Rosana G. Alonso

El cineasta francés Mohamed Hamidi presenta su ópera prima, ‘Mi tierra’, una película que aborda el tema de la identidad

Mohamed Hamidi —francés de raíces argelinas— inicia su incursión en el cine con la película Mi tierraNé quelque part en la versión original— que aún se puede ver en algunas salas españolas. Una película que aborda, desde la propia experiencia de su realizador, el tema de la identidad. Recientemente tuve la oportunidad de entrevistarle y no pude por menos que indagar más a cerca de las motivaciones que le llevaron a construir y dirigir esta entretenida historia que me cautivó por la ligereza con la que aborda un tema tan complejo y existencial.
 

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Mohamed Hamidi durante el rodaje de Mi tierra (Né quelque part). Foto cortesía de © Vértigo
 
Esta es tu primera película, ¿Qué ha sido lo más difícil al enfrentarte con un primer largo?

Mohamed Hamidi: Lo más difícil podría decir que fue el hecho de contar una historia bastante personal que valía la pena llevar al cine y ser susceptible de interesar a un gran número de espectadores.

El guión es muy prolífico. Se entremezcla el humor con el drama, lo cotidiano con lo político… el resultado se revela como una película divertida y fácil de ver a pesar del problema de fondo que aborda. ¿Ha sido esta una decisión para acercar al público a un debate político de forma amena? ¿Cómo ha sido trabajar con Alain-Michel Blanco a este respecto?

Mohamed Hamidi: El humor es una forma muy buena de abordar temas serios. Los argelinos tienen un particular humor, muy centrado en la autocrítica. Ellos nunca han dejado de reír, incluso durante los momentos más difíciles de su historia. Con respecto a la colaboración de Alain Michel Blanc, yo estaba escribiendo una historia de un joven que iba por primera vez a Argelia y le robaban su pasaporte. Mis productores la leyeron y me propusieron que la adaptara al cine, entonces contacté con Alain (guionista en Vas, vis et deviens, le concert…) porque me gustaba su trabajo y él aceptó. Escribimos el guión en un año.

El tema de la identidad es sin duda el leitmotiv principal que ya se refleja de forma escéptica desde el título Né quelque part (Nacido en cualquier lugar) ¿Cuál ha sido tu mayor preocupación a la hora de tratar un tema como este desde tu perspectiva personal? ¿Se convierte este factor en una responsabilidad de mayor peso?

Mohamed Hamidi: Sí, la identidad es un tema clave en la constitución de un individuo. Por mi parte a la edad de 25/27 años, sentí la necesidad de interesarme por mi historia y la de mis padres. Es importante conocer tu historia para realizarte mejor. También cuando una persona tiene hijos, como es mi caso, el tema de la transmisión se convierte en algo esencial.

En la película, el cuestionamiento de la identidad se hace latente en un viaje revelador del protagonista a Argelia. En realidad Farid, el personaje principal, ha nacido en Francia por lo que no es consciente de que es un privilegiado gracias al coraje de su padre. Pero entonces viaja a Argelia y se replantea su identidad. ¿Cuál ha sido el punto de inflexión que te ha llevado a abordar este tema en tu primera película?

M. H. : Hice ese viaje de nuevo a Algeria a los 30 años. No había puesto los pies desde hacía más de 20 años.

¿Responde la identidad a un simbolismo? En la película la casa del padre en Algeria juega un papel muy importante. Para ti, ¿qué es lo más importante del simbolismo en la construcción de valores?

M. H. : Esta casa es el símbolo del arraigo del personaje principal en el país de sus padres, es lo que queda de su familia.

Por otra parte, la música en la película se adecúa al ritmo rápido del film y cuenta en parte la historia que se entreteje, ¿es para ti un punto realmente importante en la transmisión de una historia o esta película lo requería?

M. H. : Para mí la música es esencial. Yo mismo soy músico y he estado lo más cerca posible de Armand Amar, el compositor de la banda sonora de la película, para que la música estuviese en sintonía con las emociones de los personajes. Pienso que él ha hecho un trabajo notable.

El tema de la inmigración en Francia desde que comenzase la crisis en Europa parece que ha intensificado el fantasma de la xenofobia y el racismo. Como hijo de inmigrantes, ¿cómo contemplas este problema?

M. H. : Los franceses tienen una relación todavía difícil con los inmigrantes y sus hijos. Esta relación es todavía más complicada con los hijos de los inmigrantes de sus antiguas colonias y en particular con los argelinos.

¿Para ti el cine debe de tener una responsabilidad política o social en la línea de cineastas ingleses como Ken Loach, Shane Meadows o Mike Leigh?

Mohamed Hamidi: Soy fan de estos directores y en particular de Ken Loach cuyas películas siempre muestran una determinada realidad social. Para mí el cine y el arte en general deben hablar sobre el mundo. Si además puede hacernos reflexionar es todavía mejor. Desde Chaplin, sabemos que el cine puede ser entretenido, divertido y en el fondo, político.

Si bien diría que se puede observar un humor autocrítico muy propio del cine francés.

M. H. : Te confieso que no percibo necesariamente el humor autocrítico en el cine francés.

Y para finalizar, después de esta película, ¿Cómo te planteas tu incursión en el cine? ¿hay nuevos proyectos? Si es así, ¿puedes aventurarnos algo?

Mohamed Hamidi: Trabajo de hecho en la escritura de mi próxima película. Se trata de un pequeño agricultor de Magreb que no tiene mucho excepto una vaca. Después de ver un reportaje en la televisión sobre la feria de la agricultura en París, decide presentarse con su vaca al concurso de la vaca más bella. Él atraviesa toda Francia a pie con su vaca hasta llegar a la capital. Es una película de vacas.