Varda por Agnès | Agnès Varda protagonista de su última clase magistral 

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Rosana G. Alonso

Alma mater de SFF. Librepensadora observando las dinámicas sociales y culturales desde una perspectiva feminista que se abre a lxs otrxs

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El documental que recorre toda la obra de Agnès Varda, ‘Varda por Agnès’, acierta dando todo el protagonismo a la madre de la nouvelle vague poco antes de morir

Agnès Varda nos dejó la pasada primavera. Para entonces ya era una leyenda del cine europeo. Sin embargo, el éxito rotundo no le llegó hasta bien entrado el siglo XXI, con el avance de los feminismos que alumbraron su obra a los rezagados que no supieron ver antes que sus protagonistas de celuloide estaban sentando las bases del futuro, en una época en la que el papel de la mujer en el cine estaba por hacer. Reconozcámoslo, quizás por ello mismo, en la nouvelle vague, aunque en muchos aspectos les llevaba la delantera a sus colegas masculinos en sus modos de repensar la imagen y reescribir todos sus aledaños, se la incluyó de tapadillo, casi como pidiendo disculpas. Por ello mismo, en esta última década se le dio incluso una importancia excesiva a sus últimos trabajos entre los que destaca Faces Places, poco interesante en comparación a sus obras más emblemáticas entre las que incluyo también Los espigadores y la espigadora [2000] que supuso un salto en su filmografía porque pasaba de lo analógico a lo digital, descubriendo todas sus posibilidades.

No obstante Faces Places [Caras y lugares, 2017] fue determinante por su alumbradora presencia que la descubrió ya anciana, y siguiendo el modelo de Les plages de’Agnès como una mujer todavía de discurso lúcido, capaz de desarmar sin esforzarse y con la vulnerabilidad férrea que transmitía al mismo tiempo su carácter, el narcisismo del artista visual JR, con quien compartió protagonismo en la película.

El gran acierto de Varda por Agnès, el documental que recorre toda su obra y que toma el título de un libro publicado veinticinco años antes, sobre su trayectoria, con motivo de la retrospectiva que le dedicó la Cinemateca Francesa en 1994, es que aprovecha esa lucidez y sutil perspicacia de su pensamiento clarividente, antes de que su voz se apagase para siempre, poniéndole un foco a su figura. Ella misma, sentada en una silla frente al público, como si estuviese en realidad mirando al mar, pero en el escenario de un gran teatro, desentraña todo su portafolio. Se entiende que es una invitación a dar eso que de un tiempo a esta parte se ha venido a llamar clase magistral, aunque sus resultados sean muy variopintos y su enunciado intimidante. Un propósito muy contrario a su modo de hacer, con someros medios económicos y valiéndose de la más pura creatividad que prodigaba la buena administración de los recursos.

Desde sus películas más emblemáticas como Sans toit ni loi, que fue aclamada en Venecia con el León de oro en el año 1985 y que debería de haber sido ensalzada en muchos otros festivales más, hasta sus cintas menos conocidas, Agnès Varda apunta las claves de su filmografía en Varda por Agnès. Y es una maravilla escuchar de su viva voz, aunque haya un guion definido, como fue trazando su carrera paso a paso. Un documental imprescindible no tanto para descubrirla, sino para redescubrirla como una de las cineastas más necesarias de un siglo XX que le quedó corto. De ahí que el XXI se le presentase como una oportunidad de compendiar, de mostrar, de observar, y de volver sobre sus propios pasos. Para así resituarse, mirando atrás… para seguir hacia delante. Siempre Agnès en la memoria.
 

Tráiler de Varda por Agnès | StyleFeelFree Youtube