Rosana G. Alonso
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Las nuevas reglas del juego propuesto por Yorgos Lanthimos junto a Efthimis Filippou nos llevan en ‘El sacrificio de un ciervo sagrado’ a cuestionar la justicia, al margen de la legal, siguiendo la estructura de una tragedia griega

El sacrificio de un ciervo sagrado | StyleFeelFree
Fotograma de El sacrificio de un ciervo sagrado | StyleFeelFree
SINOPSIS
Un cardiálogo estadounidense (Colin Farrell) que lleva una agradable vida familiar entabla una relación con un adolescente que le arrastrará a un perverso juego, ideado para revertir una maldición que parece haberle echado a su familia. No participar de esta macabra iniciativa, podría significar que la profecía se cumpla en su totalidad. Entrar, en cambio, significaría aceptar un sacrificio.

El juez y el asesino es una película de Bertrand Tavernier de 1975 que poco guarda en común con El sacrificio de un ciervo sagrado. El título de la película francesa, en cambio, nos sirve para presentar la primera pista del último trabajo de Yorgos Lanthimos, ya que en él encontramos las claves para comprender la nueva dialéctica lúdica ideada por el director heleno junto a Efthimis Filippou, con quien ha creado algunos de los mejores guiones de los últimos años, desde que juntos formulasen nuevos universos poblados de reglas, que sirven de metáfora para entender los mecanismos de la realidad.

La siguiente huella para entender el argumento de El sacrificio de un ciervo sagrado la podemos encontrar en la tragedia griega de Eurípides, Ifigenia en Áulide. No voy a relatar el argumento de la obra griega, pero a grandes rasgos versa, como casi todas las leyendas de la mitología, sobre un ajuste de cuentas, en este caso, por el asesinato de un ciervo sagrado. Con estas pautas sobre la mesa, es fácil imaginar que hay al menos un verdugo; y al menos, una víctima. Lo que hace el realizador griego es nuevamente tirar los dados sobre un tapete y ver cómo dan vueltas mientras a su alrededor todo está programado para hipnotizar.

Una mecánica proclive a múltiples variaciones que lleva materializando Lanthimos, variando pautas, desde Canino. Pero no fue hasta Langosta que amplió públicos, simplificando las reglas en escenarios, no obstante, más grandilocuentes y con un actorado internacional. En El sacrificio de un ciervo sagrado vuelve sobre la misma dinámica, repitiendo la participación de Colin Farrell, y probablemente sabiéndose vencedor en una película que no arriesga tanto como en las anteriores, aunque para los que no estén acostumbrados a la cadencia de los diálogos y los riffs verbales, pueda resultarles un tanto inverosímiles algunas secuencias, en las que el sentido de la absurdo no pretende encontrar un lugar donde se descodifiquen sus claves.

A parte de esto, El sacrificio de un ciervo sagrado está resuelto con gran determinación y momentos álgidos incentivados por una música perturbadora introducida en el momento preciso; y el sentido de la brutalidad que sirve de contrapunto a lo normativo en toda la cinematografía de Yorgos Lanthimos. Por otra parte, el director de Alps vuelve a estar en forma para sacar lo mejor de todos los intérpretes entre los que destacaría a Barry Keoghan con su solemne cara de póker, imperioso en su poder ejecutor que acaba siendo víctima de su propio enredo, recordándonos de paso al Paul Dano de Prisioneros, una cinta de Denis Villeneuve con la que comparte una escena muy similar. Si bien, en su conjunto, guarda más parentesco con la forma de filmar del Kubrick en 2001: Odisea en el espacio, especialmente en los recorridos de cámara que muestran seguimientos opresivos incentivados por zooms lentos que consiguen crear la suficiente expectación para que no desesperemos en nuestro anhelo por descubrir a qué presa apuntará el cazador, y si esta presa será suficiente para agasajar a un todopoderoso dios que busca justicia en la venganza o quizás al revés. El destino es aquí un juego de cartas, que resume muy bien algunos aspectos de lo contemporáneo que explican una materialidad opresiva enfocada en los vicios humanos que el cristianismo describió en los siete pecados capitales, algunos de los cuales son muy descriptivos en esta obra. Solo hay que descubrirlos, mientras juzgamos las reglas de un nuevo divertimento pensado para que cuestionemos la posibilidad o imposibilidad de la justicia divina o demoníaca aplicada por jueces que pueden ser asesinos, y asesinos que también pueden hacer de jueces.
 

Tráiler de El sacrificio de un ciervo sagrado | StyleFeelFree Youtube

FICHA TÉCNICA
Título original: The Killing of a Sacred Deer
Duración: 109 minutos
Dirección: Yorgos Lanthimos
Guion: Yorgos Lanthimos y Efthymis Filippou
Fotografía: Thimios Bakatatakis
Diseño de producción: Jade Healy
Dirección artística: Daniel Baker
Vestuario: Nancy Steiner
Montaje: Yorgos Mavropsaridis
Reparto: Colin Farrell, Nicole Kidman, Barry Keoghan, Raffey Cassidy, Sunny Suljic, Alicia Silverstone, Bill Camp
Fecha de estreno España: 01 de diciembre de 2017
FESTIVALES Y PREMIOS
Nominaciones:
Festival de Cannes (2017): Nominada a la Palma de Oro
Ghent International Film Festival (2017): Nominada a Mejor Película
Film Independent Spirit Awards (2018): Nominada a Mejor Actor (Barry Keoghan)
Film Independent Spirit Awards (2018): Nominada a Mejor Fotografía (Thimios Bakatakis)
Premios:
Festival de Cannes (2017): Premio a Mejor Guion
Festival de Sitges (2017): Premio de la Crítica a Mejor Película
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