Rosana G. Alonso
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Los dramas sociales que se esconden en lo miserable de vidas tediosas se hacen visibles en ‘Todo saldrá bien’, título que deja paso a un gran relato, desde el punto de vista argumental, que es preciso ver como representación de la vida

Todo saldrá bien | StyleFeelFree
Fotograma de Todo saldrá bien | StyleFeelFree

La realidad y la ficción en el cine conviven como pueden. La ficción, no la planteada desde la animación, sino desde la generalización del estereotipo que sigue abanderando el taquillazo embebido por ideas neoliberales, sigue haciendo su función de dormir al espectador dándole su ración de doxilamina para que sus aspiraciones sigan estando sustentadas por el placer instantáneo que si no puede comprarse, no interesa. Pugnando como puede para mejorar lo colectivo de fondo humanitario, para dar visibilidad a lo que importa, está el cine de lo social que sigue abanderando en la actualidad un octogenario Ken Loach que este año se llevó su segunda Palma de Oro en el festival de Cannes por I, Daniel Blake [Yo, Daniel Blake ], película con la que parece recobrar [a juzgar por el tráiler, todavía no se ha hecho pública la fecha prevista de estreno en España] sus mejores momentos como en Kes (1969), uno de sus primeras incursiones desde las que ya cimentó las bases de un cine que sigue la estela de una cinematografía inglesa de etiqueta social comprometida con la realidad, la misma que no luce bien en la ficción ficcionada.

En España el cine enfocado en mostrar  a las clases más desfavorecidas o problemas invisibles, nos llegó como una bocanada de aire fresco con Fernando León de Aranoa que nos dejó grandes obras para la reflexión que visibilizaron un cine que incidió en la realidad favoreciendo la apertura a más producciones de índole social,  como la memorable Solas de Benito Zambrano. Con Jesús Ponce que ahora estrena Todo saldrá bien, que comparte título con la última película presentada por Wim Wenders [Every Thing Will Be Fine ], lo social se convierte en un monólogo a dos voces con las tesituras que plantea la vida, si bien con una ampulosidad de carácter más almodovariano en la construcción de personajes. Insisto, un monólogo, no un diálogo, aunque está planteado como conversación en algunos casos, refriega en otros, entre Isabel Ampudia y Mercedes Hoyos que aunque por momentos desafinan en el tono como personajes reales, de carne y hueso, en cambio se baten en un duelo escenográfico que además convence en lo corporal, que también es importante. Físicamente, con esos rostros que se ven ajados por la vida, están sublimes y creíbles. Y resituadas en un teatro de la vida que escenifica lo social haciéndolo necesario en un guion que resulta ser afortunadamente sorpresivo, se vuelven gigantescas sombras de un teatro de carga dramática que a veces hay que imaginar. No sintiéndose del todo real, porque no llega a punzar en el espectador, Todo saldrá bien sí es eficiente y necesaria para contar lo que en realidad cuenta, los dramas de lo social que se esconden en lo miserable de vidas tediosas, en lugares sin nombre de los que nadie se acuerda y a donde no llega el cine de la ficción que idealiza lo real para hacerlo deseable.
 

Tráiler de Todo saldrá bien | StyleFeelFree Youtube

FICHA TÉCNICA
Título original: Todo saldrá bien
Dirección: Jesús Ponce
Guión: Jesús Ponce
Fotografía: David Barrio
Música / banda sonora: Juan Cantón
Reparto: Isabel Ampudia, Mercedes Hoyos, Víctor Clavijo, Darío Paso, Juan Carlos Sánchez
Fecha de estreno España: 8 de julio de 2016
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