Casapalma reformula la música tradicional cántabra 

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Yolanda G. Alonso

Coordinadora editorial de SFF. Apasionada de las artes en todas sus expresiones y siempre liberando espacio para mantener la mente libre

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Desde Cantabria, Casapalma indaga en su cancionero popular para recuperar coplas tradicionales montañesas renovándolas con ritmos electrónicos

Recientemente, el artista asturiano Rodrigo Cuevas recibía el Premio Nacional de las Músicas Actuales. Esto ponía de relieve una nueva y rica música folclórica que, desde el norte de España, empieza a sonar con fuerza. Es una escena creciente, a la que, en los últimos años, se han incorporado integrantes. Es el caso de la cantautora Lorena Álvarez que ha regresado a su pueblo asturiano a componer música de tintes tradicionales. Igualmente, el gallego Alejandro Guillán Castaño, conocido como Baiuca, lleva varios años mezclando la electrónica con la música tradicional gallega. Aunque poco conocida, si la comparamos con la del sur, la música folclórica del norte peninsular hace ya tiempo que se promueve en comunidades como Galicia y Asturias. En este área geográfica las panderetas y la gaita comenzaron a mezclarse con ritmos urbanos en la década de los noventa quedando etiquetada en la categoría de música celta.

Más reciente es la reinvención del folclore en Cantabria. De estas tierras llega Casapalma que adapta jotas y tonadas a los ritmos electrónicos de vanguardia. La formación está compuesta por Irene Atienza, vocalista, y Yoel Molina, compositor, productor y arreglista. El dúo ha reinterpretado el cancionero popular de Cantabria descubriéndonos uno de los folclores más desconocidos de España. Ya son varios los temas lanzados de lo que será su primer álbum en noviembre. El último es Asómate a la ventana, una canción que suena a serenata. Como ellos mismo comentaban en su cuenta de Instagram “rara era la muchacha que, durante las noches estivales, después de la salla, la siega o la deshoja no escuchaba alguna de éstas improvisadas serenatas”. La dulce voz de Atienza, acompañada por una base electrónica de corte chill, nos desconecta de esta realidad hostil que vivimos en la actualidad.

Con este avance ya son tres las canciones que Casapalma nos ha regalado estos últimos meses. Este verano el sencillo Con el agua de limón nos dejaba con ganas de más. Su reggaetón suave y su carácter lírico unen pasado y presente en una tonada que sigue resonando en nuestras cabezas una vez terminada. Su letra, rescatada del cancionero popular, deja estrofas llenas de emoción. “Hay cariños que se hablan, hay cariños que se mienten, hay cariños que se callan, y esos son los que se sienten”, expresa en una de sus letras. Asimismo, en Con el rocío de la mañana, otro de los temas que acompañará su debut, también habla de desamores. Lo hace recuperando una melodía montañesa tradicional. Nuevamente, la unión de la canción montañesa y las producciones contemporáneas dan lugar una fusión de sonidos que, aquí, nos traslada al sonido más ancestral de la canción cántabra.