Rosana G. Alonso
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Sin buscar el drama, sino la conciencia colectiva, ‘Camila saldrá esta noche’ de Inés Barrionuevo rememora las marchas verdes feministas para recordarnos que el camino tiene que proseguir

Camila saldrá esta noche | StyleFeelFree
Imagen de la película Camila saldrá esta noche | StyleFeelFree

Argentina legalizó el aborto a finales de diciembre de 2020. Pero cuando Inés Barrionuevo estaba en medio del proceso de Camila saldrá esta noche todavía no era legal. Su película, que se presentó en la pasada edición del Festival de Cine de San Sebastián donde tuve la ocasión de entrevistar a su directora, fue una de las propuestas más contemporáneas, frescas y estimulantes de la edición. Un coming-of-age de energía adolescente interpretado por Nina Dziembrowski con una resolución aplastante. Un itinerario de búsqueda que refleja el clima social y político de las marchas verdes, a favor del aborto legal. Estas tuvieron lugar en Argentina desde finales de los años diez hasta diciembre de 2020.

Al calor del metoo las mujeres, sobre todo en Latinoamérica, con Argentina como uno de los mayores epicentros de las luchas feministas, visibilizamos la violencia privada e institucional que sufríamos. Ahora, el estreno de Camila saldrá esta noche vuelve a poner de relieve estas luchas desde una perspectiva que no busca el drama sino la conciencia colectiva y el retrato generacional. Una conciencia que se despierta a través de lo anecdótico para visibilizar también que en realidad la desigualdad, en muchas ocasiones, es apenas visible. Son los pequeños gestos continuos los que infantilizan, cosifican o marginan a la mujer relegada todavía a las políticas de cuidados. Y estos, al final, marcan su destino. Sobre esta base, Barrionuevo construye una película de empoderamiento que, precisamente, busca el énfasis en los cuerpos y las identidades para hacer de ellos una bandera de cambio, de revolución.

Con el pañuelo verde como símbolo de estas luchas Camila saldrá esta noche está teñida por lo simbólico. La desafiante frase de protesta “mi cuerpo, mi quiosco” que gritan un grupo de jóvenes desnudas de cintura para arriba es más que un lema. Es un aviso que pone límites a la decisión de otros sobre nuestros cuerpos y nuestras elecciones. En un momento en el que el feminismo se está desinflando —no hay más que ver la farsa que fue el juicio de Johnny Deep y Amber Heard, y cómo la opinión pública lo avivó— es necesario volver a recordar que unidas se pueden mejorar las cosas. Y darnos cuenta también de que si bajamos la guardia, tiraremos por la borda nuestras pequeñas conquistas, aquellas que nos hacen tener fe en el futuro. Porque los detalles, que cuida tan bien Inés Barrionuevo, son determinantes.
 

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