Mari Chordà. Sexualidad e identidad femeninas 

Con un lenguaje propio que explora una sexualidad libre, la obra de Mari Chordà, que ahora se expone en el MACBA de Barcelona, es indisociable de la biografía de esta artista, escritora y activista feminista

Sin pudor, aunque no hay ningún indicio de obscenidad, Mari Chodà (Amposta, Tarragona, 1942) revela su propia sexualidad en su obra. Pionera de su generación a la hora de plantear una sexualidad libre, sus pinturas y poesías hablan de placer, maternidad y relaciones lésbicas. Y todo ello, en una época en la que el Estado, la Iglesia o una moral mal entendida, fomentaban la represión del sexo y el placer. Lo hace guiada por un posicionamiento político que surge en respuesta a la dictadura franquista y continúa articulándose de la mano de las luchas feministas. Más de un centenar de trabajos lo descubren en el MACBA de Barcelona, que repasa su trayectoria completa en la exposición Mari Chordà… y muchas otras cosas. Un recorrido que se extiende desde la década de 1960 hasta la actualidad.

En esta exposición que toma su título del primer poemario de Mari Chodà, fechado en 1976, se incluye una amplia selección de pintura, escultura, obra gráfica, producción literario y documentación sobre su implicación en la lucha feminista. Además, se presentan algunas piezas inéditas, como la instalación Úter/Ou (2017-2024) o el mural Dissoldre’s 2 (1967-2024), que se incorporan a la Colección del museo. Igualmente, se exponen recreaciones de esculturas móviles interactivas producidas para la ocasión. La primera de estas esculturas fue diseñada por Chodà para su hija. Son juguetes con los que crear formas cambiantes. Estas piezas comienza a diseñarlas durante uno de sus periodos más activos, entre 1964 y 1974.

El cuerpo, la sexualidad y el placer

Forjando un lenguaje propio en el que se distinguen influencias pop y psicodélicas, Mari Chodà se desvincula del panorama artístico del momento en España. Sus pinturas abstractas representan fluidos del cuerpo, secreciones y órganos sexuales. Son formas sensuales de colores seductores, con tonalidades planas, no figurativas, que reivindican un erotismo pleno y libre. Del mismo modo, defiende el placer como modelo de subversión. Así, indaga el cuerpo femenino a partir de su propio cuerpo, que le sirve de modelo para pintar o componer poemas. De aquí surge la serie Vagines, en la que comienza a trabajar en 1965. Con todo ello, como otras mujeres de su generación, reivindica, a través de su trabajo, que lo personal es algo político.

Este marco ideológico engloba no solo su obra sino también la vida de Mari Chordà. Pintar, escribir, actuar, posicionarse, organizarse colectivamente o denunciar aquello con lo que no está de acuerdo son para ella urgencias de su actualidad. La reivindicación del deleite, la fruición y la fiesta son para ella espacios de disidencia artística y ruptura con el orden establecido. Entre las actividades y proyectos en los que colaboró encontramos laSal, Bar-biblioteca feminista en Barcelona, un local pensado como lugar de encuentro y de organización colectiva para mujeres. Aquí, podían conversar y apoyarse mutuamente. Como ramificación de este espacio colectivo surgiría más tarde laSal, edicions de les dones, la primera editorial feminista del Estado español centrada en literatura y ensayo escrito por mujeres.
 

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