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Lejos de buscar escandalizar, ‘Touch me not’ recoge muy bien las inquietudes de una década en la que las políticas del cuerpo han estado en primera línea
La intimidad femenina en el cine del siglo XX ha estado generalmente supeditada al deseo masculino, al ideal de cuerpos que se entregan sin reservas, sin resortes, más diáfanos que los constructos masculinos. Cuerpos que no están limitados por sus propias restricciones (tanto personales como sociales); o por el contrario, que evitan ser superados por su irracionalidad atemorizante. Ello ha derivado en una imagen de lo femenino atrofiada, porque el equilibrio al que le ha sometido durante décadas el celuloide difícilmente podía encontrar su análogo en un mundo real desajustado desde la base. Producto de las barreras culturales y de los lazos afectivos supeditados a esas barreras, las idiosincrasias de los cuerpos han quedado reducidos a iconos estandarizados y desnaturalizados. Sujetos, sin embargo, al escrutinio del ojo educado por patrones sociales.
Con el siglo XXI y la entrada de las nuevas revoluciones de lo corporal a las que les quedan muchos escollos por salvar, hasta alcanzar el ideal de desarticular los moldes de género, el cine, especialmente en esta última década, ha empezado a mirar hacia dentro. Las reivindicaciones ligadas a movimientos como el metoo y sus derivas, a veces no siempre entendidas o desfocalizadas por sus propios focos de atención mediáticos, han sido un aporte sustancial a la hora de reconstruir nuevos patrones cinematográficos. Algo que era necesario y que era importante que fuese atendido, en primer lugar, por mujeres cineastas que han sabido aprovechar la ocasión para poder hacer una cinematografía hasta hace poco imposible, por el lastre de la producción comercial que evita lo adyacente.
A la proliferación de esta mirada también ha contribuido la museología que desde hace unos años lleva rescatando la labor de artistas que han concebido el cuerpo femenino como un lugar de batalla. De batalla, porque evidentemente quedan muchos estereotipos por superar relacionados con los cuerpos. El caso de la presencia de la desafiante Lee Lozano primero y ahora de una Miriam Cahn intimidatoria, en el Museo Reina Sofía, es un buen ejemplo de esta dinámica. En cuanto al cine, la lista empieza a extenderse cada vez más y se podría hablar largo y tendido sobre la simbología de algunas películas que abordan lo femenino desde la pluralidad y complejidad de lo femenino. Las recientes producciones, por poner algunos ejemplos, de Maren Ade, Lisa Brühlmann, Nicolette Krebitz, Julia Ducournau o Claire Denis están orientadas hacia este fin, sin que muchas veces el espectador advierta directamente la implicación de una toma de decisiones que canaliza energías dispersas que permanecen veladas por sus ingeniosos argumentos.
Para situar a Touch me not (No me toques), de la rumana Adina Pintili, era necesario hacer este recorrido. Su película, controvertida a su paso por festivales, no es escandalosa ni puede escandalizar a nadie que viva en el siglo XXI porque sus temáticas son las temáticas del tiempo en el que estamos, en el que el gran reto que queda por superar es el de la conveniente articulación de las políticas del cuerpo, comprendiendo también que superar el estereotipo no está exento de configurar un nuevo estereotipo, de ahí la trascendencia que tiene tratar de superar los limitantes de género. Con un planteamiento que recuerda al documental Mitra, en el sentido de que ambos planteamientos se basan en el estudio de lo inaceptable socialmente, película por cierto triunfadora de los DocumentaMadrid 2019, su base para entender los conflictos emocionales es la investigación de los cuerpos, lastrados por sus condicionantes.
Al volcar los conflictos sexuales de la protagonista en todos nosotros, Touch me not se convierte en reflejo de la actualidad
La comparación con Mitra, sin embargo, tampoco le hace justicia. Mientras la película de Jorge León, centrada en las repercusiones sociales de las afecciones mentales, abusaba de la representatividad que emplazaba al espectador a ser un mero observador distante, Touch me not entiende al mismo tiempo que las políticas del cuerpo están condicionadas por los espacios, por lo que busca el ángulo adecuado para introducir al que mira en el relato. Con una imaginería estética pormenorizada, no oculta tampoco sus escenificaciones, pero solo cuando le conviene hacer una disertación del comportamiento. Por otra parte, su protagonista hace de espejo de la realizadora, y al mismo tiempo, de espejo de los espectadores, colocando sus conflictos en el ahora. Por ello, sus combates son los combates de un tiempo que se afana por hacer de la libertad sexual un estandarte de contemporaneidad, mientras la mayoría de nosotros seguimos rotos por las políticas contradictorias de los cuerpos. Excelente recapitulación para abarcar una década que está llegando a su fin y que nos recuerda que nuestra forma (insana) de relacionarnos con los demás, está emparejada a nuestra incapacidad de encajar la violencia cultural perpetuada sobre nuestros cuerpos desde que nacemos.
Tráiler de Touch Me Not | StyleFeelFree Youtube
Una cineasta, sus personajes y otras personas que tienen un vínculo estrecho con las diferentes formas de sexualidad, se adentran en una investigación sobre el cuerpo y la intimidad. Entre lo documental y lo ficcional se sitúa Laura, una protagonista que lucha por superar sus conflictos corporales, tratando de encontrar el camino para que su cuerpo sea capaz de mantener contacto con otros cuerpos. Para ello, Laura entra en relación con distintos personajes que han conseguido liberarse de todas las ataduras y prejuicios sociales.
Título original: Touch Me Not
Duración: 125 minutos
Dirección: Adina Pintilie
Guion: Adina Pintilie
Fotografía: George Chiper
Diseño de producción: Adrian Cristea
Vestuario: Maria Pitea
Música / banda sonora: Ivo Paunov
Montaje: Adina Pintilie
Reparto: Adina Pintilie, Laura Benson, Tómas Lemarquis, Christian Bayerlein, Grit Uhlemann, Hanna Hofmann, Irmana Chichikova, Seani Love
Distribuidora en España: Good Films
Fecha de estreno en España: 07 de junio de 2019
Festivales:
Festival de Cine de Sevilla (2018): Sección Oficial
Nominaciones:
Premios del Cine Europeo (2018): Nominada al Premio Discovery
Jerusalem Film Festival (2018): Nominada a Mejor Película Película Internacional
Premios:
Festival Internacional de Berlín (2018): Premio a Mejor Primera Película, Oso de Oro a Mejor Película