Rosana G. Alonso
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Incluso con un sentido de justicia interna muy marcado, ‘Urban Hymn’ es una cinta loable en muchos sentidos que podría ser incluso extraordinaria si no fuese porque Michael Canton-Jones tiende a excederse con la compasión y la redención

Urban Hymn | StyleFeelFree
Fotograma de Urban Hymn | StyleFeelFree
SINOPSIS
Con los disturbios de Tottenham (Londres) del 2011 como telón de fondo, Urban Hymn bosqueja un retrato del sector más vulnerable de la juventud centrándose en Jamie (Letitia Wright) y Leanne (Isabella Laughland), dos chicas huérfanas, problemáticas y con muy pocas oportunidades de encontrar un lugar respetable en la sociedad. Todo cambia cuando una de ellas, Jamie, descubre su talento para la música, gracias a una trabajadora social (Shirley Henderson) que la introduce en un coro de barrio, circunstancia que levanta los celos de Leanne.

Aunque ha claudicado en alguna ocasión al cine más comercial y malogrado de Hollywood, Michael Canton-Jones también ha demostrado ser un autor dotado para contar relatos con un marcado grado de realismo que se nutre del cine social inglés más prominente, liderado por Ken Loach con historias trágicamente humanas como la reciente Yo, Daniel Blake. En este sentido, Vida de este chico resultó ser un trabajo encomiable en la trayectoria del realizador escocés que puso una estrella en la carrera de Leonardo DiCaprio con su primer prominente trabajo junto a un Robert De Niro bien encauzado.

Pero si hay un trabajo significativo en la carrera de Canton-Jones es Disparando a perros, una película que comparte con Urban Hymn un mismo proceder. Si en aquella el magnífico tono real inspirado por la masacre de 1994 en Ruanda, quedó ensombrecido por tan solo unos pocos minutos finales en los que su realizador no pudo evitar claudicar a una luz que no era necesario evidenciar, en Urban Hymn estos rayos de ilusión sobredimensionados se desencadenan con arrebato tras una primera parte magnífica, casi documental, en la que nos presenta a unas protagonistas con interpretaciones muy logradas que en cambio están limitadas por una estructura propia del cine de Michel Canton-Jones. Un armazón en donde generalmente destacan dos roles. El de mártir, y otra figura a la que es preciso rescatar de un predecible final marcado por la tragedia. En este proceder quizás el espectador encuentre cierto alivio. Hay un sentido de compasión y redención muy evidente en Urban Hymn que encontrará adeptos entre los que buscan una experiencia liberadora. Pero ello también evita que pudiendo ser una cinta arrolladora, que suele evidenciarse más cuando el drama no busca puntos de alivio, sea un filme con acusadas interferencias para salvaguardar un orden preestablecido. Eso sí, sello indiscutible de Michael Canton-Jones. Si hace lo que hace, no es porque le falten medios, es porque le da la real gana. El cineasta que fue capaz de atreverse con la segunda parte del Instinto Básico de Paul Verhoeven parece sentirse más cómodo entre el público general, que entre la crítica más exigente que no suele ser compasiva con los arrebatos pasionales mediados por un sentido de la compasión y la justicia.
 

Tráiler de Uraban Hymn | StyleFeelFree Youtube

FICHA TÉCNICA
Título original: Urban Hymn
Duración: 114 min
Dirección: Michael Caton-Jones
Guion: Nick Moorcroft
Fotografía: Denis Crossan
Diseño de producción: Laura Ellis Cricks
Vestuario: Rob Nicholls
Música / banda sonora: Tom Linden
Montaje: István Király
Reparto: Shirley Henderson, Letitia Wright, Isabella Laughland, Ian Hart, Steven Mackintosh, Shaun Parkes
Fecha de estreno España: 03 de marzo de 2017
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