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‘Difret’ se revela contra la práctica del casamiento por rapto y violación, una vieja tradición que saltó a la luz en Etiopía tras la historia real que en 1996 serviría de inspiración para esta película
Los debates que contemplan la defensa de lo tradicional como forma de no perder la identidad de los pueblos se turban. Todo, porque en esa conservación de lo arraigado a nuestras tradiciones más antiguas, acaban en el mismo saco las tradiciones ligadas a lo cultural, esenciales; y las ligadas a la barbarie, aborrecibles. Pero como ambas se apoyan en el mismo argumento; las segundas, las que no contemplan a todos los seres vivos por igual y tampoco con la misma consideración, acaban siendo una excusa para perpetuar formas primitivas que ya hace tiempo deberían haberse abolido.
En ese debate entra Difret de Zeresenay Berhane Mehari, una película esencial para ponerse en la piel del otro, aunque viva a miles de kilómetros y su cultura sea muy distinta a la nuestra. Así, nos ponemos en los zapatos de Hirut, una niña etíope de 14 años que es secuestrada por un grupo de hombres y violada como forma legítima, aunque ilegítima, de obligarla a contraer matrimonio con el que organiza el rapto acogiéndose a una tradición antigua en Etiopía denominada telefa. Cometer telefa es consumir una violación, sin más, un delito. Lo que ocurre es que según una ley de 1957, si el violador se casa con su víctima se considera que este no ha cometido tal delito y está en su derecho de casarse, por la vía que sea, con quien le plazca. Todo, porque ninguna mujer puede negarse a casasrse con un hombre que la ama, según la única lectura posible. Aunque esto sea una atrocidad legitimada por una costumbre antigua. Ya no sólo injusta, sino denigratoria y repugnante, que sigue presente y encubierta por esa tradición que la avala; así como por ese mal uso del concepto de amor, en nombre del cual se cometen las más viles prácticas.
Y como el cine está también para concienciar de lo que ignorábamos, no sólo para inventarse realidades que nos adoctrinen, la cinta, amadrinada por Angelina Jolie y basada en una historia real acontecida en 1996 —que se complicó cuando la niña se convirtió en abanderada de una lucha que nunca decidió enfrentar—, es un relato imprescindible para confraternizarnos con el mundo, sus gentes y sus realidades. Llegando a ver que ese otro también hubiésemos podido ser nosotros, si nos hubiese tocado jugar con otras cartas.
Pero Difret no sólo quiere que empaticemos con otra forma de vida. Se plantea, además, con el optimismo del que sabe que siempre —la historia así lo confirma— habrá alguien dispuesto a poner los puntos sobre la íes para cambiar las estructuras que ya no funcionan, y poner luz donde antes sólo había oscuridad. La responsable de colocar aquí los puntos donde les corresponde es Meaza Ashenafi —papel interpretado por Meron Getnet— fundadora de una organización que rinde asistencia legal a mujeres que no pueden defenderse y que será la que se hará cargo de socorrer y proteger a Hirut Assefa —interpretación que recáe en la jovencísima Tizita Hagere que se muestra muy convincente, a pesar de la dificultad que conlleva el rol— acusada de asesinar al hombre que la raptó y violó.
De hecho, la historia real que motivó Difret, la película, rodada íntegramente en Etiopía en Amárico —idioma hablado en Etiopía— llevó a que el gobierno tuviera que tomar partido, lo que motivó que esos pasos en la buena dirección, aunque difíciles, fueran indispensables para que los hechos comenzasen a verse con el lente apropiado.
Tráiler de Difret de Zeresenay Berhane Mehari | StyleFeelFree Youtube
Clip de Difret de Zeresenay Berhane Mehari | StyleFeelFree Youtube
Título original: Difret
Dirección: Zeresenay Berhane Mehari
Guión: Zeresenay Berhane Mehari
Reparto: Meron Getnet, Tizita Hagere, Haregewine Assefa, Brook Sheferaw, Mekonen Laeake, Meaza Tekle
Fecha de estreno España: 30 de Abril de 2015