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En un momento de revolución feminista, ‘El orden divino’, de la cineasta suiza Petra Volpe, vuelve a poner de actualidad todo lo que toca
Hay capítulos no muy conocidos de la historia que cuando las circunstancias se prestan, llegan a la salas de cine para enfocar temas de actualidad. El tema del sufragio femenino ya se había llevado a la gran pantalla, hace relativamente poco tiempo, con Sufragistas (2015) de Sarah Gavron, una película ambientada en la década de los diez del siglo XX, cuando las demandas por el voto femenino comenzaron a coger fuerza en algunos países europeos como Reino Unido. Sorprende, por ello, que mientras gran parte de las sociedades modernas, en 1970, ya habían comenzado a dar voz a la mujer con un gesto de apertura a su propia comunidad, en Suiza todavía no había conquistado su derecho al voto. De hecho, hasta 1971 no hubo voluntad política para darle prioridad a esta cuestión. El país del chocolate y uno de los más ricos del mundo, se convirtió así en una de las últimas democracias que dejaba participar activamente a las mujeres en la vida social. Por detrás de estados musulmanes como Afganistán e Irán que aceptaron el sufragio femenino en 1963 o Pakistán que lo permitió en 1947, tras su independencia.
El orden divino descubre así una Suiza petrificada en el tiempo que queda suficientemente ilustrada en la comparación que se establece en un primer acto efusivo y colorista que deja paso a la impasibilidad. Mientras en todo el mundo se celebraba la liberación de la mujer con el movimiento hippie, en el pequeño pueblo de Suiza donde tiene lugar la acción, parece que el tiempo no pasa. En este escenario, la protagonista, Nora (interpretada por Marie Leuenberger), va identificando su identidad, a medida que despierta su conciencia feminista, motivada por una serie de acontecimientos que le hacen darse cuenta de su condición de objeto en una sociedad exageradamente patriarcal.
El planteamiento que hace la realizadora y guionista Petra Volpe en El orden divino para relatar esto obedece a una composición clásica, enérgica y pensada para todos los públicos. No arriesga a la hora de narrar, ni a la hora de desmenuzar la historia, pero como compensación, esta dinámica fluida le permite centrarse en los asuntos que realmente le interesan. La composición de sus personajes femeninos, y una narración que evoluciona transformando a estas mujeres que se convierten en protagonistas de la historia, la suya propia y la universal. Hay cierta candidez en el enfoque que recuerda a gran parte de la filmografía de Isabel Coixet, pero es muy eficaz como filme que se centra ya no en un asunto en particular, la victoria final del voto femenino en Suiza, sino en la liberación de la mujer en ciertas comunidades muy conservadoras. Dicha liberación comienza por reconocer que es necesario denunciar lo que la oprime y también contemplar, ya como espectadores, los esfuerzos que hicieron nuestras madres o abuelas para que nuestras vidas fuesen distintas a las suyas, por mucho que quede un gran camino por hacer. Con un ritmo excelente, un vestuario muy acertado que evoluciona también según la película avanza, y unos escenarios que funcionan, El orden divino es una cinta, por lo demás, que consume el tiempo como si no existiera, en un momento de revolución feminista que vuelve a poner de actualidad todo lo que toca. Seguimos en la lucha por la igualdad. Algo que nos afecta por igual a todos, para contribuir no solamente a la justicia social como algo intangible, sino a la mejoría social como algo perceptible.
Tráiler de El orden divino | StyleFeelFree Youtube
Suiza, 1971. A pesar de las revueltas durante los años sesenta en todo el mundo, en Suiza las mujeres no tienen todavía derecho al voto. Así va despertando la conciencia feminista de Nora, una mujer de un área rural que da un paso al presente y se convierte en un personaje político.
Título original: Die göttliche Ordnung / The Divine Order
Duración: 96 minutos
Dirección: Petra Biondina Volpe
Guion: Petra Biondina Volpe
Fotografía: Judith Kaufmann
Diseño de producción: Su Erdt
Vestuario: Linda Harper
Música / banda sonora: Annette Focks
Montaje: Hansjörg Weißbrich
Reparto: Marie Leuenberger, Maximilian Simonischek, Rachel Braunschweig, Sibylle Brunner, Marta Zoffoli, Bettina Stucky, Peter Freiburghaus, Therese Affolter, Ella Rumpf, Nicholas Ofczarek, Sofia Helin
Distribuidora en España: Surtsey Films
Fecha de estreno en España: 22 de junio de 2018
Festivales:
Festival de Cine de Locarno (2017)
Festival Internacional de Cine de Gijón (2017): Sección Oficial
Nominaciones:
Premios Oscar 2018: Seleccionada por Suiza a Mejor Película de habla no inglesa
Glasgow Film Festival (2018): Nominada al Premio de la Audiencia
Palm Springs International Film Festival (2018): Nominada al Premio FIPRESCI a Mejor Película Extranjera
Satellite Awards (2017): Nominada a Mejor Película Internacional
Premios de Cine Suizo (2017): Nominada a Mejor Película, Mejor Actor (Maximilian Simonischek), Mejor Papel Secundario (Therese Affolter y Sibylle Brunner)
Premios:
Festival de Cine de Tribeca (2017): Premio a Mejor Actriz (Marie Leuenberger), Premio Nora Ephron, Premio del Público a la Mejor Película
San Diego International Film Festival (2017): Premio a Mejor Cine Global
Premios de Cine Suizo (2017): Premio a Mejor Actriz (Marie Leuenberger), Mejor Papel Secundario (Rachel Braunschweig) y Mejor Guion