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El Museo Reina Sofía homenajea a Mathias Goeritz, en una antológica centrada principalmente en el período del artista en México
Mathias Goeritz (Alemania, 1915 – México, 1990). Él mismo definió su arquitectura como emocional en un escrito datado en 1954 que fundamenta teóricamente su trabajo —no sólo su arquitectura sino también su pintura, escultura, su obra gráfica o lo que denominó poesía visual—. Ahora la gran retrospectiva de más de 200 obras que le dedica el Museo Reina Sofía de Madrid es un homenaje a su figura y su concepción artística como demandante de «una máxima emoción frente al funcionalismo, el esteticismo y la autoría individual».
La muestra se centra principalmente en el período de Goeritz en México —desde 1949— como representante de la emergencia de las utopías artísticas en América Latina tras la posguerra. En este contexto, renovó los relatos y los vocabularios propios de la modernidad a partir de los años cincuenta. Si bien, una de las apuestas más significativas de la exposición es la que recoge su obra en España a mediados de los cuarenta, donde impulsó la abstracción poética avivada por los nuevos prehistóricos y donde además fundó la escuela pictórica de Altamira. Alejado del paradigma arquitectónico, se pueden apreciar obras como Gallo en la cueva (1948), propiedad del Museo Reina Sofía, que responde al entusiasmo que le causaron las pinturas rupestres de la cueva de Altamira en Santillana del Mar (Cantabria).
Aunque previsiblemente y por visibilidad, será su descomunal serpiente que responde al título de Ataque, realizada para el Museo Experimental El Eco en la ciudad de México (1952-1953) la protagonista de un recorrido en el que destacan sus trazados geométricos tortuosos como síntesis de la ambigüedad del principio de arquitectura emocional.