Rosana G. Alonso
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La Fundación Juan March, con la exposición ‘El gusto moderno. Art déco en París, 1910-1935’ busca resituar al Art Déco en la historia del arte moderno

La Fundación Juan March reivindica la presencia del Art Déco en los programas culturales centrados en el arte moderno con la exposición que acaba de inaugurar El gusto moderno. Art déco en París, 1910-1935, la primera muestra en España que una institución cultural le dedica a este estilo que pasó por alternativo, secundario o accidental a la vanguardia como un arte menor, decorativo o aplicado, que quedaría relegado a un segundo lugar en la historia tradicional del arte moderno.

Y como la intención de este recorrido es justamente la de asentar el Art déco en la historia del arte moderno, la rueda de prensa celebrada ayer en la que intervinieron Javier Gomá —director de Juan March— Manuel Fontán del Junco —director de exposiciones de la fundación— y Tim Benton —historiador de arte— trató de esclarecer el por qué el Art déco tiene la misma razón de estar en idéntica jerarquía que las vanguardias canónicas como representante del arte moderno. Del Junco lo sintetiza afirmando que si bien se ha aislado a las denominadas artes decorativas de la historia del arte moderno porque las artes mayores representadas en esa historia decimonónica eran aparentemente puras, abstractas, utópicas y políticamente revolucionarias, también es cierto que igualmente estaban en el mercado, sus novedades resultaron no ser tan radicales, tendiendo puentes a la tradición, y además, la belleza intrínseca de esas artes aplicadas, respondía a un interés y complejidad cultural. A esta aclaración,  añadiría, basándome en las reiteradas evidencias que muestran las razones explicadas no sólo por del Junco sino por Gomá y Benton para esclarecer el por qué de esta exposición, que las artes decorativas o aplicadas,  no han sido objeto de un estudio pormenorizado y riguroso establecido no tanto en una esencia exterior, ornamental, sino en el contenido intrínseco, pasado por alto, precisamente, porque han estado ajenas a la investigación en las grandes instituciones culturales.

Por esa ausencia de la otra historia desde el punto de vista curatorial basado en la técnica, en el discurso, en la autoría, en la evolución social e incluso política, sobre todo política, el Art déco por más que se justifique su ubicación al lado del arte mayor, el lugar que obviamente le corresponde, su esplendor pierde lustre porque sigue estando carente de contenido sustancial. Algo fácil de corroborar en la exposición en la que se recogen además de autores poco conocidos, otros anónimos, como si estos no tuviesen importancia, siendo marcas del calibre de Chanel, Cartier o la revista Vogue las que finalmente están asociadas indisolublemente a esa historia que personalmente considero incompleta y mal escrita del Art déco. Una historia en la que por otra parte, los argumentos son tan débiles como lúcidos porque nada puede ser más diáfano que lo que nunca ha tenido presencia consensuada y adornada, o lo que ha quedado arrinconado sin un valor añadido por utilitario, burgués y capitalista. Como si la sociedad no fuese la misma para todos y no hubiese también bohemios dispuestos a cambiar el mundo vistiéndolo  no sólo como se ha dicho, para «seducir»,  sino también para contradecir, para provocar o para reescribir la historia. Y muchas veces sin ningún tipo de afán mercantilista como lo ha demostrado de sobra la historia reciente y olvidada de la moda no escrita pero desafortunadamente, como no podía ser de otra forma por las estructuras económicas actuales, relatada por grandes marcas. Aunque también con intención de reescribir esa historia, el catálogo que acompaña a la exposición es un buen punto de partida para continuar desentrañando las bases de esa narración tan bella como innovadora, pese a que no se le haya reconocido tal calificativo, que protagonizó el arte que definió especialmente una década,  la de los veinte, si bien el recorrido, como el que se propone, es más amplio y aquí abarca desde 1910 hasta 1935.

La muestra planteada y concebida así, desde un punto de vista que atiende al gusto, está organizada en ocho secciones que respondiendo a una lógica cronológica y temática, recoge más de 350 piezas de géneros dispares y distintas procedencias. Desde pintura y escultura hasta mobiliario, moda y joyería pasando por vidrio, cerámica, orfebrería, tejidos, encuadernaciones, carteles publicitarios, planos o revistas en un espacio bastante reducido donde algunas obras no lucen como deberían y otras parecen estar un poco forzadas a estar. A pesar de ello, es una oportunidad para averiguar las raíces del gusto moderno basado en la estética, sin más trasfondo, aparente, que el puro placer visual. Pero bien sabemos que las apariencias engañan, lo sabemos además por esa historia del arte puro, y detrás de algunos de esos objetos inofensivos bien pudiera haber grandes relatos todavía por contar que posiblemente llegarán a evidenciarse cuando el estudio de la moda entre en los museos, no sólo en los decorativos o generalistas, para completar la historia y ampliar los relatos.
 

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Foto: © Roux Feelfree en la exposición El gusto moderno. Art déco en París, 1910-1935  en Fund. Juan March | StyleFeelFree

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Foto: © Roux Feelfree en la exposición El gusto moderno. Art déco en París, 1910-1935  en Fund. Juan March | StyleFeelFree

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Foto: © Roux Feelfree en la exposición El gusto moderno. Art déco en París, 1910-1935  en Fund. Juan March | StyleFeelFree

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Foto: © Roux Feelfree en la exposición El gusto moderno. Art déco en París, 1910-1935  en Fund. Juan March | StyleFeelFree

DATOS DE INTERÉS
Título: El gusto moderno. Art déco en París, 1910-1935
Artista: varios
Lugar: Fundación Juan March (Castello, 77)
Fechas: 26 de Marzo de 2015 – 28 de Junio de 2015
Horario: De 11:00 a 20:00 horas (Lunes a Sábado) | De 10:00 a 14:00 horas (Domingos y festivos)
Entrada: gratuita