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La exposición ‘Bikondoa. El cementerio marino’ del artista Alfredo Bikondoa, un homenaje al poeta francés Paul Valéry, recala en el Museo Marítimo de Barcelona
Después de pasar por el museo Marítimo de la Ría de Bilbao, por la Fundación Antonio Pérez de Cuenca y por la Fundación Oceanográfica de Guipúzcoa, El cementerio marino del artista vasco Alfredo Bikondoa (San Sebastián, 1942) llega a Barcelona, concretamente a su Museo Marítimo, donde volverá a activar un diálogo entre artes en un entorno marítimo que le es propicio dada la temática de esta serie. Las creaciones de Bikondoa presentes en esta muestra, forman parte de un interés por la obra literaria del poeta Paul Valéry de quien sintetiza su célebre poemario El cementerio marino para plasmar de forma plástica, por medio de diferentes formatos —esculturas, pinturas y fotografías sobre aluminio— sus propias impresiones y vivencias a partir de los versos y metáforas del escritor francés.
La obra de Bikondoa, en su conjunto, evoca un matérico que capta un intangible que se vuelve perceptible en la esperanza de insinuar lo fundamental. Así lo atestiguan además de este cementerio marino, sus sugestivos objetos y esculturas o sus enigmáticos retratos sin rostro. Él resuelve esta dialéctica acogiéndose a lo espiritual. Así lo resume al asegurar que «quien quiera gozar del arte tiene que prepararse y poner a tono el instrumento de la receptividad espiritual, a fin de lograr la profunda resonancia, que sólo es posible en la mente que se vació de todo pensamiento perturbador y de toda inquietud». Un pronunciamiento que se juzga difícil de maniobrar en unas jerarquías del arte que se manifiestan aferrándose a razonamientos más aparatosos que profundos, más numéricos que sustanciales. Bikondoa, ajeno a estas sintaxis, opera en lo profundo para devolvernos una mirada a interiores que posiblemente desconozcamos de nosotros mismos. Busca la esencia de pensamientos íntimos y penetrantes, como en la obra de Paul Valéry, que fue objeto de estudio por el artista durante sus prolongadas estancias en el París de la década de los 70, porque aparentemente busca una liviandad resuelta en la complejidad de medios, que a juzgar por las pistas que deja su biografía —a principios de los ochenta y durante casi dos décadas aparcó su carrera profesional para iniciar una trayectoria personal de búsqueda interior que encontraría en la meditación y la sabiduría zen—, ha estado buscando toda su vida.
La exposición Bikondoa. El cementerio marino comisariada por Arnau Puig y Alfonso de la Torre que recogen para la ocasión las últimas estrofas del poema que insisten en la necesidad de vivir aludiendo para ello a la naturaleza del mar, se convierte en una oportunidad de reflexionar sobre nuestra identidad esencial, la que nos permite encontrarnos con un yo individual y satisfecho a pesar de las complejas estructuras sociales contemporáneas,
¡Sí! Mar inmenso cargado de delirios,
piel de pantera y clámide traspasada
por miles y miles de imágenes solares,
hidra absoluta, ebria de tu carne azul,
que te remuerdes la refulgente cola
en un tumulto semejante al silencio.
¡El viento se levanta!… ¡Hay que intentar vivir! ¡El aire inmenso abre y cierra mi libro,
las olas pulverizadas osan surgir entre las rocas! ¡Volad, páginas deslumbradas!
¡Romped, olas! ¡Romped en aguas gozosas
este techo calmo donde picotean los foques!
Foto del espacio en la exposición Bikondoa. El cementerio marino cortesía del artista | StyleFeelFree
Título: Bikondoa. El cementerio marino
Artista: Alfredo Bikondoa
Lugar: Museo Marítimo de Barcelona
Fechas: 26 de Septiembre de 2015 – 31 de Enero de 2016