Rosana G. Alonso

La adaptación al cine de la novela de Jim Crace, ‘Harvest’, se convierte en una experiencia sensorial sobre la trascendencia en manos de la cineasta Athina Rachel Tsangari con quien conversamos a su paso por el Festival de Cine de Gijón 2024

Athina Rachel Tsangari | Entrevista en el Festival de Cine de Gijón - 62 FICX | StyleFeelFree. SFF magazine
Retrato de Athina Rachel Tsangari | Fotografía: Pablo Albalá para el FICX | StyleFeelFree. SFF magazine

Intensa y profunda, sensorial y feroz, Harvest, la portentosa película de Athina Rachel Tsangari (Atenas, 1966), enfrenta el trauma de la modernidad. De esta forma, asume que la rueda gira, sigue girando. Y que en su movimiento continuo hay una transformación imperceptible hasta que llega el virulento choque que manifiesta la vida con su indómita llamada que espera una reacción equiparable a su efecto. Ello implica, inevitablemente, un principio y un final. Un volver a comenzar. Un renacer. En esto, siempre, lo admitamos o no, hay cierta carga de violencia cuando reconocemos que, incluso, en nuestra impasibilidad, seguimos, tenemos que seguir, adelante. Una vez más. Aspecto con el que la griega, que vive entre Grecia y Los Ángeles, se siente muy familiarizada porque, como ella recoge en esta entrevista realizada con motivo de su presencia en el Festival de Cine de Gijón, donde recibía el Premio de Honor del Festival, “siempre estoy al principio”.

Puede ser que Harvest, efectivamente, sea el principio. Es la primera película de Rachel Tsangari rodada en inglés. Asimismo, cuenta con un elenco internacional con actores como Caleb Landry Jones que deja una irresistible huella, de naturaleza indómita, en todo lo que toca. Por lo demás, es también un filme que asume riesgos. La cineasta de Attenberg, quizás más conocida por ser la productora del primer Yorgos Lánthimos que por su exquisita y anómala carrera, convierte la novela de la que parte, la obra homónima de Jim Crace, en un lienzo viviente de la condición humana sometida a una metamorfosis en el proceso de modernización. Y en esto, inevitablemente, la tragedia griega se desarrolla. Es el mundo transformándose para que el perverso artificio socioeconómico al que nos sometemos siga su curso. O como diría Tsangari, “es una película sobre la trascendencia”. Es decir, pretende —y encuentra— algo que está más allá de aquello que es perceptible, investigando las posibilidades de lo inteligible.

En esta cosmovisión del mundo, de factura artesanal, Harvest ofrece mucho a quien se atreve a traspasar el umbral. Su intrínseca filosofía de corte nihilista y cariz punk no pretende el hecho fehaciente, pero sí su impresión que deja espacio para la reflexión. ¿Se puede volver a empezar, a construir, sin perder la inmanencia? ¿Se puede seguir siendo genuinos después de la transformación forzosa? Una vez más, la respuesta está implícita en la pregunta llena de enigmas y sensaciones. Sentir la brisa que balancea el trigo dorado que nos invita a entrar en un paraíso a punto de desaparecer obligándonos a reconocer nuestra esencia. Olfateando la tierra húmeda que aún permanece. Es el sentido de pertenencia lo que atesora este Harvest. De arraigo. Porque aunque la rueda gire. Sigue girando. No podemos sino acechar su movimiento y bailar a su alrededor en un acto de heroica resiliencia. Hipnotizados por el impulso brutal de la supervivencia. En esta danza de lo bello y lo siniestro lo que desentierra este filme es el pathos. La llamada a la vida con su aullido o su dolor silente.

Estaría bien que pudiésemos introducir esta película porque pienso que es un punto de inflexión en tu carrera. Ha pasado un tiempo considerable desde el último largometraje que dirigiste, y hay una evolución importante en todos los aspectos. También creo que es tu película más ambiciosa en cierto sentido. ¿Cómo valoras este cambio? ¿En qué momento profesionalmente dirías que estás?

(Athina Rachel Tsangari) Sí, es la película más ambiciosa en cuanto a alcance y presupuesto. Pero no es, necesariamente, la película más difícil que he hecho. Bueno, porque es la primera película que no produje. En todas las demás películas estuve escribiendo, dirigiendo y produciendo hasta el amargo final. Y en un país como Grecia, que es muy hostil a su propio cine. Harvest fue una película que me ofrecieron, basada en la novela de Jim Crace. Y fue realmente un gran proceso adaptar una novela inadaptable. Todo eso supuso un monólogo interior para crear escenas a partir del libro. Así que fue la primera vez que trabajé con material que no era mío.

¿Y qué te interesó del libro en particular?

(ART) Es una obra maestra de la literatura. Y también trata de alguien que no puede actuar. Así que me interesó la pasividad del personaje principal. Es un antihéroe y me sentí identificado con él.

¿Sabes? Leí el libro el pasado verano, pero la película llega a lugares a donde no puede llegar la novela. Todavía me invade la sensación que tuve en Venecia cuando vi Harvest en la gran pantalla. No podía creer lo que había visto.

(ART) Ahora mismo siento que estoy al principio. Sí, siempre estoy al principio. Siempre empiezo, desde el principio.

Creo que el impacto que me produjo tu película es porque tratas muchos temas y subtemas de manera muy plástica y vívida. Temas como la intolerancia, ya sabes, la intolerancia a los extranjeros, la alteridad; o la mirada a lo femenino como una fuerza peligrosa. Me refiero, por supuesto, a esta mujer extranjera a la que llaman Mistress Beldam que es acusada de ser una bruja. En realidad el hecho de tratar de enlazar tantas tramas hubiese podido ser complicado, pero todo fluye muy bien y creo que se debe a una combinación de factores que me gustaría que pudieras explicar.

(Athina Rachel Tsangari) Pero tú lo has explicado muy bien. Lo has dicho todo.

Pero quiero saber qué piensas, me interesa tu respuesta.

(Athina Rachel Tsangari) Supongo que es exactamente lo que has dicho por lo que me sentí atraída por el libro, pero también es evidente que el libro lo escribió un hombre. Y ese hombre, Jim Crace, me permitió coger su novela y hacer con ella lo que quisiera junto a mi coguionista, Joslyn Barnes. Así que nos liberó. Él me dijo que ahora iba a ser una película y que podía hacer con Harvest lo que considerara correcto. Luego, con el tiempo, cuando comencé a trabajar con el reparto reescribí, como siempre hago mientras ensayo, algunas escenas. Y claro, reescribí el papel de Mistress Beldam para Thalissa Teixeira que está increíble. Es esta actriz británica-brasileña que fue mi personaje principal de Trigonometry, la serie que hicimos para la BBC. Cuando leí el libro supe, inmediatamente, que ella sería la Señora Beldam. Es salvaje y feroz, una guerrera. Pero, al mismo tiempo, hay dulzura en ella. Sabía que iba a encarnar todo el misterio y este deseo desplazado que la comunidad confirió a esta otredad. Porque las mujeres en la película no son en absoluto las mujeres de Harvest. Hubo una reelaboración considerable de ellas como las únicas, básicamente, que intentaron hacer algo. Ya sabes, tal vez fracasaron, pero intentaron hacer algo. No se dejaron llevar por la pasividad y las grandes palabras.

Pero, al mismo tiempo, no quería hacer algo que dijera, abiertamente, que las mujeres son geniales y los hombres una mierda. No me gustan nada estas películas feministas que hacen esto, porque es muy simple, ¿sabes? En cierto modo, es un palimpsesto de todo lo que estaba sucediendo en la mente colectiva de una comunidad que estaba experimentando un cambio sin darse cuenta de ello. No sabían la transformación que estaban a punto de vivir. Es una comunidad fundamentada en hábitos que han estado ahí durante siglos. Y, de repente, este cambio no saben de qué forma les va a afectar. Lo que hice fue tratar de transmitirlo a través del modo en que lo filmamos y por la manera en la que elegí el reparto. Por cierto, trabajamos como un grupo, todos juntos. De algún modo, con cierta ingenuidad.

Hablemos ahora de la primera escena y del último plano. La primera escena de la película, antes de los créditos, es una experiencia muy física y sensorial. El último plano es muy potente y descriptivo. En ambos hay una reivindicación muy clara de la tierra que puede entenderse como una declaración de que pertenecemos a la tierra. ¿Qué importancia crees que tiene la tierra en la película y qué elementos consideras que contribuyen a reforzar su presencia, su fisicalidad?

(ART) La tierra es el personaje principal de la película. El principio y el fin. Y el tejido primario, primordial, del que todo depende y del que todo proviene. Pasé mucho, mucho tiempo con mi productora, Rebecca O’Brien, buscando este lugar, porque ese lugar tenía que ser sagrado. Y también tenía que estar fuera del lugar y fuera del tiempo. Y en la película existe esta relación metonímica con la tierra que estaba buscando. Así que encontramos este lugar en el oeste de Escocia, y pasamos unos dos años ahí. Pasé mucho tiempo allí simplemente caminando sola por la tierra antes de que alguien llegara.

Vimos la tierra, encontramos semillas heredadas de la época. Literalmente era una tierra que no había sido cultivada desde las expropiaciones escocesas. No obstante, volvimos y encontramos semillas heredadas de la época, restauramos la tierra y la cosechamos para la película. El proceso de habitar esa tierra, todos juntos, el reparto y el equipo, fue tan importante como la película que resultó de ello. Creo que cuando habitas una película como lo hicimos nosotros, cuando construyes una comunidad, se puede notar. Porque no hay ningún papel que no sea para el reparto principal, los demás son gente de la tierra. No hay ni un solo extra o artista de fondo. Ni uno solo. Quiero decir, Lizzie, la niña, era una niña que encontramos allí, y Gervais, que interpretó a su padre, era realmente su padre. Y entonces, lo que resultó de todo esto fue como si estuviéramos haciendo algo al modo de Peter Watkins que es una gran referencia para mí por su forma de trabajar.

También me gustaría que pudieses comentar algo sobre estas tomas a vista de pájaro que dan la sensación de que estamos ante un mundo a punto de desaparecer. Pero también se pueden interpretar como una forma de mapear y cartografiar el territorio, o una aspiración del personaje principal de ser libre. De hecho, escuchamos una voz en off que dice: «¿es esto lo que se siente al volar?» ¿Qué me podrías decir de esto? En definitiva, ¿cómo valoras estas tomas a vista de pájaro que son tan hermosas y otorgan tanto contraste a la película?

(Athina Rachel Tsangari) Uno de los temas principales, si no el principal, es que todo tiene sentido cuando empiezas a trazar líneas alrededor de algo. Al trazar estas líneas, también las demarcas y las nombras. Así que, en el momento en que las nombras las robas de sí mismas. Quiero decir, se convierten en otra cosa. Todo se transfiere a otro sistema semiológico y ontológico. Ese es el proceso de mapear mapas cualitativos para robar. De esta forma, este personaje se convierte en el instrumento. Ya sabes, es un artista, pero se convierte en un instrumento de robo, de usurpación, de tierra, de identidad, de propiedad. Y creo que, alguien como Walter, que está suspendido entre esos dos mundos, no pertenece a la sociedad agraria. Él mismo se convierte en otro. Pero, al mismo tiempo, tampoco es un hombre de ciudad. Entonces, ese momento en el que lo usé por única vez, en el que ya era parte de este guion, es cuando él se da cuenta de que está visualizando su cerebro, se da cuenta de que él también podía tener esa vista. Como si pudiera estar suspendido en algún lugar por encima y, de alguna manera, asistiera a su nacimiento como un hombre moderno. Sí, eso lo cambia todo.

Otra cosa que me llama la atención es la atmósfera de Harvest, que es muy pictórica, con preferencia por las imágenes granuladas. Hay planos que me recuerdan al pintor holandés Pieter Brueghel el Viejo. Tal vez, ¿puede ser una referencia?

(ART) Sí, por supuesto.

Y, por otra parte, creo que encuadrar la película con esos bordes que recuerdan a los antiguos daguerrotipos le da un aspecto muy convincente porque crea unidad con el resto de trabajo artístico que es magnífico. ¿Podrías hablarme de todas estas decisiones? ¿Qué influencias tenías para lograr este resultado tan pictórico?

(ART) Fue así, ya sabes, poco a poco. Mientras trabajo, lo primero que hago es construir mi vocabulario, mi léxico de la película. Y eso pueden ser más de 500 páginas, a veces mil páginas de este tapiz de referencias que, al final, cubre solo un par de paredes de mi casa. Son imágenes con las que vivo durante aproximadamente un año, y esto crea el código para la película. Básicamente, es una película sobre la trascendencia. La trascendencia en todos los aspectos. La trascendencia de una sociedad a su nueva formación o la trascendencia como una forma de colonialismo, ya sabes, como el capitalismo. Básicamente, es la transustanciación de un sistema a otro. Ya sea la identidad, o el alma, o la sociedad, o la economía. Sabía que la película iba a tener que pasar constantemente del rostro humano al gran lienzo del otro gran rostro, el rostro de la naturaleza.

También tengo que mencionar a Sean Price Williams, que es un mago, y bueno, fue una decisión suya filmar en celuloide porque es en lo que filma principalmente. En 16 mm, ya sabes. Es un tipo muy humilde que no usa ninguna luz. Pero, trabajar con alguien que es básicamente capaz de entrar en nuestro trance y ser tan receptivo a todo lo que estaba sucediendo, sin querer controlarlo, lo cual es muy raro en este momento, es maravilloso. Reconozco que me sentí realmente bendecida trabajando con él.

Y sí, por supuesto, ahí están también Brueghel, y la pintura flamenca. Esto también está inspirado por el lugar donde filmamos. Sabía que sería a finales de verano, con mucha niebla y mucha humedad en el aire, mucha luz indirecta, pero al mismo tiempo, está este claroscuro de la luz escocesa que es muy volátil. Entonces, está el flamenco por un lado y, luego, una energía punk. Siempre inyecto punk en mis películas sin importar lo que haga porque crecí en los ochenta.

¿Te gustan los ochenta?

(Athina Rachel Tsangari) Oh, bueno, sobre todo la música. No tanto el cine, pero la música sí. ¿Sabes? En cine prefiero la década de los setenta. Los setenta es el cine americano. McCabe. Ya sabes, Robert Altman. Un poco como las películas nihilistas de izquierdas.

¿Y sobre el vestuario que realizó Kirsty Halliday? ¿Qué podrías decirme? Creo que le da una apariencia muy atractiva a la película, ¿Qué pautas le diste a Halliday y cómo fue tu comunicación con ella?

(ART) Estaba buscando a alguien que se hiciera cargo de la dirección de vestuario y recuerdo que lo único que le dije cuando le envié unas ideas para ver cómo respondía, es que tenía claro que no quería ropa histórica. No me interesaba que se pudiera localizar, no debería poder situarse en un momento histórico. Y, además, me encanta la universalidad de prendas que pueden usarse tipo wrap, ya sabes, estas prendas que puedes colocarlas de muchas maneras. También tenía un presupuesto muy limitado y quería trabajar con los colores del paisaje, del verano que se acaba. Y así fue como ella volvió con un lookbook increíble.

Realmente me encanta el vestuario en esta película.

(Athina Rachel Tsangari) Trabajamos con tintes naturales. Básicamente Kirsty compró metros y metros de lana escocesa y la tiñó con tintes naturales. Fue brillante. Luego involucró a todo nuestro elenco para que creara sus propios accesorios. Ella, con todo el equipo. para crear estos accesorios. Además, también usamos zuecos.

Literalmente solo tuvo tres semanas para hacer todo esto que viste en la película. Más de 1000 modelos. Sí, es extraordinaria. Y muy joven Tiene una gran energía e ingenio. Es de Glasgow.

En general, hay mucha belleza en la película, pero esa belleza está relacionada con lo monstruoso. Hay comportamientos deplorables que dan como resultado estas magníficas imágenes como la de la cruz en la picota que se forma por la noche con la lluvia. Esto, claro, recuerda a Cristo en la cuz. Y también destacan estos comportamientos tan animales y salvajes. Pienso que este tipo de belleza y horror es clave para la película, ¿no crees?

(ART) Por supuesto que sí. Bueno, en realidad muchas de estas imágenes ya se expusieron en el libro. No es que quisiéramos hacer algo así como terror popular porque no es de eso de lo que trata la película. Pero, sí, hay mucho paganismo. Es una parte de esta imaginería que proviene de la tragedia griega y, de nuevo, del cristianismo. Del paganismo al cristianismo. Es todo muy sincrético.

Son realmente fascinantes esas escenas en la picota de estos hombres encadenados. Están encadenados, pero escupen su bilis a los verdugos. En lugar de mostrarse como víctimas dicen: “party in the fucking pillory” (fiesta en la jodida picota). Podríamos considerarlos antihéroes, pero también tienen algo de visionarios porque saben lo que les va a pasar a los habitantes del pueblo. En realidad, ellos han pasado ya por lo mismo.

(Athina Rachel Tsangari) Son como un coro griego. Realmente los concebí como un coro griego en una tragedia griega. Y el coro lo sabe. Siempre sabe el destino de los héroes trágicos.

Así que sí, ellos lo saben antes que nadie. Y a lo largo de todo el proceso nos dan pistas de lo que le va a pasar a nuestro héroe trágico en esta tragedia griega de la Antigua Grecia. Eso es exactamente lo que intenté hacer con los que llamamos los hombres en la picota. Y también, odio que sean como esclavos sufrientes. Por lo tanto, elegí a dos actores muy feroces. Uno de ellos, en realidad, Gary, el de las gafas, no es para nada un actor.

Oh, ¿sí?

(ART) En absoluto. Básicamente, mi única instrucción para ellos es que maldijeran todo el tiempo, que cualquier palabra malsonante que se les ocurriera la dijeran a los aldeanos. Y lo hicieron. Simplemente no quería que fueran víctimas.

Como en Harvest. ¿Crees que estamos al final de una era?

(ART) ¿No es esto lo que decimos todo el tiempo? Cada cinco años decimos: «Oh, es el fin de una era». No, creo que el mundo está cambiando rápidamente, cada segundo. Esa es la única diferencia, que cambia mucho más rápido que antes. Tal vez sea el fin de una era cada día.

Por eso nunca vi Harvest como una película de época, porque lo que pasó allí está sucediendo. Ya sabes, es una copia exacta en todas partes, todos los días. En realidad, nada ha cambiado, es la misma época. No, no es el final de una era.

Y para finalizar creo que deberíamos hablar de Caleb Landry Jones. Me gustan todas las actuaciones, pero su papel es sublime. Es además alguien muy versátil, vi que participó también en la música de la película, ¿cómo fue trabajar con él?

(Athina Rachel Tsangari) Caleb es un milagro de actor. Un verdadero milagro. Sinceramente, no puedo creer que exista. Nunca he visto a un ser humano tan dedicado. Y digo humano porque no puedo decir de él que es un actor porque vive sus papeles. Caleb no actúa. Y es alguien que se involucró inmediatamente en la comunidad. ¿Sabes? Si alguien llegara de improviso al rodaje pensaría que era parte del equipo porque llevaba trípodes y sacos de arena mientras que, al mismo tiempo, estaba en casi todas las escenas. Nunca hablaba de más, ya sabes. Simplemente se quedaba. Siempre fue mi ángel guardián. A veces, porque estaba muy cansada, porque tenía que filmar cinco escenas al día y solo tenía una toma. Y él, simplemente, se quedaba allí, como mi ángel. Y yo lo miraba y pensaba, sí, bien, bien.

También es un músico extraordinario. Por eso, cuando no pude contar con la compositora inicial que iba a hacer la película porque ella no pudo al final, desafortunadamente, estaba hablando con mi esposo, que es músico y Caleb. Y mientras improvisaban yo estaba en plan, «Chicos, eso suena muy bien». Supongo que algo como eso estaría bien.

Tenía que encontrar algo y, al final, a través de amigos, a través de la comunidad, surgió. Básicamente, todo empezó con Caleb en su batería e Ian en el sintetizador. Ellos trabajaron un par de horas y, luego, se tomaron muy en serio mi desesperación de encontrar una partitura porque nunca había trabajado con una partitura. Siempre estaba trabajando con canciones. Así que ni siquiera sabía cómo hacerlo. Luego, Nicolas Becker hizo el diseño de sonido. Hace música con todos estos instrumentos hechos a mano, poco ortodoxos, básicamente. Es un coleccionista de estos instrumentos. Entonces, lo que hicimos fue irnos a Londres y pasamos tres días allí e hicimos la partitura en vivo a la antigua usanza. Todo lo relacionado con Harvest ha sido hecho a mano por seres humanos. Y eso es lo que creo que percibe la gente que puede estar bajo el hechizo de Harvest. Es gente que siente esto, que siente todo el amor y la familia que construimos. Y creo que es el proceso lo que quizás sientes, porque, ¿sabes? Hay mucha gente que odia Harvest. Son muy impacientes con todo, ya sabes, porque en Harvest no se trata de lo que sucede. No sucede nada. Nadie hace nada. Y eso es exactamente lo que está en el centro de la película.
 

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