River Claure reinterpreta ‘El Principito’ al aimara 

El artista boliviano River Claure, en la galería Cámara Oscura, recodifica ‘El Principito’ explorando la yuxtaposición cultural y la construcción de imaginarios colectivos

La galería de arte Cámara Oscura de Madrid propone la primera exposición individual de River Claure (Bolivia, 1997). El artista es uno de los fotógrafos jóvenes latinoamericanos más premiado en festivales de fotografía en todo el mundo con su proyecto Warawar Wawa. A través de esta iniciativa se apropia y recodifica uno de los textos fundamentales del canon Occidental, El principito. De esta forma, la famosa novela de Antoine Saint-Exupery, se conforma como base de su trabajo. Algo que puede verse en esta muestra en la que explora temáticas como la yuxtaposición cultural y la construcción de imaginarios colectivos. Comisariada por Juan Curto, aquí recompone la identidad boliviana desde la imagen fotográfica. Un planteamiento que, en palabras de Mathias Heibelg, no es gratuito.

River Claure produce nuevos códigos e iconos que responden al concepto Chi’xi, lo que en lengua aimara quiere decir “gris”. Además, ubica su obra entre la concepción hegemónica y la concepción indigenista reivindicando las raíces de la civilización aimara. Al mismo tiempo, señala la presencia de Bolivia dentro de una economía global a partir de gestos estéticos cuidadosamente elegidos. No lo lleva a cabo exponiendo una tierra aislada, una terra ignota, sino que presenta el complejo y rico entramado cultural de la región. Tampoco pretende desplazar todo sistema de representación precedente, sino completarlo a través de códigos visuales que actualizan la identidad del país. Esto se debe a que, tomando prestado un concepto que se aplica a la crítica literaria, todo texto o símbolo “es el testimonio de un fracaso: el de intentar fijar algo que no es más que pura circulación”. Por este motivo, lo que hace la obra de River Claure es poner de manifiesto ese tránsito.

Con relación a la lengua aimara, de la misma manera que en cualquier otra lengua, no existen palabras que sean equivalentes a otras en lengua extranjera. Así, las fotografías forman parte de un proyecto mayor que consiste en la traducción de El principito al aimara. Pero hablar de traducción es, exactamente, no comprender el trabajo de Claure ya que su obra es una expresión que asume un modelo y lo actualiza haciéndolo suyo. Es así como El principito se transforma —no se traduce ni se sustituye— en Warawar Wawa. Esto es, el artista lo ubica en un contexto de codificación aimara, pero, ante todo, boliviana.
 

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