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La selección de obras que recoge el Museo Thyssen de Madrid en la exposición ‘Sonia Delaunay. Arte, diseño y moda’ pone en práctica lo simultáneo en un momento en el que es muy necesario reflexionar su significado
Con una Francia, actualmente, militarizada y poco acogedora, [en la que he estado en numerosas ocasiones, y de la que acabo de regresar], y una España desavenida; la exposición sobre Sonia Delaunay [Odesa, antigua Rusia, 1985 – París, 1979] que cierra el próximo 15 de octubre en el Museo Thyssen se puede interpretar como una invitación a hacer de lo simultáneo una filosofía de vida, que proyectada en lo artístico, busca una armonía de lo heterogéneo si consideramos su enfoque pluriidentitario, de diálogo entre disciplinas [La prosa del Transiberiano y de la pequeña Jehanne de Francia, entre el poeta Blaise Cendrars y Sonia Delaunay, es un ejemplo notorio de ello], de apertura a los materiales, los soportes, los medios…
Justamente entre Francia y España el matrimonio Delaunay produjeron una variada obra, más amplia por parte de Sonia, teniendo en cuenta el extenso trabajo que desarrolló como diseñadora textil, que incluso bocetó diseños que se llegaron a confeccionar y que vistieron a personalidades como Gloria Swanson, actriz de la que se conserva un modelo de abrigo, confeccionado en 1925, que ahora puede verse en la exposición Sonia Delaunay. Arte, diseño y moda en el Museo Thyssen-Bornemisza de Madrid. Prueba manifiesta de que bien entrados en el siglo XXI y lejos de la mirada que en el siglo pasado y comienzos de este blindó la entrada de la moda en los museos, con excepciones en algunos casos poco meritorias que se rindieron a lo puramente comercial, ahora el arte se está comenzando a abrir a otras disciplinas, dejando así por sentado que cualquier soporte es idóneo, si es el adecuado para expresar una conciencia reflexiva del mundo que habitamos.
Etapa madrileña de Sonia Delaunay
En el caso de Sonia Delaunay, el papel de la moda, que se rescata en esta muestra, ocupó un lugar muy importante en una trayectoria que se detuvo en la península Ibérica con Madrid como punto clave, que el Museo Thyssen destaca más como hilo argumental que como armazón de la exposición, porque lamentablemente, en lo referente al vestuario, apenas si quedan vestigios de esta época que transcurrió entre 1914 y 1920. La única demostración fehaciente es un recorte de prensa en el que aparecen las hijas de los marqueses de Urquijo, en julio de 1920, con una serie de túnicas cortas que se asemejan a chalecos, sobre vestidos plisados, sombreros y sombrillas de marca Casa Sonia Delaunay, si bien, tampoco existen pruebas, a pesar de la etiqueta, de que la artista tuviese una tienda propia a pie de calle. Todo parece indicar que atendía a su clientela en su residencia del barrio de Salamanca.
A sabidas cuentas de que por esta época no solo la moda, sino también el diseño de interiores y la escenografía y vestimenta para teatro, de la mano de un ya consagrado Serguéi Diághilev como propulsor de los exitosos Ballets Rusos, fueron los vehículos preferidos por Sonia Delaunay para llevar a cabo la teoría del simultaneísmo, inspirada en el tratado del contraste simultáneo de colores de Eugène Chevreul, es conveniente apreciar —lo vemos en esta muestra en el Museo Thyssen— cómo ésta se revelaba en todo su significado. ¿Existía acaso soporte más idóneo que el cuerpo humano o el espacio habitado u orquestado por el cuerpo, para hacer realidad una teoría que proponía una danza cromática que la misma morfología podía articular eficientemente en un espacio vital? Es cierto que por esta época Sonia Delaunay buscaría una rentabilidad económica inmediata [hay que tener en cuenta que en 1917 dejó de recibir las rentas familiares provenientes de Rusia, tras la Revolución de Octubre], pero ello no fue en detrimento de su visión del arte, al contrario, pudo experimentar en distintos soportes [pintura, escenografía teatral, diseño publicitario, de interior y de moda], para comprobar cómo la inclinación natural de las vibraciones del color era verdaderamente perceptible en lo que se conocieron como tableaux vivants [pinturas vivas] y que pudo llevar a cabo, con posterioridad a su etapa española, gracias a su colaboración con los grandes almacenes holandeses Metz & Co, con quienes trabajaría hasta la década de 1950.
Recuperar lo simultáneo
La teoría simultánea hecha realidad. ¿Qué significa en realidad lo simultáneo? Apreciablamente, para Sonia, un baile articulado en el que no podía faltar tampoco un sentido de lo musical que llamaba a la participación, así de complementarios, así de opuestos, dispuestos a componer escenarios de un común posible en el arte, donde se sortean las jerarquías entre disciplinas, y las distancias de todo tipo pueden ser recorridas al ritmo trepidante del color que anticipa un dinamismo propio de la vida moderna en un París de acogida. Sonia Delaunay, una rusa en París, al igual que tantos otros inmigrantes, a principios del siglo XX, no podía sino ver un conjunto de ondas cromáticas que componían su universo real, y que hacían ondear una bandera francesa que hoy sigue nutriéndose de esos mismos inmigrantes a los que ahora, muchos franceses, motivados por el Frente Nacional, rechazan, si rechazan la emigración. Y yo me pregunto, ¿es esa la Francia de la libertad, la igualdad y la fraternidad? Aquella Francia en el que las mujeres, aunque tardaron en pronunciarse abiertamente [el voto femenino se hizo realidad a mediados de la década de los cuarenta, cuando ya era una realidad en muchos otros Estados, entre los que se incluye España], comenzaron a tener presencia. Recordemos que desde principios de los años diez del siglo pasado, hasta la Segunda Guerra Mundial, toda la moda francesa estuvo capitaneada por mujeres que nunca volvieron a tener la importancia que ostentaron por entonces. Recordemos entonces que el hecho de que Sonia Delaunay incursionara en lo textil, sirviéndole de canal de expresión por antonomasia en su repertorio artístico, estaba también influenciado por la presencia de otras creadoras, algunas bastante más diestras que Delaunay en la propia arquitectura del vestir, ya que esta despuntó sobre manera como diseñadora de estampación textil que veía en el tejido un lienzo libre donde modular su sentido de lo estético. No solo Coco Chanel, la más reconocida de todas, sino también Jeanne Lanvin, Elsa Schiaparelli, Madelaine Vionnet, Nicole Groult, Jane Régny, Nina Ricci o Jeanne Paquin, entre otras, merecen un capítulo aparte. Recordar todos estos nombres es importante para reflexionar sobre la importancia de la vestimenta en la construcción de un orden social equitativo que en el terreno de la moda, le correspondía a la mujer construir, más bien, reconstruir, para acabar con corsés de todo tipo, que penosamente, cada cierto tiempo, algunos agentes vinculados al star-system y al prêt-à-porter , tratan de rescatar, en pos de una mal entendida libertad, si cosifica el cuerpo de la mujer con etiquetas de género que moldean la figura, en lugar de liberarla, como ocurrió concretamente desde los años diez del siglo pasado, y especialmente en los veinte.
Modelos para vestido de Sonia Delaunay, 1923 | Foto: © StyleFeelFree
De ahí la importancia de la vestimenta, un vehículo creativo por el verdadero cambio en los roles que dio un vuelco a las costumbres del vestir, precisamente cuando Sonia Delaunay comenzó a trabajar con el textil, imperando el estilo llamado garçonne. Un cambio social que en Sonia Delaunay solo puede concebirse atendiendo a una orquesta de lo simultáneo que hizo vibrar hasta las últimas consecuencias, tratando de capturar lo intangible para hacerlo tangible, sin discriminar en los medios. Como Marta Ruiz del Árbol, comisaria de la exposición y conservadora de Pintura Moderna del Museo Thyssen, rescata parafraseando a Sonia Delaunay y haciendo así honor a su talante, “cuando el arte está dentro de ti, puede estar en todas partes”. Una sentencia que bien podría aplicarse a todo, al arte, y a todos los ámbitos de la vida articulados por lo social. En realidad el simultaneísmo sigue siendo una teoría integradora que no entiende el todo sino como la suma de las partes. Hoy, más que nunca, es necesario reivindicar esas partes que componen el todo de un universo en el que cabemos todos, vayamos hacia donde vayamos. Incluso hasta el sol, haciendo referencia a la autobiografía de Sonia Delaunay, Nous irons jusqu’au soleil [Iremos hasta el sol] publicada en 1978. Los Delaunay asociaban el simultaneísmo a la vida moderna y al desarrollo urbano, y querían llevarlos a todos los ámbitos posibles.
Dirigir la mirada
Contemplo Prisma solar simultáneo, 1914. Salpicado de amarillos que se tornan naranjas y luego rojos, verdes que viran hacia el azul, violetas, blancos rotos que acaban en grises impuros y el negro, entre tanto, aportando un equilibrio que al mismo tiempo, rompe la tibieza del conjunto, matizándolo, perfilando las formas, otorgando carácter al sensorial juego cromático. Igual que en Viajes lejanos, 1937. Los colores primarios se amalgaman a los secundarios recreando fuentes lumínicas que alcanzan, avanzando, donde el corazón llega, abrazando un etéreo coronado por un rayo de luz. Lo simultáneo, llamando a la acción. Actualmente, más necesario que nunca, para acabar con las diferencias y derribar los muros que vuelven a alzarse para proteger, ilusoriamente, lo que es y debe ser de todos, como habitantes de un cosmos compartido que no tiene propiedad.
Obra: Viajes lejanos, 1937 de Sonia Delaunay | Foto: © StyleFeelFree
Diseño textil 1436, 1937 de Sonia Delaunay | Foto: © StyleFeelFree
Fragmento de una película en color de Sonia Delaunay | StyleFeelFree Youtube
Título: Sonia Delaunay. Arte, diseño y moda
Artista: Sonia Delaunay
Comisariado: Marta Ruiz del Árbol
Lugar: Museo Thyssen-Bornemisza (Paseo del Prado, 8. Madrid)
Fechas: 4 de julio de 2017 – 15 de octubre de 2017
Horario: A partir del 4 de septiembre: de martes a viernes y domingos, de 10 a 19 horas. Sábados, de 10 a 21 horas
Entrada: General: 12€ / Reducida: 8€ para mayores de 65 años, pensionistas, estudiantes previa acreditación y familias numerosas / Gratuita: menores de 12 años y ciudadanos en situación legal de desempleo