Rosana G. Alonso

La crónica 2 de la Berlinale 2024 propone un viaje de lo más heterogéneo pasando de la provocación más efectista a la refrescante mirada de Nele Wohlatz que indaga en las crisis migratorias e identitarias

Sleep with Your Eyes Open | Crónica 2 de la Berlinale 2024 | StyleFeelFree. SFF magazine
Imagen de la película Sleep with Your Eyes Open | Crónica 2 de la Berlinale 2024 | StyleFeelFree. SFF magazine

Comenzando por su sugerente título Sleep With Your Eyes Open la propuesta de Nele Wohlatz casi podemos decir, a estas alturas, que será uno de los títulos más sugerentes de esta Berlinale 2024. Su anterior trabajo, El futuro perfecto, ya la situó como una cineasta que busca permanentemente para encontrar la respuesta a todas las crisis que deja tras de sí la globalización. Pero la obra que presenta ahora en la sección Encounters de Berlinale es la confirmación de que estamos ante una autora que toma el relevo de un Hong Sangsoo que lleva ya un tiempo trabajando en serie, sin reflexionar tanto como lo hace Wohlatz. Partiendo, además, de su propia experiencia personal Wohlatz se pregunta aquí el sentido de pertenencia y de hogar. Entendida más como lugar, la cinta encuentra en cierta parsimonia un nuevo tejido que es una brisa de aire fresco. Sobre lo fugaz, en todos los sentidos, que permea la experiencia contemporánea.

Cambiando completamente de estrategia visual el rumano Andrei Cohn en Holy Week propone un viaje a principios del siglo XX. La localización tiene lugar en un pequeño pueblo rumano donde las tensiones llegan a un punto sin retorno. Adaptación libre de una novela corta de Ion Luca Cargiale pretende investigar en el acto de matar. Holy Week explora, en realidad, diversos temas. Pero al final todo gira en torno a un círculo vicioso del odio del que es difícil salir. Se agradece que el autor no busque el sentido de parábola o el hecho de culpabilizar a alguien, sino interrogar. No obstante, no es una cinta que cuestione el medio cinematográfico, sino una en la que el trabajo de composición es innegable. El diseño de producción y el vestuario tienen un papel destacado en una película que, sin cautivar, es intachable.

Y ya para poner el broche de oro de la jornada Bruce LaBruce caldeó el ambiente con la explosiva The Visitor en la sección Panorama. Es una versión del Teorema de Pasolini en el que trata de reflexionar sobre la abolición de clases. Tiene su crítica social, pero se percibe poco relevante entre tanta provocación. Es una cinta pensada para crear polémica allá donde vaya y lo logrará sin duda. A parte de sus escenas, más que eróticas puramente sexuales, no guarda ningún as en la manga. Aunque su juego de representación está logrado, no creo que pueda salir más allá de un sector nicho que se dejará seducir por las turbulencias que propone el realizador cinematográfico y fotógrafo canadiense.