Ojalá estuviera aquí | Desorden familiar mal avenido 

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Si no se busca mucho trasfondo, ‘Ojalá estuviera aquí’, de Zach Braff, puede resultar una película entretenida, y hasta divertida

Zach Braff, igual que hiciera en su anterior filme, Algo en común, ha triplicado el esfuerzo en Ojalá estuviera aquí  y parece que el empeño le queda un poco grande. Director, guionista junto a su hermano Adam Braff y actor para una cinta pareja a la anterior pero aún más artificiosa y forzada. La historia en sí no es muy original pero podría tener gancho si no hubiese un interés tan intenso en darle al espectador todo tan masticado y de forma tan descuidada —se aprecian incluso fallos de raccord—. Aidan (Zach Braff) y su esposa (Kate Hudson) han formado una estructura familiar bastante común en la sociedad actual. Ella trabaja y es el sostén de la familia. Aún así el colegio lo paga el padre de Aidan (Mandy Patinkin) hasta que un día no puede seguir haciéndolo porque le detectan una grave enfermedad. Al mismo tiempo, el hermano de Noah (Josh Gad), un personaje que trata de ser el más disfuncional de la historia salvando al propio Aidan vive ermitaño en una especie de caravana, enganchado a la red. Pero todo cambia alrededor de la enfermedad del patriarca explotando los sentimientos que se salvaguardaban con tanto esmero y dando lugar a otros más humanos y auténticos. Esto es, el argumento es casi una excusa que da pie a los recursos más sensibleros del cine comercial americano sin descuidar la intensa voluntad de su director de hacernos reír y llorar al ritmo de una banda sonora que resulta casi estridente. Tratando además de convencernos de que tampoco es un filme al uso. No por otra razón los personajes están caracterizados para destacar su originalidad. Pero la imagen de Joey King en el papel de hija de Zach Braff con peluca rosa fluorescente al más puro Scarlett Johansson en Lost in translation  o Natalie Portman en Closer, a nivel estilístico resulta muy pobre. Si bien, salvando esto, el papel de la actriz es de lo mejor de la película. Por lo demás, valorándola con una mirada más amplia y destacando sus virtudes, es apropiada para todos los públicos. El mensaje es positivo y si no se busca mucho trasfondo, puede resultar entretenida y hasta divertida.