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El Festival de Cine de Gijón 2024 reestructura sus secciones al tiempo que pone en valor lo pequeño, lo humano, lo que nos acerca y genera un diálogo fructífero, entre iguales, que conforman comunidades de la Cultura
Sigue en la misma línea, pero depura su formato. Es el FICX, uno de los encuentros más importantes para el cine independiente, a nivel internacional, que tendrá lugar entre el 15 y el 23 de noviembre en Gijón. No solo lo expresa el eslogan de este año, “cara a cara con el cine independiente”, sino que hay hechos que lo corroboran. Y más que hechos, es visible en los riesgos que asume. El Festival de Cine de Gijón 2024 va contratendencia y lo sabe. Tiene la madurez y el temple suficiente para evitar la fórmula sustentada en la acumulación y la superioridad moral. De hecho, en conversación con Alejandro Díaz Castaño —director de este sexagenario certamen— para la realización de este reportaje, son muchas las ocasiones en las que matiza sus declaraciones con un “vamos a contracorriente”.
Díaz Castaño se muestra obsesionado con el factor humano, aunque ello implique no tomar siempre la decisión más cómoda, la que más le convenga o, incluso, la que le suponga más beneficios. Idea que reverbera la identidad gráfica de este año, que gravita en torno a una serie de figuras ideadas por Marco Recuero e inspiradas en los libros infantiles que diseñó El Lissitzky. Es una apuesta por las personas que pueden interactuar, en condiciones de igualdad, en espacios que barren las fronteras. En palabras de Díaz Castaño, es “la posibilidad de estar todos en un ambiente que promueve la reflexión y que no pone barreras entre cineastas y público”.
El Festival de Cine de Gijón 2024 pone en valor lo pequeño
Esta apuesta por las personas que imprime el Festival de Cine de Gijón es una reivindicación también por lo pequeño frente a lo grande. Lo pequeño, de pronto, se vuelve grande en su afán de ensayar con otras propuestas que escapan del canon cinematográfico preestablecido en las dos últimas décadas. De ahí que las películas de menos de dos horas que se despliegan por todo el programa codeándose con otras que llegan a las 3 horas como Dying, la magnánima y portentosa obra de Matthias Glasner, suponen una suerte de postulado que reivindica la libertad del creador. Es evidente que estos formatos de corta duración dejan respirar —en el sentido de pensar— a los públicos asistentes a su proyección.
La mayoría de cintas que figuran en la parrilla de este año del FICX se ajustan al ideal clásico de los noventa minutos, cuando no bajan hasta los sesenta o menos. Y aunque pueda parecer irrelevante, lo cierto es que en los festivales más consagrados da la sensación de que una película tiene que superar las doras horas si quiere ser tomada en serio. Lo confirma el director del FICX que rebate este criterio. “Nos oponemos radicalmente a este proceder”, asegura tras expresar que es cierto que existe esta tendencia. “Parece que, mayoritariamente, si una película es pequeña ya no puede ir a la sección oficial, salvo que detrás esté un nombre tipo Kaurismäki”. Sin embargo, aquí se programan. Así ocurre con Te separas mucho, de Paula Veleiro, un estreno mundial que figura en la sección FICX Premiere y que Díaz Castaño destaca como “una película súper sugerente y bien armada”.
Pero no solo se programan estos formatos en secciones paralelas, sino en las principales. Ahí está, por ejemplo, Radu Jude con su Eight Postcards From Utopia de 71 minutos, un mítico del festival que el año pasado se alzó con el premio a Mejor Largometraje en la sección Albar; o Matías Piñeiro con sus resplandecientes 64 minutos que componen el lienzo poético que es Tú me abrasas, una de las películas más luminosas de la pasada Berlinale.
Sección Albar: columna vertebral del FICX
Y aunque este año el Festival de Cine de Gijón 2024 eclipsa desde cierta grandiosidad, que enarbola su brillante programación en la recuperación de gemas a través de una investigación incesante y un esmerado equipo asesor que sondea los festivales de clase A, ello se debe a una reformulación de sus cabeceras. Desde esta edición, su sección Albar gana prestigio, lo que sigue el proceder de citas como Cannes o Venecia. Esto supone que, a partir de ahora, esta división coge músculo, lo cual era necesario para que el FICX se convierta en un festival más suculento. Desde este año se erige como la sección principal acumulando más títulos y una dotación económica mayor en premios. “Era una reivindicación que nos hacían tanto los cineastas como las distribuidoras”, explica a este medio Díaz Castaño que asienta que “teníamos que tener unos premios acordes a la dimensión y la historia del festival”. Así que, efectivamente, aunque lo pequeño siga siendo pequeño, se hace incluso colosal en una mano de póker que tiene que estirar un presupuesto mucho más bajo que el de otras citas españolas para hacerse grande en una cuidadosa labor de trampantojos y artificios mágicos que volverán a hacer brillar al insigne Teatro Jovellanos. No aumenta mucho el número de películas, pero visiblemente el organigrama se vuelve más depurado y despejado.
Esta nueva estructura del festival la aclara el máximo responsable del Festival Internacional de Cine de Gijón. “Finalmente, Albar queda como sección principal, aunque también Retueyos forma parte de la competición de la sección oficial. Ya luego Tierres en Trance se ha convertido en un premio transversal”. Este trazado implica que la división Retueyos se reserve únicamente para primeras y segundas películas. No obstante, desde ahora Albar puede dar cabida a óperas primas. “No queríamos dejar fuera de la sección Albar a los cineastas jóvenes”, argumenta Díaz Castaño. “Albar, como su propio nombre indica, es madera noble. Y bueno, la nobleza puede ser veterana o no”, puntualiza. Nobleza que el FICX otorga a India Donaldson que se codea, en esta arteria principal, con nombres como Claire Simon, Patricia Mazuy o Hong Sangsoo, el más veterano de todos y de largo recorrido del certamen gijonés.
Un cine de lo público es (debe ser) un cine de todos, para todxs (los públicos)
El cine, desde su génesis, siempre trató de acercarnos, para que dialoguemos, tras el acontecimiento que supone estar juntos delante de una pantalla conformando una comunidad de personas que buscan cuando no soluciones, al menos, respuestas. Respuestas a las crisis individuales y colectivas. Y respuestas que nos pongan en contacto a los unos con los otros para aprehendernos y respetarnos. Porque de no ser así, es que algo se está haciendo mal. O que algo falla en la ecuación que estipula que todos los procesos y los certámenes que engloben lo cinematográfico son justos y beneficiosos porque confluyen en lo que conocemos como Cultura. Así, en letras grandes. Quizás no luminosas, pero grandes por la connotación que tiene lo cultural. Sin tener en cuenta que las cinematografías, en el peor de los casos, siguen generando estereotipos y configurando políticas de la imagen que pueden ser, también, perversas. No porque muestren la perversidad en la que reconocemos los vicios sociales e individuales a corregir, sino porque el enfoque pueda estar subjetivado por la monstruosidad del aparato social por un lado, y por los aparatos legitimados por medio de lo público, que no aceptan revisión, desde su aval soportado con recursos de todos y una autoindulgencia que observa con desdén lo que está fuera. Y desde esta concepción, desde esta comprensión, es desde la que emerge el factor humano de festivales que entienden que son un servicio público financiado, en gran parte, con recursos públicos que se esfuerzan en dar respuestas, aunque no siempre se alcancen todas las cuestiones y queden heridas por atender para curar.
Sobre estas cuestiones el FICX, a través de su gerente técnico y artístico, reflexiona en alto y pretende hacerlo con equidad. “Pienso que tenemos un equilibrio muy interesante entre lo más experimental o vanguardista y un cine de autor que puede llegar a un público más amplio, sin renunciar a la calidad, a la transmisión de ideas y a un humanismo que nos interesa cada vez más”, esgrime Alejandro Díaz Castaño. “Es una programación muy bien balanceada y una oportunidad para ver películas que no siempre tendrán distribución en España. También para que la gente joven continúe manteniendo la costumbre de ver el cine en salas”, apunta. Esta es una de las razones por las que, desde este certamen, siguen poniendo mucho empeño en la sección Generación Mutante, la favorita de los más jóvenes, dedicada a un cine mutante en el sentido de que los géneros cinematográficos clásicos están sujetos a revisión, “desde ópticas artísticas deliciosamente personales y/o salvajemente heterodoxas”, según apuntan desde la web oficial del FICX.
En el Festival de Cine de Gijón 2024 hay lugar para todos. Desde los escolares que tienen propuestas muy estimulantes en la sección Enfants Terribles, pasando por un público que busca sus señas identitarias en la expansión y florecimiento de un Cine Asturiano que, según Díaz Castaño, está viviendo su edad de oro desde que él está al frente del FICX con estímulos como las formaciones que hacen en la Academia FICX y en Semilleru. Igualmente, la cinefilia más ortodoxa tendrá su ración de cine con los últimos trabajos de Jean-Luc Godard, Scénarios y Exposé du film annonce du film “Scénario” que vienen acompañados de una exposición en el Antiguo Instituto comisariada por la productora del último Godard, Mitra Farahani. Todos nos encontramos en Xixón, una ciudad que abraza a una industria cinematográfica compuesta por cineastas, productores, público y medios independientes como SFF que lleva, prácticamente, 15 años al servicio de la cultura autofinanciando sus gastos a los festivales de cine internacionales más relevantes y supliendo los desplantes y silenciamientos de los que están al servicio de lo público, porque están alimentados por lo público, con voluntad de seguir traspasando fronteras para que nuestros lectores puedan ya no comprender, sino corroborar que el cine solo puede desarrollarse y cumplir su cometido en la convivencia con lo otro. Otras artes, otras formas de habitar el mundo, otras miradas, otros gozos y sufrimientos en los que nos reconocemos.
62 Festival de Cine de Gijón/Xixón – FICX 2024
DATOS DE INTERÉS:
SECCIÓN ALBAR
By the Stream de Hong Sang-soo | República de Corea, 2024 | 111 min
Condenados / Sons / Vogter de Gustav Möller | Dinamarca, Suecia, 2024 | 100 min
Dying / Sterben de Matthias Glasner | Alemania, 2024 | 180 min
Eight Postcards From Utopia de Christian Ferencz-Flatz y Radu Jude | Rumanía, 2024 | 71 min
Gloria! de Margherita Vicario | Italia, 2024 | 106 min
Good One de India Donaldson | Estados Unidos, 2024 | 90 min
La prisonnière de Bordeaux de Patricia Mazuy | Francia, 2024 | 108 min
Le roman de Jim de Arnaud Larrieu y Jean-Marie Larrieu | Francia, 2024 | 101 min
L’empire de Bruno Dumont | Alemania, Italia, Portugal, 2024 | 110 min
L’Histoire de Souleymane / The Story of Souleymane de Boris Lojkine | Francia, 2024 | 93 min
Los malditos / The Damned de Roberto Minervini | Bélgica, Estados Unidos, Italia, 2024 | 89 min
Retaguardia de Ramón Lluís Bande | España, 2024 | 85 min
Todo va a salir bien de Ray Yeung | China, Hong Kong, 2024 | 93 min
Trois Amies de Emmanuel Mouret | Francia, 2024 | 117 min
Tú me abrasas de Matías Piñeiro | Argentina, España, 2024 | 64 min
Vulcanizadora de Joel Potrykus | Estados Unidos, 2024 | 85 min
Whe the Light Breaks de Rúnar Rúnarsson | Islandia, Croacia, Francia, Países Bajos, 2024 | 80 min
SECCIÓN RETUEYOS
El placer es mío de Sacha Amaral | Argentina, Brasil, 2024 | 94 min
Flathead de Jaydon Martin | Australia, 2024 | 89 min
Fogo do vento de Marta Mateus | Portugal, 2024 | 72 min
Itoiz udako sesioak de Ainhoa Andraka, Larraitz Zuazo y Zuri Goikoetxea | España, 2024 | 100 min
January 2 de Zsófia Szilágyi | Hungria, 2024 | 86 min
Luna de Pablo Casanova | España, 2024 | 76 min
Mistress Dispeller de Elizabeth Lo | China, Estados Unidos, 2024 | 94 min
Mother Vera de Alys Tomlinson y Cécile Embleton | Reino Unido, 2024 | 91 min
Peaches Goes Bananas de Marie Losier | Bélgica, Francia, 2024 | 73 min
River Returns de Masakazu Kaneko | Japón, 2024 | 108 min
Yo vi tres luces negras de Santiago Lozano Álvarez | Colombia, México, Alemania, 2024 | 87 min
What Mary didn’t Know de Konstantina Kotzamani | Grecia, 2024 | 54 min