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El Museo für Kunst und Gewerbe de Hamburgo se cuestiona las inciertas virtudes del denominado fast fashion con la exposición ‘Fast Fashion. The Dark Side of Fashion’, un recorrido sin precedentes que deja en evidencia a la industria textil de masas
Hubo un tiempo en que la mayoría teníamos menos ropa, la esencial, y nos parecíamos menos también. Entonces el textil se democratizó con el Fast Fashion y comenzó la euforia. Todo el mundo parecía satisfecho. Las virtudes del capitalismo por fin se hacían realidad. Y así seguimos. Felices mientras contemplamos nuestros smartphones hiperinteligentes, que saben casi todo de nosotros, sin prestar atención a cuanto nos rodea, al mundo en general, del que sin darnos cuenta, somos responsables con cada acto de compra que hacemos. Nos quejamos mucho y cuando no, volvemos a nuestro mundo feliz y pasamos página. Nos quejamos sin ser conscientes de que nosotros somos también responsables de lo que somos, de lo que tenemos, de cómo gira el mundo a nuestro alrededor devorándolo todo con una aparente calma abrumadora. Y aunque estas afirmaciones puedan parecer un ardid que alimente una teoría conspirativa, la realidad, a juzgar por las cifras, es que no hay límite para las empresas del fast. Cuanto más producen, más baratos son los costes y más barato pueden vender. Cuanto más producen, más contaminan. Y también, cuanto más producen, más competencia desleal generan ya que más difícil se lo ponen al comercio pequeño, no a la tienda pequeña, sino al comercio casi extinto —al menos en España— de los productos de calidad, artesanales, con conciencia ecológica, con diseño. En definitiva, con identidad. Así que al final acabamos fomentando los oligopolios, la desigualdad y la contaminación. Tiramos lo que ya no nos sirve porque tampoco tenemos sitio para guardarlo, y otras empresas se apropian de estos desechos dándole un nuevo ciclo de vida, para lo cual someten a estos residuos, a una toxicidad sin precedentes en la industria. Vivimos en ciudades tóxicas, acumulativas. Y dentro de ellas, en jaulas de cartón que nos asfixian. Así que necesitamos aire puro, pero lo único que ven nuestros ojos son toneladas de productos a bajo coste infectados de contaminantes que queremos, y queremos ya, porque mañana han dejado de tener valor.
Y lo peor es que somos responsables de esta vorágine sin ser conscientes. Al menos algunos museos empiezan a ser responsables de su función de garantes del conocimiento facilitándonos las herramientas que nos permitan ser más consecuentes con las decisiones que tomamos, ya que éstas acarrean que el mundo sea tan perverso como a veces lo vemos cuando dejamos de ser felices. Y cómo no sólo es la mirada, sino también el discurso, el discurso real, desnudo, sin artificios, sin necesidad de otro discurso explicativo que genere comprensión, el Museo für Kunst und Gewerbe de Hamburgo nos invita a reflexionar con la exposición Fast Fashion. The Dark Side of Fashion, sobre las consecuencias, también reales, que desencadena el lado oscuro del Fast Fashion. Es esta una revisión cruda constatable en datos e imágenes que nos advierten sobre cómo el mundo está cambiando sus pautas socio-económicas con slogans que no necesitan publicidad ya que nos proporcionan una igualdad ficticia que implica una desigualdad tan abusiva como enfermiza y desencadenante de más interrogantes que respuestas. ¿Significa la fast fashion la democratización de la moda? ¿Permite realmente la fast fashion vivir en individualidad? ¿Quiénes son las víctimas de la moda?
La muestra Fast Fashion. The Dark Side of Fashion, siendo tan relevante y actual, es sin embargo la primera que se esfuerza en realizar un examen exhaustivo y exigente del sistema de confección y sus consecuencias socioeconómicas y ecológicas, arrojando luz sobre el triángulo mundial del consumismo, la economía y la ecología, desde diversas perspectivas que acumulan binomios antagónicos: el sistema de la moda y sus víctimas, la pobreza y la ecología, lo global y lo local, los salarios y los beneficios o la ropa y los productos químicos que desatiende el equilibrio ecológico.
La fast fashion entendida, por si no es suficientemente evidente el término, como un sistema de producción y distribución específica para el desgaste rápido de la moda, fabricada en serie, y basada frecuentemente en la copia. También hace referencia a la aceleración de los procesos, la vida de los productos y el tipo de consumidor que genera. Y aunque todo el mundo cree conocer qué es fast fashion y no, e incluso sus consecuencias, añadiría que las líneas son difusas y a veces, es difícil reconocer a primera vista la diferencia entre la fast fashion y la slow fashion, porque la marca, todavía sigue enmascarando muchas debilidades encubiertas por una publicidad engañosa que es necesario amortizar. Pero una mirada crítica generalmente despeja las dudas.
Lo importante y también lo fundamental de la reflexión que podemos extraer de esta exposición, es que tenemos que ser conscientes de lo que implica la fast fashion para que bajemos el ritmo y nos preguntemos que nos están vendiendo realmente cuando compramos. Recordemos entonces que la camisa de 4,99€, 9,95€ o 19,90€ posiblemente ronda —precio de producción y distribución— los 0,10€ en China, India, Bangladesh, Vietnam o Camboya. ¿Realmente son precios razonables? ¿Es normal que una camiseta cueste tanto como un café? Parémonos un momento y reflexionemos también en el trabajo que hay detrás realmente de una prenda. ¿La creatividad de un diseño, la técnica de un patrón producto de una creación nueva y contemporánea, el tejido elegido específicamente para esa pieza y todas las múltiples fases por las que tiene que pasar desde que se plasma una idea, hasta que se ve finalmente acabada, puede costar tanto como un café, como un helado, como la entrada a un museo? Pensemos. ¿Qué estamos realmente pagando? ¿Qué responsabilidad tienen los consumidores y qué pueden hacer para lograr un cambio? ¿Puede realmente una marca media, producto de un política slow vender a un precio medio que es el único que podría asumir? Definitivamente, no. No, si nadie contribuye. Primero porque como todo es tan monstruoso, los números son inabarcables.
Para empezar, y por poner un ejemplo de las múltiples fases del proceso de producción y distribución textil, la fábrica que produce tejido no le vende menos de «x» miles de metros de tejido a esa marca ficticia media o en caso de vendérselo, el precio se dispara. Y la cola de los números seguirá precipitándose en todo el proceso productivo. El taller pequeño —el único al que pueden interesarle esas tiradas cortas—, además, en muchos casos, tampoco podrá competir en calidad porque posiblemente no tenga suficientes máquinas especializadas y personal cualificado que las atienda y como también tiene que competir, tampoco le salen las cuentas y entra en la misma cadena de la velocidad, del vértigo. Así que los precios en tiradas pequeñas, cuando son posibles, se disparan. Pensemos nuevamente, porque precisamente las cuentas no le salen a nadie salvo, en la mayoría de los casos, a los que están en el mercado del fast fashion contribuyendo a una democratización del fraude, la mentira y la desigualdad. Entonces, ¿qué estamos alimentando? Porque las llamaradas lo están devorando todo y lo único que hacemos es echarle leña avivando así una falacia de bienestar que nos hace más iguales, generando al mismo tiempo el más injusto de los mundos posibles. Pero como en el mito de la caverna de Platón, nuestro mundo es el que es hasta que alguien nos muestra la luz.
Death of A Thousand Dreams, Protest against Rana Plaza Collapse. Relatives of Rana Plaza’s workers are demanding justice, Savar, Dhaka, Bangladesh. 24th October 2013 © Taslima Akhter | StyleFeelFree
The life and struggle of Garment workers, 11 member of a garment worker’s family share the same room to survive, Mirpur, Dhaka, Bangladesh, 11 June, 2009 © Taslima Akhter | Fast Fashion. The Dark Side of Fashio | StyleFeelFree
Death of A Thousand Dreams, Rana Plaza a nine-story commercial building at Savar, Dhaka collapsed on 24th April 2013. More than 1134 garment workers died and several hundreds are missing in the collapse, Savar, Dhaka, Bangladesh, 25th April 2013 © Taslima Akhter | StyleFeelFree
Título: Fast Fashion. The Dark Side of Fashion
Artistas: varios
Lugar: Museo für Kunst und Gewerbe de Hamburgo
Fechas: 20 de Marzo de 2015 – 20 de Septiembre de 2015
Itinerancia: Después de su presentación en Hamburgo, la exposición Fast Fashion. The Dark Side of Fashion estará abierta al público en el Museo Deutsches Hygiene de Dresde desde diciembre 2015 a mayo 2016.