Rosana G. Alonso
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La cinta ‘La vida de Adèle’, dirigida por Abdellatif Kechiche, tiene escenas sexuales explícitas que forman parte de un guion poco escurridizo que no involucra al espectador dejándolo al margen como mero voyeur

Película, La vida de Adèle | StyleFeelFree
Fotograma de La vida de Adèle | StyleFeelFree

El revuelo que está causando La vida de Adèle, entre otras cosas, por su alto contenido sexual que ha provocado la prohibición de exhibir la película en el Estado norteamericano de Idaho, no es un señuelo. La  cinta, dirigida por el tunecino Abdellatif Kechiche, tiene una carga sexual considerable. Y no sólo eso, la controversia en unos casos, y el morbo en otros, que aún sigue suscitando el amor lésbico, es otra razón para que  el contenido erótico se multiplique por dos ocupando un lugar prominente. Si sumamos a esto la excelente acogida por parte de la crítica que la encumbró en el pasado Festival de Cannes con la Palma de Oro, podemos vaticinar que la película será un éxito de taquilla. El guion, basado en la adaptación libre de la novela gráfica El azul es un color cálido, de Julie Maroh, recoge el amor entre dos mujeres jóvenes pertenecientes a diferentes clases sociales. Adèle, representada por  Adèle Exarchopoulos, experimentando el mundo que la rodea y devorándolo. Emma, personaje interpretado por Léa Seydoux, la chica de moda del cine indie, traspasa la pantalla. Seydoux está irreconocible; y ambas actrices, magníficas en sus respectivos papeles.

Aquí, la homosexualidad no es un factor importante. Lo es, en cambio, la relación de pareja con todos los inconvenientes que surgen cuando la pasión va dejando paso a la diferencia cultural y sobre todo, aspiracional. En este sentido, la película convence, no es un postulado simplista hacia la libertad sexual. Si bien, intrínsecamente sí tiene una carga ideológica que puede tener sentido en sociedades que aún no han dado el paso hacia la libertad personal de elegir libremente una orientación sexual. Pero, ¿está justificado tanto derroche y maqueado sexual cuando los personajes son convincentes en cada gesto?  Bajo mi punto de vista, la carga sexual no debe cuestionarse si es desmesurada o no. Tiene sentido en el guion porque forma parte de  la idiosincrasia de los personajes. Lo que me parece cuestionable  es la pulcritud del argumento, donde nada se deja al azar. Y las escenas sexuales forman parte de ese guion poco escurridizo por donde el espectador no puede colarse a través de pistas y metáforas cinematográficas que hacen más emocionante y mágico el visionado. Esto es lo que por otra parte hace más ligera la película —son casi tres horas de duración—. Pero tampoco lo justifica.

Hay que señalar también que los puntos suspensivos que se abren al final dejándonos entrever que tendremos una  segunda parte te dejan con una sensación agridulce, por lo mismo que he explicado. ¿Otras tres horas con Adèle? Solo espero que el cine no siga por esa tendencia de construir personajes a modo de reality. Aún así, incluso aunque todo sea un montaje para crear más expectación, la película tiene sentido en la época actual. Obvio es que en la actualidad existe una sexualización cultural importante en las sociedades desarrolladas y este filme capta una realidad relevante en nuestros días. Por ello, la polémica que suscita es fructífera y constructora de discursos que siempre son necesarios para remover conciencias. Pero una segunda parte, por tirón comercial que tenga, me parece excesivo.
 

FICHA TÉCNICA
Título original: La vie d’Adèle – Chapitre 1 & 2
Dirección: Abdellatif Kechiche
Guión: Abdellatif Kechiche, Ghalya Lacroix
Reparto: Adèle Exarchopoulos, Léa Seydoux, Salim Kechiouche, Mona Walravens, Jeremie Laheurte, Alma Jodorowsky, Aurélien Recoing, Catherine Salée, Fanny Maurin, Benjamin Siksou, Sandor Funtek, Karim Saidi
Fecha de estreno España: 25 de Octubre de 2013