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En ‘Un pueblo y su rey’, del francés Pierre Schoeller, la iconicidad final fortalece una película que transforma lo complejo en trivial
¿Era necesario matar a Luis XVI? Esta cuestión no parece ser determinante en Un pueblo y su rey según las propias declaraciones de su director, Pierre Schoeller. Él mismo aclara que la intención que tenía para esta película que relata los acontecimientos más destacados de la Revolución Francesa hasta el regicidio de Luis XVI, era la de “filmar un pueblo que fuese activo, que se inventa su destino, que tiene esperanzas, que se moviliza”. No obstante, tras la última escena la pregunta se hace explícita. Entre otras cosas, porque la iconicidad de la cabeza del rey, cuando es desmembrada de su cuerpo, es llamativa no porque apela al espectador por la sordidez fílmica que lo provoca, sino por las incertidumbres que representa.
Se echa en falta en Un pueblo y su rey los pormenores de algunos incidentes trascendentales para entender cómo se fraguó la Primera República Francesa
En una cinta que abarca demasiados aspectos que acaban devorados por el montaje, no obstante la representación de su epílogo sale triunfante y resulta interesante la incertidumbre que desprende. Lo icónico siempre es efectivo. No tanto la representación sintética, impedida a abarcar la complejidad de La Revolución Francesa. Es cierto también que este ejercicio de síntesis sirve para agilizar la evolución de la historia, pero como práctica historicista Un pueblo y su rey flaquea considerablemente porque lo complejo acaba transformado en trivial. Así, se echa en falta los pormenores de algunos incidentes trascendentales para entender cómo se fraguó la Primera República Francesa. Uno de ellos sería, obviamente, las circunstancias que dieron lugar a la toma de la Bastilla. No menos significativo, la marcha sobre Versalles, que también se retrata, pasando de largo ciertos detalles cruciales. Y por supuesto, el juicio al rey que tuvo lugar en el otoño de 1792.
Solo las jornadas del juicio, hubiesen sido suficientes para explicar todo el entramado de los años de la revolución. Pero en su lugar, Schoeller prefiere hacer un esbozo de algunos personajes cruciales en el desarrollo de la acción. Robespierre, Marat o Saint-Just por ejemplo. El director de El ejercicio del poder, un filme que retrató las luchas internas de un gobierno en democracia, pasa rápido por los grandes temas quizás porque proyecta una crónica más o menos conocida. Por otra parte, tampoco aprovecha el gran potencial que tenía la película desde el punto de vista femenino. Teniendo en cuenta que las mujeres en la Revolución Francesa tuvieron un papel considerable, no se entiende su arrojo si no hay un desarrollo más pormenorizado de sus razones.
El personaje que interpreta Adèle Haenel es central pero al mismo tiempo adyacente y lamentablemente, está sujeto a la historia romántica que protagoniza. La actriz francesa protagonista de La chica desconocida, la última película en cartelera de los hermanos Dardenne, encaja perfectamente en el rol que caracteriza pero le hubiese sentado bien más margen de acción. Y a pesar de todo, si la película no se descalabra es precisamente por la iconicidad final. La tête del monarca sobrepasa lo simbólico para convertirse en signo lingüístico que obliga a reflexionar sobre las consecuencias, logros y fracasos de la historia. Recientemente se celebró el centenario de la Revolución Rusa y ahora recordamos los 250 años de la Revolución Francesa. La palabra Revolución nunca antes había sonado tan atractiva. Pero poco se ha profundizado en su desenvolvimiento real a través de los siglos.
Tráiler de Un pueblo y su rey | StyleFeelFree Youtube
El pueblo de Paris ha tomado la Bastilla. Es 1978, el año de la Revolución. En este escenario Françoise (Adèle Haenel), una joven lavandera, descubre el brillo de la revolución al mismo tiempo que se enamora de Basile (Gaspard Ulliel), un vagabundo sin familia que se une al grupo revolucionario. Juntos serán testigos de cómo un sistema llega a su fin y comienza otro. El juicio al rey Luis XVI y su decapitación en la Plaza de la Revolución (actual Plaza de la Concordia) es un final anunciado.
Título original: Un peuple et son roi
Duración: 121 minutos
Dirección: Pierre Schoeller
Guion: Pierre Schoeller
Fotografía: Julien Hirsch
Diseño de producción: Thierry François
Vestuario: Anaïs Romand
Música / banda sonora: Philippe Schoeller
Montaje: Laurence Briaud
Reparto: Gaspard Ulliel, Adèle Haenel, Louis Garrel, Olivier Gourmet, Izïa Higelin, Noémie Lvovsky, Céline Sallette, Denis Lavant
Distribuidora en España: A Contracorriente Films
Fecha de estreno en España: 05 de abril de 2019
Nominaciones:
Premios César (2019): Nominada a Mejor Diseño de Vestuario (Anaïs Romand) y Mejor Diseño de Producción (Thierry François)
Premios Lumiere (2019): Nominada a Mejor Fotografía (Julien Hirsch)