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En su última película, la comedia ‘Poliamor para principiantes’, Fernando Colomo explora diferentes formas de entender el amor y el sexo más allá de las convenciones sociales
Trieja, metamor, compersión, relación primaria y secundaria, acuerdo de fluidos, vértice, unicornio, cowboy… Son todo términos que se asocian, se vinculan y forman parte del universo del poliamor. De todos ellos y de muchos más habla Fernando Colomo en su última película, Poliamor para principiantes. Partiendo de una comedia romántica al estilo “chico conoce chica”, la cinta presenta diferentes formas de amar y de entender el sexo alejadas de las convenciones sociales. En ella, Manu, un férreo defensor del romance tradicional, se enamora de Amanda, una chica poliamorosa con múltiples relaciones. Pero, claro, “poli”, que viene del griego, significa abundancia, variedad, así que con una historia de amor no basta. El filme se vuelve una comedia de enredos con un protagonismo relativamente coral.
Desde el guión, Colomo manifiesta un claro interés por mostrar realidades distintas y personajes diversos. Y lo hace en una película de lo más mainstream. Con la intención de subvertir los roles de género, en la familia de Manu es la madre quien trabaja, mientras el padre se encarga de la casa. En la misma línea, una de las parejas de Amanda es una chica transexual. Un personaje que interpreta una actriz trans y que tiene una trama no vinculada a su identidad de género. Algo que a estas alturas no debería de ser necesario destacar, pero que no está de más seguir aplaudiendo. Por otro lado, la estética pop de la cinta, con recursos visuales del mundo del cómic y los superhéroes, recuerda a Scott Pilgrim contra el mundo.
Sin duda, la premisa de Poliamor para principiantes es fresca e interesante. Sin embargo, en ocasiones falla la perspectiva desde la que se aborda la comedia. No por desconocimiento, ni mucho menos. De hecho, se nota que Colomo se ha empapado de la cultura de YouTube, los superhéroes y los nuevos modelos de relación. Pero esto no evita que se intuya que las realidades que retrata en la cinta se alejan de su campo de experiencia. Hay en el texto miedo por meter la pata. Esto probablemente no supondrá un problema para el público objetivo de la cinta, pero sí para aquellas audiencias más familiarizadas con el mundo del poliamor. No por ello deja de ser una película amena, ligera y actual. Tal vez de haberse desarrollado en formato de serie y con un equipo creativo más amplio se podrían haber suplido estas carencias.