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Con la necesidad de ennoblecer a las personas, en ‘Police’, la realizadora Anne Fontaine dibuja una de las películas más diáfanas y sensuales de su filmografía
Anne Fontaine demuestra, película a película, que es una cineasta a la que le gusta arriesgar con sus decisiones. Por eso, hay que reconocerle el mérito, en Police, de volver a desafiar a la audiencia con una perspectiva de la novela de Hugo Boris que busca enfocar al elenco principal. Tres policías varados en lo íntimo y entregados a su profesión. Con sus dilemas sentimentales al margen de la narración central que enfrenta el problema de la migración. Vemos aquí a un equipo actoral sólido que destaca por la maravillosa química en pantalla entre Virginie Efira y Omar Sy. Todo fluye desde el principio, porque los posibles equívocos y dudas quedan despejados en los primeros minutos. Con una estructura diáfana que se reitera desde tres ángulos diferentes para situar al espectador, Fontaine junto a Claire Barré con quién diseñó el guion, acierta plenamente desentrañando psicológicamente la acción.
Además de este trío de intérpretes en los que recae la responsabilidad de la trama, entre sombras también queda realzada la figura de Payman Maadi. El actor de una de las primeras y más aclamadas películas de Asghar Farhadi, representa muy bien la desorientación y el miedo de ese otro que cruza fronteras tratando de encontrar una vida mejor. Una vida que en Police se mira con diferentes cristales para encumbrar el lado bueno de las personas. Es por eso que, muy posiblemente, haya quien tache la cinta de buenista. Nunca hemos visto a policías tan generosos y entrañables, aunque tengan sus fisuras y asperezas. Pero por eso nos gustan, porque hay un voto de confianza en el género de humano. Porque tiñe de esperanza una melancolía que impregna la imagen y el rostro, roto por una emocionalidad intrínseca. Hay mucha empatía y mucha dignidad en este filme.
La realizadora franco-luxemburguesa parece tener claro hacia qué merece la pena apuntar. Y a todas luces, descubrimos que lo que merece la pena es destacar la nobleza, tan maltrecha en sociedades tan narcisistas y encaminadas al éxito. Por eso, que el título no lleve a engaños. Police no es una película de policías. Pero sí trata sobre personas que, más allá de su profesión, miran a su alrededor. Tampoco es una película de acción, sino de búsqueda. Y definitivamente, si bien es una película fácilmente asimilable, no se conforma con personajes planos, ni resoluciones fáciles, aunque existe también la necesidad de ennoblecer lo humano. Y búsqueda y compromiso con un cine para todos los públicos que no se queda en el cliché. A pesar de los espejismos y las apariencias que seguramente muchos verán. Fontaine siempre ha sido una realizadora resbaladiza, que no teme encarar el prejuicio con mucha sensualidad añadida.