Rosana G. Alonso
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Al margen de las localizaciones, que nos traen a la memoria a ‘Ciudad de Dios’, la película ‘Trash. Ladrones de esperanza’ abusa de un idealismo mal encauzado que se vuelve demasiado ligero

Trash. Ladrones de esperanzas | stylefeelfree
Fotograma de Trash. Ladrones de esperanza | StyleFeelFree

Hay cintas pensadas a priori para ensalzar la esperanza —para ensalzarla y premiar así a los más desfavorecidos— hasta tal punto, y con tal optimismo, que se pierden precisamente en esas intenciones como queriendo persuadir con un el fin justifica los medios. Por eso mismo, son películas que llegan a todo los públicos. Trash. Ladrones de esperanza, como lo hiciera anteriormente Slumdog millionaire, participa principalmente de esa idea que completa con unos escenarios dignos de crédito y atractivo, pero carece del ritmo de la película ambientada en Mumbai por Danny Boyle. Rodada en una favela de Río de Janeiro que nos trae al recuerdo la Ciudad de Dios  de Fernando Meirelles, su escenario atrapa desde el principio. Al margen de esto, carece de la impactante franqueza de esa ciudad de Dios construida a semejanza humana. Es el mismo entorno problemático que caracterizó a su predecesora en Río, sin la crudeza frenética que Meirelles filmó con destreza.

La película que aquí dirige Stephen Daldry, el mismo que llevó al éxito a Billy Elliot  y mostró tino con Las horas, tiene sin embargo un gran acierto en el reparto. Especialmente el que interpretan los tres niños protagonistas de la historia. Rickson Tevez, Luis Eduardo y Gabriel Wenstein, están cautivadores y creíbles en una interpretación que no resulta teatral, aunque Daldry sea un apasionado del teatro. Igual que consiguiera con Billy, los tres protagonistas destellan algo que conecta con el público. Salvando esto, la cinta, adaptada por Richard Curtis partiendo de la novela Reyes de la basura  de Andy Mulligan, se vuelve ingenua a medida que avanza el argumento. Por otra parte, no llega a tener momentos de suficiente tensión como se esperaría de una trama que juega a buenos y malos. Puesto que permite al espectador prácticamente adivinar cada situación que se sucede. Si bien, hay una voluntad de estimular el relato con diferentes recursos, más o menos ingeniosos, pero carentes de ritmo. La única intencionalidad rítmica se consigue con una banda sonora irregular a la par que efectiva, en alguna escena.

La historia comienza con el hallazgo de una cartera en un gran basurero sobre el que se asienta una favela en Brasil. Es un niño el que la encuentra y otro, su mejor amigo, su cómplice, al que se les sumará otro tercero. La sorpresa llega cuando el insignificante hallazgo, que a los ojos de 2 niños en la penuria no es que sea insignificante, resulta ser de interés policial. Curtidos en la pobreza, en seguida sospechan que esa cartera esconde algo grande que no alcanzan a ver. De no ser así, la policía no pondría tanto esmero en recuperarla, ofreciendo incluso una recompensa. Pronto descubrirán de qué se trata, y se enzarzarán en una aventura que cambiará su vida y la de la favela para siempre. El filme, por cómo el argumento se desarrolla, abusa de un idealismo mal encauzado que se vuelve demasiado ligero y vacuo para un público adulto. Por esto mismo, por su trama de fácil asimilación en la que destaca un reparto atractivo, resulta, no obstante, apropiada para toda la familia en las próximas fechas.
 

Tráiler de Trash. Ladrones de esperanza de Stephen Daldry | StyleFeelFree Youtube

FICHA TÉCNICA
Título original: Trash (Trash. Ladrones de esperanza)
Dirección: Stephen Daldry
Guión: Richard Curtis
Reparto: Rickson Tevez, Eduardo Luis, Gabriel Weinstein, Rooney Mara, Martin Sheen, Wagner Moura, Selton Mello, André Ramiro, Jesuita Barbosa, Daniel Zettel, José Dumont, Gisele Fróes, Maria Eduarda, Nelson Xavier, Stepan Nercessian
Fecha de estreno España: 28 de Noviembre de 2014
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