirse en obra”, sintetiza. Tiene claro que es una práctica que exige un sobresfuerzo. “Llevo buscando y luchando a diario, durante todos estos años, para decidir qué merece la pena fotografiarse”.

La obra de Richard Learoyd hunde sus raíces en el pasado con la “clara intención de cuestionar la autoridad de la pintura”, considera Phillips. Para ello, “se ha nutrido de las claves que le han ido aportando otros artistas”, dilucida la comisaria de esta exposición. Fácilmente reconocemos la huella de Ingres, de Edgar Degas, de Egon Schiele. Me atrevería a señalar también una referencia predominantemente escultórica en sus retratos. De Auguste Rodin, a Berlinde De Bruyckere. Esta última, muy presente en su forma de enfrentarse al cuerpo que, en ocasiones, percibimos como masa cárnica a través de la cual hay muestras de la existencia. En el dolor, la amargura, en la vida atravesando los rostros y esquivando preguntas. Sus fotografías no dejan indiferente. Posiblemente sea por una cuestión de autenticidad de la piel. Experimentamos la extraña sensación de que casi podemos atravesarla con la mirada. Lo que resulta también perturbador.

Este recorrido nos descubre a Richard Learoyd en el punto álgido de su trayectoria artística. Lo que aquí se presenta es una selección de 45 obras —tanto en color como en blanco y negro— que resumen lo mejor de su trabajo a lo largo de una década —entre los años 2007 y 2018—. De este conjunto sobresale uno de los paisajes realizados en Lanzarote, resultado de la invitación de la Fundación Mapfre a hacer un proyecto en España.

Más allá de los retratos, advertimos la misma sensación en sus naturalezas muertas y paisajes. Aunque ya no es una cuestión de piel. Lo es de materia, de material que evoca. Nos aproximamos así a lo insondable. Captamos en esta suerte de anacronismo fotográfico una condición hermética, que buscamos la forma de liberar, para descifrar la incógnita del presente. ¿Es intrínseco al proceso el resultado? Lo aclara el artista. “Me pongo las cosas difíciles con el proceso usando estas cámaras absurdamente gigantescas. Pero todas estas cosas a mí me parece que ayudan a decidir lo que realmente merece la pena fotografiar. En realidad, en esas restricciones y limitaciones está para mí la belleza de la obra”.

Sobre la técnica y la construcción de las cámaras que emplea para trabajar, también habla detenidamente. “He creado varias cámaras a lo largo de los años. Tengo una de estudio que construyo y reconstruyo de vez en cuando, para modificarla. Básicamente está compuesta de dos habitaciones. Una es donde está el sujeto a retratar, que es el lado iluminado; y la otra es donde está la película y el papel. Luego tengo otras. La última versión, que es más sofisticada, todavía no la he usado porque me quedan unos pequeños detalles por resolver. Consiste en unos paneles de fibra de carbono que son muy ligeros y rígidos”. Él mismo explica que el proceso es antiguo. Precisa que dejaron de comercializarse, hace varios años, muchos de los componentes que sigue utilizando y que atesora como si custodiase los postreros yacimientos que nos devuelven la magia de la fotografía.
 

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Retrato de Richard Learoyd en la Sala de Bárbara de Braganza | Foto: © Yolanda G. Alonso para StyleFeelFree

Obra: Lanzarote I, 2017 de © Richard Learoyd. Cortesía del artista y de la galería Fraenkel, San Francisco | StyleFeelFree

DATOS DE INTERÉS
Artista: Richard Learoyd
Comisariado: Sandra S. Phillips
Lugar: Fundación MAPFRE (Sala Bárbara de Braganza, 13)
Fechas: del 21 de febrero al 24 de mayo del 2020
Horario: lunes: de 14 a 20 horas; martes a sábado: de 10 a 20 horas; domingos y festivos: de 11 a 19 horas
Precio [entrada a exposición]: 3€ (entrada gratuita los lunes, no festivos)