Rosana G. Alonso
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Estableciendo dinámicas abiertas y colectivas la artista Alejandra Riera propone un recorrido expansivo en la muestra ‘Jardín de las mixturas. Tentativas de hacer lugar’ que puede verse en el Museo Reina Sofía

Alejandra Riera | Museo Reina Sofía | StyleFeelFree
Fotografía de la exposición < Jardín de las mixturas. Tentativas de hacer lugar, 1995 -… > de Alejandra Riera en el Museo Reina Sofía | Foto: R.Xo para © StyleFeelFree

En el año 2015 el Museo Reina Sofía dedicaba una exposición a Ignasi Aballí que respondía al título sin principio / sin final. Siguiendo la misma sintaxis, la muestra < Jardín de las mixturas. Tentativas de hacer lugar, 1995 -… > es un proyecto de puertas abiertas que se expande en todas las direcciones. Conducido por la artista Alejandra Riera (Argentina, 1965), que reniega de todo protagonismo, es un itinerario que evita el personalismo para reconocerse en los otros. En este sentido, aunque la investigación parte de Riera y explora su trayectoria artística es un hacer colectivo que comienza con el reconocimiento al grupo de trabajo. Pero antes es necesario atender a lo que la creadora considera como colectivo. Aquello que, en sus palabras, “no es un grupo que somete, sino que libera múltiples singularidades, múltiples yoes que componen incluyendo, no separando”.

El proyecto, que remite al que la artista realizó en el año 2013 en el Museo que ahora alberga su obra, está concebido como un conjunto de lugares. A Alejandra Riera le gusta la idea de cómo crear lugar, “un lugar para los que no tienen lugar”, aclara. Un espacio que traza entrando en diálogo con las herramientas y que ella determina como “de lo interrogativo y la duda”. De esta forma, alcanza a trabajar de otro modo atendiendo a los conceptos de hospitalidad y afecto, según expresa Manuel Borja Villel. El director del Reina Sofía al respecto explica que la noción de afecto aquí sigue el ejemplo de Frederic Jameson que la entendía como “lo contrario a la emoción, aquello que no se puede describir ni definir” constata Villel. Por eso mismo, esta propuesta no plantea un recorrido lineal ni programado.

Lugares y gestos

La muestra se concibe como un conjunto de lugares singulares que se abren paso en la planta tercera del Museo donde a lo largo de diez espacios se divisan trabajos de Alejandra Riera que conviven con los de otros artistas. Desde aquí nos encaminamos al jardín, en la planta baja, el espacio en el que la exposición adquiere todos los significados. Más allá del jardín se puede continuar el trazado abierto en las salas de bóvedas donde la acción que Riera emprendió en el 2013 con poética(s) de lo inacabado vuelve a activarse. En aquel momento abrió un hueco en uno de los muros que permite, desde entonces, el paso de aire y luz desde el exterior hasta el subsuelo.

A Alejandra Riera más que trabajo u obra le interesa la idea de tentativa. Y para ello vincula lugares a través de una trama abierta con libertad de circulación. En todo esto subyace la intención de entretejer, entrecruzar líneas, imágenes, textos. Y trenzar poéticas cuyo hilo conductor se intuye en las salas. En realidad, más que lo discursivo, lo importante es el gesto. El gesto de tejer y destejer reflejado en otras obras como las de Teresa Lanceta. Pero también el gesto de filmar. Alejandra ha construido diversos objetos que se reparten a lo largo de toda la muestra. Algunos de estos constituyen cámaras de cine. No tanto porque graben, sino porque con sus ruedas y movimientos remiten al cine mudo. Es un modo de repensar las formas cinematográficas.

Puentes que trazan posibles en el jardín

En este hacer lugar no hay una voz superior que represente al otro. Lo que si hay son puentes, lo que Riera denomina lugares-puentes que transforman los muros impuestos. La noción de puente también es importante y para ello la artista señala la obra Modernidad que Remedios Varo realizó en 1936. En ella se perfila un puente que según advierte Riera “nos permite ir de un lado para otro”. Pero este puente, señala, “no lleva a ningún lado”. Es producto de una pesadilla.

Precisamente para conciliar y evitar el malestar inevitable en nuestros mundos modernos Alejandra Riera reivindica un espacio en el que considerar a los otros. Esta concepción emerge sobremanera en el jardín del edificio Sabatini del antiguo hospital. Un jardín que es un espacio que busca romper con el individualismo y la segregación de todo tipo. Por ello, la dinámica de trabajo que estableció en él involucró a trabajadores del Museo de distintas áreas con gente del barrio, sin distinción ni jerarquías. Justamente para reclamar no al grupo sino a un movimiento que crece. Como descifra Fernando López uno de los miembros del colectivo que intervino el jardín, todo esto “tiene que ver con aquello que crece si se le deja crecer, si se le deja hacer”.
 

DATOS DE INTERÉS DE LA EXPOSICIÓN

Título: < Jardín de las mixturas. Tentativas de hacer lugar, 1995 -… >
Artista: Alejandra Riera
Organización: Museo Reina Sofía
Coordinación: Tamara Díaz Bringas, Íñigo Gómez, Fernanda Dávila, Fernando López
Lugar: Edificio Sabatini, Planta 3, Sala de Bóvedas y Jardín del Museo Reina Sofía, Madrid
Fechas: del 4 de mayo al 5 de septiembre de 2022
Horarios y tarifas: consultar