Invitación de boda | Tradición y ruptura 

• Acerca de
• Últimas entradas

Rosana G. Alonso

Alma mater de SFF. Librepensadora observando las dinámicas sociales y culturales desde una perspectiva feminista que se abre a lxs otrxs

Últimas entradas de Rosana G. Alonso (ver todo)

• Inshallah a Boy | BIFFES 2024 (India) - 6 marzo, 2024
• A Match / Sthal | BIFFES 2024 (India) - 5 marzo, 2024
• Terrestrial Verses | BIFFES 2024 (India) - 3 marzo, 2024

La road movie le sienta espléndidamente a ‘Invitación de boda’, de Annemarie Jacir, para escarbar en las diferencias generacionales, culturales y políticas de un padre e hijo palestinos

Para escenificar el vínculo de tú a tú, pocas decisiones argumentales funcionan tan bien como embarcar a sus protagonistas en una road movie, en donde las distancias se recortan y es muy probable que surja la oportunidad de limar las asperezas que pudiese tener la relación. Cuando además hay un parentesco muy próximo entre los protagonistas del viaje por carretera, es más común que las discrepancias salgan a relucir, como ocurre en El viaje de sus vidas del italiano Paolo Virzi. Si a esta circunstancia añadimos una distancia generacional, cultural y política, en un territorio complejo, hay muchas posibilidades de que el argumento, en lugar de quedarse en la mera aventura del viaje, se enfoque en las diferencias que conforman modos de pensar y de vivir. Esto es precisamente lo que ocurre en Invitación de boda, el tercer largometraje de ficción de la realizadora palestina Annemarie Jacir y el primero de sus trabajos en el que se enfrenta sola al guion, demostrando una madurez y un modo más sosegado que en La sal de este mar, su primer filme, más intrépido, con el que se ganó a la crítica internacional, llegando incluso a estar nominada a los Oscar en la categoría de Mejor Película Extranjera.

Si La sal de este mar enfocaba el conflicto palestino desde una representación abiertamente unidireccional que ofrecía la perspectiva del arrollador personaje femenino interpretado por Suheir Hammad, ahora Jacir trata de explicarlo con más sutileza, sin entrar en el fondo de la cuestión, pero sí en sus pormenores que determinan rupturas. Para ello parte de distintos puntos de vista a los que se enfrentan un padre que vive en Nazaret y su idealista hijo, ejerciendo de arquitecto en Italia, donde se ha integrado perfectamente. El hijo regresa a su hogar para ayudar al padre a entregar las invitaciones de boda de su hermana, como indica la tradición palestina. A partir de aquí comienza el viaje. Un día, por carretera. Una ocasión de reencontrarse y compartir sus modos de ver la realidad.

Invitación de boda es una cinta que busca principalmente el diálogo y el consenso intergeneracional. Aquí brilla especialmente en una escena esplendorosa en la que padre e hijo confrontan sus diferentes enfoques ante los acontecimientos del día a día y otros episodios del pasado. La realizadora no toma posición, se sitúa como una observadora al margen que ve y registra, para dejarle al espectador la responsabilidad de mediar entre los dos intérpretes. La película es liviana, se despoja de todo lo superfluo avanzando sin prisas a un ritmo excelente, pero ello no le impide escarbar en las contradicciones sociales que afloran en todo arbitraje o juicio.
 

Tráiler de Invitación de boda | StyleFeelFree Youtube