Rosana G. Alonso
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La artista Eva Lootz con su exposición ‘La canción de la tierra’, en Tabacalera, pone de manifiesto la urgencia de repensar nuestro modo de vida, al mismo tiempo que plantea una teoría de la resistencia necesaria para plantarle cara al poder

Eva Lootz | StyleFeelFree
Obra: Salario  de © Eva Lootz | Foto: © StyleFeelFree

Tres elementos y un invento. El cobre, la sal y el agua como elementos de la tierra que prefiguran la historia del género humano. Junto a estos, un invento, la electricidad. Todos ellos sirven de hilo conductor para ejecutar el conjunto artístico de Eva Lootz (Viena 1940 – Madrid) materializado en La canción de la tierra, una muestra abierta al público en Tabacalera Promoción del Arte con un objetivo que se visualiza claro si sumamos al conjunto de obras expuestas, su interesante investigación que pone luz a muchas cuestiones que giran en torno a la gestión política de los recursos naturales.

Así se extrae de la reveladora entrevista que Eva Lootz mantiene con motivo de esta muestra con José Manuel Naredo, pionero de la Economía ecológica en España y figura clave para encauzar estas políticas. Naredo considera, según se deriva de la conversación con la artista, que las políticas actuales son el resultado de una transición española formulada en base a “una refundación oligárquica del poder en la que ciertas élites siguieron tomando las grandes decisiones y favoreciendo los grandes negocios de espaldas a la mayoría”. Y advierte, “las mismas administraciones públicas siguen estando parasitadas por los intereses empresariales o partidistas que mandan en cada sector… o en cada municipio, haciendo que trabajen a favor de estos de forma normal y que la corrupción prospere por lo común con cobertura legal”.

Ante este complicado panorama, Eva Lootz se siente “partidaria de un arte que no se limita a un disfrute formal”, según ella misma aclara. Bajo este posicionamiento artístico que contempla la necesidad de denunciar lo injusto del mundo en el que vivimos, plantea, en contraposición a las adversas realidades fruto de viciadas ideologías, la necesidad de ensayar lo que considera una “teoría de la resistencia”, en alusión al libro La supervivencia de las luciérnagas  de Georges Didi-Huberman que se vuelve significativo al contemplar Campo de baterías, una instalación que pone de manifiesto la posibilidad de producir electricidad con baterías caseras. Un artefacto que lleva encubierto una metáfora que contempla a la Tierra como una gran batería de biomasa, cargada gracias a la fotosíntesis en el curso de millones de años. “Es nuestro capital biológico, que a lo largo de los últimos 200 años hemos ido descargando de manera frenética sin que haya repuesto ni tanque de reserva a la vista”, precisa la artista al respecto.

La sal, el cobre y el agua

Además de la electricidad, presente en Campo de baterías, en La canción de la tierra  son protagonistas tres recursos naturales: la sal, el cobre y el agua. De hecho, una de las piezas más admirables de la exposición es Salario  que hace alusión a la sal que lleva implícito el término salario. Es el cimiento del trabajo remunerado, la creación de monopolios o el cobro de impuestos. Así como factor desencadenante que culminó en las protestas que propiciaron la Revolución Francesa. De igual manera, fue el origen que ocasionó la Independencia de la India.

Junto a la sal, tiene relevancia también el cobre. Lo vemos, entre otras obras, en la majestuosa instalación El valor del cobre  que abre la muestra. La investigación de Eva Lootz sobre este material la ha llevado hasta Riotinto, en Huelva. En esta localidad se encuentra uno de los yacimientos más importantes de mineral de cobre. Allí, la artista se topó con un panorama desolador provocado por la explotación minera, la producción de refinamiento de cobre a gran escala, y el gran vertedero de material tóxico que se encuentra en las inmediaciones de Riotinto. Estas actividades han dejado tras de sí un deterioro generalizado de la salud de la población del polo químico de Huelva, debido a la contaminación ambiental que producen.

Finalmente, el elemento que cierra la serie que compone esta triste canción de la tierra es el agua. Del agua, Lootz rescata los datos relacionados con la política hidráulica que asegura, “son a menudo contradictorios, poco fiables y difícilmente accesibles”. Al respecto, la fascinante instalación Mundo, Seco, Benamor, Amarga  y la pieza que la acompaña Tajo, Tajuña, Alagón, Jarama. Son una muestra de un trabajo que, desde el año 2005, gira alrededor de los ríos y del agua para incidir en una visibilidad de los datos recalados por la artista. En Tabacalera estos datos se revelan a través de obras que ponen el granito de arena para que como espectadores, tomemos conciencia del mundo en el que vivimos. Evitando, por lo demás, que cubramos con sal las heridas suscitadas por los distintos sistemas que anteponen el capital a la vida en colectividad.
 

Eva Lootz | StyleFeelFree

Detalle de la instalación La mina  de © Eva Lootz | Foto: © StyleFeelFree

Eva Lootz | StyleFeelFree

Detalle de la instalación Mundo, Seco, Benamor, Amarga  de © E. Lootz | Foto: © StyleFeelFree

DATOS DE INTERÉS
Título: La canción de la tierra
Artista: Eva Lootz
Comisariado: Isabel Tejeda
Lugar: Tabacalera Promoción del Arte (Embajadores,51. Madrid)
Fechas: 22 de Abril de 2016 – 19 de Junio de 2016
Entrada: entrada libre