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Más allá del filme musical, ‘Summer of Soul’ esclarece el contexto en el que se gestó el Festival Cultural de Harlem, uno de los grandes acontecimientos musicales de los años sesenta, que permaneció cincuenta años en el olvido
En el imaginario estético, político y social de finales de los años sesenta, Woodstock sigue siendo uno de los grandes acontecimientos que cerró la década con inequívoca opulencia performática. Pero, en realidad, solo era la cara blanca y brillante de una realidad mucho más poliédrica. El festival de música que congregó a miles de jóvenes que confraternizaron bajo la bandera del movimiento hippie, no puede permanecer más tiempo aislado como referente cultural, sin mirar a otro festival de música que comenzó unas semanas antes y se clausuró poco después. Se trataba del Festival Cultural de Harlem, celebrado durante seis domingos seguidos entre el 29 de junio y el 24 de agosto de 1969, concentrando a una multitud similar en cifras a la de Woodstock. De carácter más familiar y con un toque de color que reunió a la comunidad negra y latina de EEUU, representa ahora un hallazgo que explica muchos adyacentes sociales, todavía por clarificar.
Desde la explosión del Black Lives Matter, poco a poco vemos como la cultura empieza a mirar a una realidad negra deliberadamente ocultada. Por eso, ahora sorprende que empiecen a salir archivos históricos tan relevantes como el que nos ofrece la película Summer of Soul. Dirigida por Ahmir Thompson, más conocido como Questlove, y miembro del mítico grupo de hip-hop The Roots, es un hallazgo que sorprende por muchos motivos. En buena media, porque esta cinta nos lleva a preguntarnos por la legitimidad de la historia. ¿Cómo es posible que un certamen artístico de tal calado, que reunió a toda una generación de músicos negros tan importantes, permaneciera en el olvido durante tanto tiempo, mientras las imágenes del festival de Woodstock se convirtieron, rápidamente, en icono de una década? Eso para empezar. Luego es difícil pensar en el Festival Cultural de Harlem sin ligarlo a todos los movimientos sociales negros que estaban sacudiendo EEUU de arriba abajo.
A medio camino entre el filme musical y el documento histórico, Summer of Soul plantea todas estas cuestiones sin perder el foco principal. Este eje de acción es la magnitud de un festival que reunió a figuras de la talla de Nina Simone, Stevie Wonder, Sly & The Family Stone o B. B. King. La gran maestría tanto de Questlove como del montador Joshua L. Pearson es la de entretejer diferentes perspectivas que complementan la musical. En este sentido, se recuperan imágenes de archivo de la época que contextualizan y ponen en valor lo que vemos en el escenario y bajo este. Arriba, toda una generación de artistas negros que presentaban una variedad de géneros que incluían soul, r&b, góspel, blues, jazz y latino. Y abajo, un público de distintas edades que, más que extasiados, los observamos eclipsados por la envergadura de un acontecimiento único que instaba a la comunidad negra a reivindicar sus derechos.
Solo un año antes del Festival Cultural de Harlem, Martin Luther King había sido asesinado. Pero los Black Panthers siguen dinamizando la escena social y política. Es un tiempo que avecina unos cambios que se postergarían en el tiempo, y finalmente, serían más estéticos que profundos. Simultáneamente, es un tiempo en el que estaban ocurriendo muchas cosas que no estaban siendo televisadas. Precisamente el epígrafe que acompaña al título del festival hace referencia a esta idea. “The Revolution Will Not Be Televised” es el eslogan que explica, que más allá de lo musical, se estaba trazando un verdadero cambio social que buscaba la igualdad.
Con los testimonios de personas que presenciaron el festival, artistas que lo protagonizaron y otros que complementan la perspectiva desde la actualidad, lo que se pretende con este documental no es solo romper el silencio y el silenciamiento, sino revisionar la historia para comprender el presente. Esa es la gran baza y acierto de una película que no llega tarde, llega cuando tenía que llegar. El tiempo que ha permanecido oculto el material base de esta cinta, es un tiempo que arrastra con él una evidencia. La historia tiene que revisionarse una y otra vez para que no quede eclipsada por los intereses de las fuerzas dominantes de un momento preciso.