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Danièle Thompson sobrevuela en ‘Cézanne y yo’ la biografía de Émile Zola y Paul Cézanne, para reconstruir su amistad, y reflexionar sobre la paradoja de ser artista
El pintor posimpresionista francés Paul Cézanne y Émile Zola se conocen desde niños. No obstante, el triunfo temprano de un Zola pobre y huérfano de padre, frente al desatino de Cézanne, que no acaba de encontrar su lugar en el arte a pesar de proceder de una familia adinerada, se vuelve un hándicap. Pero será la publicación de “La obra”, de Zola, la que pondrá realmente a prueba su amistad evidenciando sus desavenencias. Un encuentro entre ambos, en 1888, se convierte entonces en el eje central que pondrá al descubierto estas diferencias.
No hay evidencias, aunque sí señales, de que el pintor posimpresionista francés Paul Cézanne y el escritor realista-naturalista Émile Zola tuviesen un encuentro después de que Zola publicara La obra (1886) que encendió la ira de su amigo Cézanne, al verse retratado en ella a través del personaje Claude Lantier, un fracasado pintor que bien podría guardar relación con él. Lo que sí se sabe es que Paul Cézanne le escribió una sucinta carta, subastada recientemente por Sotheby y fechada en 1887, en la que le daba las gracias a su amigo por enviarle un volumen de La tierra [publicación posterior a La obra] y en la cual se despedía con un “cuando regreses iré a verte para estrechar tu mano”. Todo ello da contexto a la bio-pic de ficción Cézanne y yo, sobre la amistad del literato y el pintor que la realizadora francesa Danièle Thompson traza como si tomase notas de un diario en la que los protagonistas cobran vida a través de las impecables interpretaciones de Guillaume Gallienne [Paul Cézanne] y Guillaume Canet [Émile Zola] que acaban haciendo verosímil lo que se recoge como bocetos de una crónica de ausencias e imprecisiones que sin embargo, quedan solapadas porque lo cardinal de este filme gira en torno a dos cuestiones básicas. Por un lado, la amistad. Por otro, la ambición de la realización personal lastrada por la suerte y la visión de uno mismo y los demás, en un momento de la historia repleto de falsas certezas e incertidumbres que buscan acercarse a la verdad.
Cézanne y yo se vuelve nítida según avanza haciendo visible un paisaje de impresiones que parecía difuso y acaba resultando luminoso. El acierto del filme está en dirigir la mirada no tanto hacia lo anecdótico, como hacia lo sustancial que pasa por encima de la biografía para centrarse, de forma general, en las relaciones personales que se reubican según la vida maniobra y coloca a cada uno en la historia, para que esta adquiera su lógica, justamente en la recapitulación. Una lógica distorsionada por la ampulosidad de una materialidad que ciega, mientras lo esencial permanece soterrado. Esto, en Cézanne y yo, se demuestra en la disparidad de dos estilos de vida que trazan dos retratos paralelos que no tratan de devorarse, sino de complementarse, dejando tras de sí, algunas escenas memorables.
Tráiler de Cézanne y yo | StyleFeelFree Youtube
Título original: Cézanne et moi (Cézanne y yo)
Duración: 114 minutos
Dirección: Danièle Thompson
Guion: Danièle Thompson
Fotografía: Jean-Marie Dreujou
Diseño de producción: Michèle Abbé-Vannier
Dirección artística: Stephanie Angrand
Vestuario: Catherine Leterrier
Música / banda sonora: Éric Neveux
Montaje: Sylvie Landra
Reparto: Guillaume Gallienne, Guillaume Canet, Alice Pol, Déborah François, Alexia Giordano, Sabine Azéma, Isabelle Candelier, Laurent Stocker, Hugo Fernandes, Tamara Vittoz
Fecha de estreno España: 18 de agosto de 2017