La Casa Encendida de Madrid abre su ciclo expositivo anual investigando el mundo interior a través de cuatro escenas que enseñan al público las emociones más vulnerables e íntimas del ser humano

Korakrit Arunanondchai | Mundo interior | La Casa Encendida | StyleFeelFree
Imagen de Songs for dying, 2021 de © Korakrit Arunanondchai | StyleFeelFree

La intimidad, el autocuidado y la construcción de la subjetividad son elementos a los que cada vez es más necesario prestar atención. Para ello, los artistas Ad Minoliti, Marina González Guerreiro, Eva Koťátková y Korakrit Arunanondchai nos invitan a pensar en este imaginario del “mundo interior”. A través de cuatro escenas que recorren la Sala A de La Casa Encendida, Fantástico interior se desenvuelve atravesando lo vulnerable y lo íntimo. Emociones que no se revelan en público y que crean la esfera personal. De este modo, aborda cuestiones como la intimidad y la potencialidad creadora de la soledad. Asimismo, afronta el papel de los cuerpos en la construcción de comunidades y la importancia del autocuidado. Por ello, esta exposición presenta un ciclo dividido en varios capítulos, escenas o episodios siempre en diálogo con el presente.

Fantástico interior toma su título de una colección de relatos de varios autores compilada por la escritora Pilar Pedraza. Cada uno de estos cuatro proyectos acomete ese mundo interior con diferentes momentos en los que las emociones han dado forma a la existencia. Por ejemplo, Ad Minoliti (Buenos Aires, 1980) se refiere a este con la construcción política de la infancia. Marina González Guerreiro (A Guarda, 1992), en cambio, lo aborda en espacios de transición como la adolescencia. Por otro lado, Eva Koťátková (Praga, 1982) trata de construir lugares de entendimiento y empatía desde la madurez. Por último, Korakrit Arunanondchai (Bangkok, 1986) se acerca a las formas de curación colectiva tras procesos traumáticos.

Este programa entiende el mundo interior como ese espacio en el que la modernidad nos enseñó a guardar los sentimientos delicados y vulnerables. Son emociones que no se manifiestan en público, pero de las que cada vez es más importante hablar. Por medio de estas cuatro escenas, este recorrido busca crear una polifonía que aspire a tejer una red de empatías en las que el visitante se pueda sentir incluido. Según el comisario Rafa Barber Cortell, “es tiempo de mirar a un presente lleno de individuos que están más conectados que nunca pero más solos”. La muestra invita, por tanto, a pensar con cuidado sobre lo que pasaba y lo que pasa dentro. Así se comprende la evolución de la gramática de la intimidad después de años de escritura acelerada.

Más allá de lo binario

La primera parada de este recorrido a través del mundo interior es el proyecto realizado por Ad Minoliti, Cuentos peluche. Se trata de una instalación inmersiva que navega por las estrategias simbólicas que el sistema utiliza para darnos forma y asignarnos una identidad. El artista parte de la infancia imaginando una que no se bifurca en dos direcciones. Es decir, aborda una niñez que busca con cuidado sus opciones. Minoliti cuenta que “ha llegado el momento de que los niños dejen de ser el futuro para ser capaces de decidir su presente”. Es por ello que esta exposición cuestiona un sistema de representación donde conceptos como la inocencia o la ternura se ven despolitizados. Su trabajo construye una narrativa visual que huye del binarismo con este universo iconográfico que mira hacia la abstracción, la arquitectura o el diseño, proponiendo alternativas de espacios libres de agresividad.

Para llevar a cabo su proyecto Ad Minoliti crea en la sala un bosque geométrico ficticio como el de Caperucita Roja, pero con una narración distinta. Aquí, CAp conoce a Lobe y deciden conocerse y pasear por este bosque que ya no es un lugar de peligro. En él, no hay prejuicios ni moralidades impuestas. Esta historia contada a través de una fotonovela, a modo de cuentacuentos, recoge las acciones de una performance interpretada por Hapi Hapi y Marcus Massalami. De esta forma, el tradicional espacio salvaje de Caperucita se convierte en un paisaje multicolor. Un panorama que se inspira en el arte geométrico y en el diseño doméstico de los años setenta y ochenta. Como Minoliti se formó en el área de la pintura, entiende esta técnica como un campo expandido capaz de crear atmósferas inmersivas. En este bosque de fábula conviven grandes murales con pequeñas obras sobre lienzo.

Pequeños instantes que construyen el mundo interior

A partir del 20 de abril, la artista Marina González Guerreiro será quien invada el espacio de La Casa Encendida. Su trabajo se fija en la belleza de los instantes rutinarios a los que no se presta demasiada atención. Por ejemplo, lavar, ordenar o barrer desempeñan pequeños actos que se vuelven centrales en su trabajo. Así, reivindica una relación con los objetos y con el tiempo que se enfrenta, sin violencia, a la aceleración del presente. En esta exposición, que corresponde a su primera en solitario, se acerca a nuevos materiales y formas de representación, así como a diferentes escalas. Aquí, su estilo característico convive con cuestiones como la gramática emocional vinculada a la adolescencia, el cambio de etapa, o el comienzo de algo nuevo. Los espacios intermedios conectan con otros, perfilándose como puntos de partida para una muestra trabajada desde lo pequeño para construir una gran instalación.

Una instalación participativa

Por su parte, Eva Koťátková presentará el 6 de julio una instalación transitable que utiliza piezas de ropa cosidas de forma comunitaria sobre una gran estructura de metal. Su trabajo se convierte en un organismo que alberga y representa a animales, personas, plantas y objetos analizando relaciones entre sí. Modelo de este enfoque participativo será la activación de esta pieza que se llevará a cabo en talleres de costura y narración. En ellos, diferentes grupos de visitantes compartirán sus experiencias y contarán relatos mientras realizan estas labores. Los elementos que se dan lugar en estos talleres darán forma a la propia obra. Se trata, por tanto, de una pieza de encuentro con los otros, por medio de la empatía y la escucha. En definitiva, un espacio para ponerse en el lugar del otro.

En su muestra Machine For Restoring Empathy, las personas, los animales, las plantas y los objetos tienen la misma posición. Para Koťátková, la imaginación no solo es una especie de ensueño, sino una acción política que puede provocar cambios reales en la vida cotidiana. Constituye un elemento para fomentar la empatía y el cuidado colectivo. La obra de la artista mira directamente hacia la relación del cuerpo con su entorno y cómo las normas impuestas la condicionan. Para ello, utiliza el vídeo, la instalación, la escultura y la performance.

Procesos de curación del interior

Por último, a partir del 19 de octubre llegará el turno de Korakrit Arunanondchai, con su propuesta titulada Songs for Living, Songs for Dying. Aquí, el artista examina la capacidad de curación de los chamanes después de la masacre de Jeju, en Corea del Sur, en 1948. Para su realización, combina el contexto de las protestas estudiantiles actuales en Tailandia con las referencias culturales pop de la trilogía Los juegos del hambre. Además, también incluye sus narrativas personales centradas en su abuelo recientemente fallecido.

El artista representa una tortuga rodeada de flores locales que simboliza a su abuelo. El suelo está hecho de tierra mezclada con pintura de látex, resina y conchas marinas secas. Esto conforma el paisaje de una instalación que presenta un perfil de Boychild, artista queer estadounidense que colabora con Arunanondchai. Por otro lado, la escultura se asemeja a los chamanes de la película, y sus alas recuerdan a las figuras budistas Naga y Garuda. En su ambigüedad, esta escultura simboliza la autoridad, como la que representa el rey tailandés. A su vez, encarna la ruptura del sistema convocada por los manifestantes.

Arunanondchai reúne narrativas históricas con su cosmología personal para trazar un nuevo relato no lineal que tiene lugar entre diferentes topografías. De esta manera, construye un nuevo cuerpo colectivo donde la consciencia se construye y se expresa. Su diálogo erige, entonces, una intimidad que se manifiesta a través de lo espiritual y lo tecnológico. Sus instalaciones cuestionan las formas en las que la cultura occidental se cimienta. Así, invita al espectador a abrirse a nuevas formas de narrar más transversales, horizontales e inclusivas.
 

DATOS DE INTERÉS DE LA EXPOSICIÓN

Título: Fantástico interior
Artista: Ad Minoliti, Marina González Guerreiro, Eva Kot’átková y Korakrit Arunanondchai
Comisariado: Rafa Barber Cortell
Lugar: La Casa Encendida
Fechas: del 27 de enero de 2022 al 8 de enero de 2023
Horarios y tarifas: consultar