Alanis | Sobre la libertad del propio cuerpo y sus derechos 

• Acerca de
• Últimas entradas

Rosana G. Alonso

Alma mater de SFF. Librepensadora observando las dinámicas sociales y culturales desde una perspectiva feminista que se abre a lxs otrxs

Últimas entradas de Rosana G. Alonso (ver todo)

• Inshallah a Boy | BIFFES 2024 (India) - 6 marzo, 2024
• A Match / Sthal | BIFFES 2024 (India) - 5 marzo, 2024
• Terrestrial Verses | BIFFES 2024 (India) - 3 marzo, 2024

‘Alanis’ es un rotundo compromiso con la mujer que quiere ejercer su libertad de decidir sobre su cuerpo

En el año 2005 la cineasta Anahí Berneri irrumpió en la escena cinematográfica con Un año sin amor, un descarnado y brutal retrato del sida y la homosexualidad en el que no había lugar para la sentimentalidad. En Alanis, su última película, se enfrenta después de Encarnación, Por tu culpa y Aire libre, películas con poderosos personajes femeninos, a construir una de las personalidades cinematográficas más cautivadoras de lo que llevamos de año, con la misma honestidad con la que Berneri debutó como realizadora.

Para empezar, y sin contemplaciones, Alanis entra de lleno en escena con una presentación que rompe con los todavía existentes clichés en el cine, de lo que es un cuerpo de mujer seductor, que no tiene por qué necesitar siliconas o demasiados retoques. Solo hay que ver El sacrificio de un ciervo sagrado y comparar el desnudo de Nicole Kidman, petrificado [aunque en este caso puede ser apropiado para el personaje], con el de Sofia Gala Castiglione, más carnal. Un detalle en el que no sería necesario reparar, si no fuera porque el cine acostumbra a cargarse la sensación de realidad, recurriendo a peligrosos estándares, que tampoco quiero demonizar, porque pueden tener sentido, en ciertos papeles.

En esta película, evidentemente, no tenía sentido mostrar un cuerpo con filtros, o sobre una base irreal, porque difícilmente sería espejo de un día a día que se naturaliza a pie de calle. Por eso Alanis, el personaje interpretado por Sofia Gala Castiglione, es puramente carnal y real. De hecho Berneri buscaba lograr ese efecto, metiendo incluso al propio hijo de Sofia, en escena. Las secuencias madre-hijo son arrolladoras y consiguen poner de manifiesto la dualidad del cuerpo maternal que contrasta con el cuerpo sexual. Una dualidad que pervive en su protagonista, a través de la cual conocemos el submundo de la prostitución y sus vacíos legales para que como espectadores tomemos posición. Pero, ¿cuál? No hay en la película ninguna postura evidente, ni intención moralizante. Y es el acierto de Alanis. Porque es una cinta que nos incita a pensar en un problema social urgente que exige atención y del que no se habla lo suficiente.

Vemos en Alanis el peligro de la exposición del cuerpo como objeto, y al mismo tiempo, el peligro de ejercer un trabajo sin ningún tipo de garantías, perseguido, peligroso, condenado socialmente, estigmatizado. Pero sobre todo nos percatamos de algo que ya sabíamos pero de lo que apenas se habla. Si la mujer quiere realmente avanzar y conquistar derechos, el tema de la prostitución tiene que estar sobre la mesa para que se debata si es necesario abolirla como propone la Asociación de Mujeres Argentinas por los Derechos Humanos; o considerarla un trabajo para que las mujeres que lo ejerzan tengan derechos como trabajadoras. Esta última es la postura de Ammar (Asociación de Mujeres Argentinas por los Derechos Humanos). Con ambas asociaciones se entrevistó Anahí Berneri y el resultado es Alanis, un rotundo compromiso con la mujer que quiere ejercer su libertad de decidir sobre su cuerpo. Sin concesiones. La primera libertad fundamental comienza con el cuerpo. Y visto lo visto, estamos lejos de alcanzarla. De ahí que sea necesario hablar de ello y educar sobre la base del cuerpo, en la igualdad de género.
 

Tráiler de Alanis | StyleFeelFree Youtube