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Documenta Madrid desafía las fronteras y el concepto del cine español en la última jornada de la Sección Nacional
Se acabó lo que se daba. Ayer fue la última jornada de proyecciones de la Sección Nacional de Documenta Madrid. Un apartado del festival que termina planteando una pregunta al público: ¿qué hace que una película sea española? Irónicamente, ayer la competición nacional tuvo sabor internacional. De los cuatro títulos que se pudieron ver en Cineteca, tres se grabaron en el extranjero. Al igual que en los días anteriores, la jornada comenzó con la proyección de cortometrajes. Tres trabajos que fueron los que más se han acercado en esta edición a la modalidad clásica de documental. Todos contaban con una voz en off que articulaba una narración centrada en un hecho concreto a investigar.
En A Minor Figure, de Michael McCanne y Jamie Weiss, es la voz de una mujer la que estructura el relato. Lo hace en japonés y en tercera persona y nos cuenta la historia de un hombre que viajó en 1988 de Tokio a Nueva York. Visualmente la acompañan imágenes de los documentos de su viaje y los sitios que visitó. Moviéndose así en un terreno de ausencias y presencias, con un personaje principal que es como un fantasma.
Con el siguiente título, Autopsia de un relato periodístico, volvíamos a la península y lo hacíamos siguiendo la voz de Josep María Català. El cortometraje, dirigido por Elisa G. Carrasco, Paulina Quiroz Navarro, Alex Ruggeri Buera, Júlia Sainz y Alejandro Dueñas, forma parte de un proyecto de investigación multimedia mucho más amplio. En él, recogen los sucesos ocurridos en Barcelona en octubre de 2020, enfrentándose a la diversidad de versiones sobre los hechos. El formato elegido es el de desktop documentary, grabando la pantalla de un ordenador Mac. Como fondo de escritorio, un fotograma de Rashomon, de Akira Kurosawa, recordándonos ese efecto que produce la subjetividad y la percepción personal a la hora de contar una historia.
Síndrome de los quietos, de León Siminiani, emplea también un formato cercano al desktop-cinema. En él, es la voz femenina de una inteligencia artificial la que da forma a la narración. Moviéndose entre la modalidad expositiva y el fake, nos cuenta el intento de un grupo de cineastas por documentar el extraño síndrome de la quietud en Colombia. De poner fin a esta edición se encargó Álvaro Gurrea, que presentaba su primer largometraje, Mbah Jhiwo. También titulada Alma anciana, la película narra la misma historia con los mismos personajes de tres formas distintas. Lo que varía es la creencia central del protagonista: el animismo, el islam y el capitalismo. Grabada en la isla de Java, en Indonesia, la cinta parece decirnos que el destino es algo inevitable.