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Maciej Pieprzyca se acerca en ‘Life Feels Good’ a la biografía de un hombre con parálisis cerebral con sensibilidad y apartándose del sensacionalismo
Algunas historias reales son una prueba fehaciente de superación. Cuando esa realidad participa en el cine, el tono documental parece el más apropiado. Así en Life Feels Good, Maciej Pieprzyca, su director y guionista, se acerca a la biografía de Przemek que nació con parálisis cerebral, a través de Mateusz —nombre ficticio inspirado en Przemek e interpretado por Kamil Tkacz y Dawid Ogrodnik— desde un punto de vista humano y consciente de lo delicado del tema y por ello, de la importancia de no recrearse en el sensacionalismo, o de resaltar intencionadamente lo espectacular de la historia de progresión que es la base del relato.
En ‘Life Feels Good’ la idoneidad del tono de lo real se vuelve fundamental para comprender una historia de superación centrada en las relaciones
En este sentido, la exigencia de un guión claro que asista a la importancia de las relaciones, buscando entroncar un itinerario meritoriamente digno para ensalzar la condición humana, ciertamente, recurriendo a la singularidad, es vital. Y aquí, no hay otra, o el reparto hace un trabajo intachable o la historia, por bien hilada que esté, se va al traste. El mérito de Life Feels Good, sin desmerecer el tratamiento de la narración y los recursos que la hacen posible, recae entonces en los personajes a los que dan vida el elenco de actores. Todos ellos. Pero especialmente los papeles de Kamil Tkacz y Dawid Ogrodnik, que interpretan respectivamente a Przemek niño y adulto, marcan de forma ineludible el tono tragicómico del relato añadiendo credibilidad a su singularidad documental. Todo ello, por el extraordinario trabajo que realizan ambos, no existiendo un cambio ruptural entre el niño y el adulto que ni siquiera rivalizan en protagonismo, aunque tenga mayor presencia Dawid Ogrodmik, resultando uno y otro igualmente cabales y extraordinarios en sus respectivas fases de la vida.
Vayamos al epicentro. Lo singular de rescatar este diario personal no es otra que la de demostrar que lo humano sólo se dignifica y se hace evidente en el ímpetu de mostrarse como tal. Para nosotros los mortales, es más fácil despojar de todo rastro de humanidad al entorno que no está al alcance de nuestras vidas. Por si fuera poca lucha sobrevivir a la normalidad reglada, para Mateusz, que no puede a penas comunicarse sino con su actitud complaciente a veces, arisca otras, la lucha tiene dimensiones que a primera vista, podrían resultar inabarcables. No puede hablar, pero su padre le ha enseñado que tiene el derecho a revelarse cuando lo intolerable se presente ante sus ojos. Y lo intolerable es el común en su vida. El mundo, en líneas generales, lo ha cosificado, no es válido. El reto en su vida es demostrar que no es así. Y en ese reto, en esa lucha silenciosa, mental, de resistencia, esta historia se convierte en necesaria para evidenciar lo esencial de la condición humana. Sin adornos. La grandeza de Life Feels Good reside en que las relaciones humanas son fundamentales para la evolución del metraje, unas relaciones tejidas con la humanidad necesaria para hacer creíble lo que por otra parte, es real.
Título original: Life Feels Good
Dirección: Maciej Pieprzyca
Guión: Maciej Pieprzyca
Reparto: Dawid Ogrodnik, Kamil Tkacz, Dorota Kolak, Arkadiusz Jakubik, Anka Katarzyna Zawadzka, Anna Nehrebecka
Fecha de estreno España: 9 de Octubre de 2015