Rosana G. Alonso
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En la construcción no solo del espacio, sino de cada uno de los personajes, ‘Charulata. La esposa solitaria’ , la película del indio Satyajit Ray, vista desde hoy, es un tratado de la condición humana desde una perspectiva feminista

Charulata. La esposa solitaria | StyleFeelFree
Imagen de la película Charulata. La esposa solitaria | StyleFeelFree

El personaje de Charulata, surgido de la novela Nastanirh (1901), de Rabindranath Tagore, parece beber directamente del de Madame Bovary de Gustave Flaubert y Casa de muñecas de Henrik Ibsen. Todas ellas son mujeres que, de alguna forma, buscaban traspasar las fronteras que las condenaban a vivir en una jaula social. Bien por estar confinadas a la casa, a una relación no deseada, o a ambas cosas al mismo tiempo. En este sentido, Tagore describe a una mujer india, del siglo XIX, encerrada en una casa-fortaleza que nos trasporta directamente a las lustrosas edificaciones que podemos ver todavía hoy. Resquicios a través de los cuales situarse en el pasado. Si tenemos ocasión de visitar el Mehrangarh de Jodhpur comprenderemos la importancia de estos espacios interiores, con sus curiosas ventanas a través de las cuales se podía permanecer oculta de la mirada exterior, y al mismo tiempo, ver hacia afuera.

Los espacios que delimita audiovisualmente Satyajit Ray en la adaptación de la novela de Rabindranath Tagore, son lugares narrativos. La película Charulata. La esposa solitaria, que se vuelve a poner en circulación restaurada para celebrar el centenario del más inspirado director indio de todos los tiempos, es un prodigio en la construcción de atmósferas. Acompañadas por la exquisita música que refuerza cada escena y el espléndido uso de la cámara, nos enseña a mirar. A mirar desde nuestra perspectiva actual, a mirar observando como lo hace Charu, que curiosamente aunque es la protagonista del relato, deja paso a los personajes masculinos para situarlos. Especialmente, al de su marido Bhupati, un secundario, que según la cinta llega a su desenlace se crece, reclamando también su lugar. Es el héroe maltrecho, el idealista derrumbado, cuando las bajas pasiones de su entorno se alzan a la superficie. Charulata es sublime en lo psicológico.

Se hablará, y mucho, de lo que significa el personaje femenino estrella en la película. Se dirá, probablemente, que es la mujer moderna que busca su liberación. A través de la expresión de sus sentimientos, principalmente. Más de su orgullo, que de su determinación por escapar. Se hablará de ella porque es la película que lleva su nombre. Pero si por algo hoy vemos la película de Charulata crecerse y reinventarse ante nuestros ojos, es por un elenco de personajes que construyen un extraordinario paisaje humano que avanza hacia nosotros eclipsándonos con un juego de planos y miradas encomiable. A través de ellos podemos reflexionar sobre cómo el tiempo no cambia lo esencial. Satyajit Ray es un autor que nos deja una pieza maestra por cómo capta un realismo universal que pervive en la psicología de todos los tiempos. Y por cómo entiende que el feminismo solo puede ser incluyente.
 

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