Rosana G. Alonso
Últimas entradas de Rosana G. Alonso (ver todo)

‘La vida de Eurídice Gusmão’ ofrece una emotiva experiencia sensorial que ya avanza el propio director al presentarla como un melodrama tropical

La vida invisible de Eurídice Gusmão | StyleFeelFree
Imagen de La vida invisible de Eurídice Gusmão | StyleFeelFree

Saudade es una palabra muy usada en la literatura y en la música popular portuguesas. Es la nostalgia que proviene del apego más primitivo, que nos conecta con nuestra memoria. Es la desazón del que ha perdido a alguien querido, a quien es difícil olvidar. Pero es también la nostalgia que lleva consigo el desahuciado que ha sido despojado de su hogar, o que se ha visto obligado a irse de su tierra. La vida invisible de Eurídice Gusmão, la nueva película del brasileño Karim Aïnouz, vencedora de Un Certain Regard en Cannes, provoca constantemente en el espectador ese sentimiento.

Aderezada con una cromática explosiva y una música cálida es difícil mantenerse sosegado y no sentir el peso de todas las mujeres maltratadas por la historia. De sus sufrimientos. De sus vicisitudes a través de una tradición patriarcal que las ha ido arrinconando, ignorando por completo sus derechos, sus sueños, sus necesidades. Aquí vemos como el relato convoca a todas las mujeres en una crónica común que desemboca en un presente en el que tenemos más herramientas para entender lo que pasa a nuestro alrededor. La gran complicidad que despliegan las protagonistas femeninas, Carol Duarte y Julia Stockler, aún en la distancia, es clave, no obstante, para conseguir este efecto.

Desde un punto de vista claramente feminista y con una embriagadora puesta en escena en la que destaca la deslumbrante y evocativa fotografía de Hélène Louvart, La vida invisible de Eurídice Gusmão ofrece una emotiva experiencia sensorial que ya avanza el propio director al presentarla como un melodrama tropical. Como en todo melodrama que se precie, somos conscientes de que se están utilizando todos los trucos al alcance de la cinematografía para provocarnos. No hay trampa. El estilo es contundente y la narrativa no juega al despiste para llevarnos por donde quiere. Y a pesar de ello, tenemos la sensación de que realmente hemos viajado en el tiempo, teniendo la ocasión de conectar con nuestras madres, abuelas o bisabuelas, para darles un abrazo y agradecerles que nos trasladen sus vivencias. Es este un modo de revelarnos nuestra posición real en la sociedad, para que no perdamos la oportunidad de tratar de construir un mundo mejor.
 

Consulta todos los ESTRENOS RECOMENDADOS DEL 2019 con valoraciones de películas